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Carabineros gastó 2.300 millones de pesos en bombas lacrimógenas en ocho años

Carabineros ha gastado 2.300 millones de pesos en bombas lacrimógenas en un período de ocho años, entre 2011 y 2018, con una gran parte de las compras siendo realizadas en 2014, primer año del segundo gobierno de Michelle Bachelet.
 
Según consignó La Tercera PM, en 2014 se gastaron 737 mil 196 dólares en 44 mil 951 cartuchos y 126 mil 498 dólares en 4.362 granadas, representando más del 25 por ciento del total del dinero destinado a este fin durante estos ocho años.
 
En total, durante este periodo se compraron 169 mil 841 artefactos, entre cartuchos y granadas, por un monto total de tres millones 389 mil 564 (poco más de 2.306 millones de pesos chilenos).
 
En relación a la distribución y uso por regiones del material, la institución se negó a entregar la información, ya que "estos datos son parte integrante de los planes operativos llevados a cabo por la institución".
 
El organismo aseguró que "se encuentra impedido de entregar cualquier información que permita de alguna forma precisar o inferir cuáles son sus planes de operación, incluyendo todas la materias que contengan, ya que estos tienen por objeto contribuir directamente a mejorar los procedimientos en cada servicio policial que se entrega a la comunidad y que incide en el cumplimiento de la misión institucional".


Cuestionamientos del INDH

El jefe de la Unidad Jurídico-Judicial del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Rodrigo Bustos, comentó que "de acuerdo a las observaciones de manifestaciones que ha hecho el INDH en los últimos años, en la mayoría de ellas se ha utilizado gases lacrimógenos, lo que es preocupante".
 
De acuerdo al personero del INDH el uso de estos elementos "debe ceñirse a situaciones excepcionales que justifiquen evitar alteraciones graves al orden público y debe estar precedida de avisos formales, que den oportunidad a las personas de evacuar la zona sin provocar situaciones de pánico o estampidas".
El profesional también apuntó a "la prohibición internacional de utilizar gases lacrimógenos en espacios cerrados o frente a personas que no tienen una vía disponible de desconcentración o evacuación".
 
La concentración de sustancias en estos artefactos preocupa a Bustos, quien indica que "los riesgos de la exposición a gases lacrimógenos han sido, según varias publicaciones, subestimados y se basan en datos epidemiológicos y mecanicistas humanos insuficientes. Los estudios indican, además, que el agua o la humedad aumentan fuertemente el efecto de las sustancias lacrimógenas".

"En este sentido, las observaciones del INDH registran sistemáticamente el rociado de agua previo a la diseminación del gas lacrimógeno", precisó.