Este lunes, el Banco Central publicó su Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del segundo semestre. Sin embargo, la entidad dedicó una minuta complementaria al análisis de la crisis social y sus posibles impactos en la estabilidad financiera del país, dado que la edición del IEF dada a conocer hoy fue cerrada pocos días antes iniciadas las protestas ciudadanas.
Así, en el documento de cuatro páginas, el Central expone que "en las dos semanas transcurridas desde el inicio de las protestas, el sistema financiero chileno ha debido ajustarse a las circunstancias para poder seguir operando" y explica que cuando las situaciones de incertidumbre en un país se tornan más persistentes, "su impacto puede ser más significativo y transversal" que sólo la afectación de variables sensibles como los precios de acciones
En ese sentido, el informe enumera cinco canales a través e los cuales ese tipo de situaciones puede transmitirse al sistema financiero: La volatilidad de precios clave, como el tipo de cambio o las tasas de interés; la caída de la actividad y el empleo, que generan dificultades para el pago de compromisos de los distintos agentes, aumentando la morosidad; la vulnerabilidad de sectores con mayor dependencia de fuentes de ingreso variable y alta carga financiera; la destrucción de capital físico; y el cambio en la percepción de riesgo, la preferencia por liquidez y la oferta de crédito.
En cuanto al comportamiento de los mercados en Chile en el análisis hecho a dos semanas del inicio de las protestas, el Central detalla que los sistemas de pago han experimentado disrupciones menores.
En ese sentido, menciona "a los sistemas de pago minoristas, éstos han sido parcialmente afectados por destrucción de sucursales y cajeros automáticos. Sin embargo, los bancos han adoptado medidas para reabrir oficinas y mantener en operaciones la red disponible de cajeros".
En cuanto al sector bancario, "hasta la fecha se ha podido observar que el flujo de colocaciones comerciales y de consumo presentan cierta desaceleración. Respecto de la liquidez de los bancos, el indicador de cobertura de liquidez permite establecer que cuentan con niveles adecuados para el cumplimiento de sus compromisos. En lo que respecta al sector no bancario, aún no se cuenta con información actualizada".
Entre algunas de las respuestas de los mercados financieros nacionales, el Central destacó un aumento de 52 puntos base en las tasas soberanas de largo plazo, una depreciación de 3,8% del peso frente al dólar y una caída de 7,4% del IPSA, donde firmas relacionadas al retail, energía y construcción vieron su capitalización bursátil en dólares disminuida sobre 15%.
Con todo, "la dirección y magnitud de los movimientos de estas variables financieras, refleja que se ha producido un aumento de la percepción de incertidumbre para la economía chilena, y que se reconoce que ha habido un efecto material en sectores importantes de la economía".
Como un ejercicio para cuantificar el impacto que tendría la materialización de escenarios económicos hipotéticos sobre la solvencia de determinados agentes, el Central recalcó que los agente económicos (empresas, hogares y bancos) podrían enfrentar cambios importantes en las principales variables financieras sin comprometer la estabilidad del sistema.
Sin embargo, advierte, "caídas relevantes de la actividad son más complejas de manejar. Por ejemplo, en el caso de los hogares, una depreciación del peso frente al dólar tiene un impacto menor en su salud financiera, debido a la reducida tenencia de deuda en moneda extranjera; sin embargo, un alza en la tasa de desempleo conllevaría una disrupción mayor para las familias".
"Los impactos directos de las manifestaciones y protestas recientes se materializarán a través de menores ventas de las empresas. Esto puede ser especialmente relevante para firmas del sector Comercio, ya que en términos de vulnerabilidad financiera se observaba al cierre del IEF un aumento en sus indicadores de impago.
"Los acontecimientos de la segunda quincena de octubre podrían deteriorar aún más estos indicadores producto de menores ventas, dado que hubo apertura parcial de locales y algunas firmas vieron afectada su capacidad productiva. Esto último también incluye la situación de grandes distribuidores, lo que afectará la demanda a sus proveedores. Lo anterior podría eventualmente afectar los ingresos de los trabajadores", agrega.