A dos años de promulgada la ley, 14.339 parejas han contraído el vínculo. De ellas, 1.338 han decidido disolver su acuerdo. Un 77% corresponde a personas de distinto sexo.
Casi el 10% de las parejas que ha firmado un AUC ha puesto término a la unión
Desde el 22 de octubre de 2015 comenzaron a con-traerse en todo el país los Acuerdos de Unión Civil (AUC), que permiten a las parejas de distinto o igual sexo regularizar los aspectos jurídicos de su vida en común. Desde su entrada en vigencia hasta el 30 de septiembre de este año, eran 14.339 las uniones llevadas a cabo a nivel nacional y, al parecer, la cifra continúa en alza, pues el 33% de ellas ha sido celebrada solo durante lo que va de 2017.
Según explicó Jorge Álvarez, director nacional (S) del Registro Civil, “se puede advertir un aumento en la celebración de los AUC. Entre octubre y diciembre de 2015 se realizaron más de dos mil; el año pasado, en tanto, subió a 7.259. Mientras que en lo que va de 2017, se han efectuado 4.802 acuerdos en todo el país”.
Si bien Álvarez reconoce que dicha cifra es significativa, sostuvo que el matrimonio civil sigue siendo hoy la principal forma de unión de las parejas. De hecho, hasta el 30 de septiembre de este año se han realizado 46.052 matrimonios, versus los 4.802 AUC. Es decir, estos últimos representan un poco más del 10% de casamientos civiles.
Sin embargo, pese al éxito de la nueva forma de unirse legalmente, los términos de este contrato también son algo inminente. Según datos otorgados por el Registro Civil, hasta fines de septiembre pasado, 1.338 parejas habían decidido poner fin a su AUC, representando un 9,3% del total de uniones en casi dos años (ver infografía). En tanto, los divorcios durante lo que va de 2017 llegaron a 30.947.
Para Juan Enrique Pi, presidente ejecutivo de Fundación Iguales, el balance de estos casi dos años “es absolutamente positivo. Nos alegra mucho que tanto parejas heterosexuales como homosexuales vean en este contrato una posibilidad real de hacer su vida en pareja y de proyectar su familia”.
En tanto, sobre el número de separaciones, Pi sostuvo que “nunca pronosticamos una cifra de qué porcentaje se mantendría y qué porcentaje iba a terminar. Sin embargo, creemos que es parte de la naturaleza humana el reiniciar las relaciones de pareja”.
Además, si bien para Pi el AUC representó un avance muy importante, que dio dignidad y reconocimiento a muchas parejas del mismo sexo, manifestó que “todavía creemos que queda un camino para lograr la igualdad de todas las parejas sin distinción”.
Para la psicóloga especializada en género y diversidad sexual Janet Noseda, el concepto que tiene la sociedad de la unión civil ha ido evolucionando en el tiempo. “Empezó como una alternativa que era vista solamente para las parejas homosexuales, pero después se comenzó a considerar como una alternativa súper viable también para los heterosexuales, especialmente en los más jóvenes”, dijo.
No obstante, sobre la valoración social de la unión, Noseda explicó que “según la Asociación Americana de Psicología, el matrimonio tiene un valor social que es más alto que los acuerdos civiles, pero es porque la sociedad simbólicamente se lo da. Psicológicamente, para las personas es importante casarse, debido a que esto tiene un reconocimiento social”.
Respecto de las características que hacen más atractivo para los jóvenes el AUC versus el matrimonio, Noseda explicó que “el matrimonio es considerado por algunas personas como un ritual muy antiguo, en el que hay tradiciones que no se comparten. Personalmente, hay cosas que no me hacen sentido del matrimonio, como el hecho de que un hombre entregue a una mujer a otro hombre o el vestido blanco que representa la virginidad”.
AUC como oportunidad
Nicolás Torres (32) es abogado. Él y su novia se conocieron mientras realizaban una pasantía en Estados Unidos. Allí nació el amor, pero luego de ocho meses viviendo juntos, ambos debieron volver a sus países de origen: él a Chile y ella a Nepal.
Desde aquella separación pasó un año, donde mantuvieron la relación a distancia. Sin embargo, ya era hora de formalizar, y fue entonces cuando se les ocurrió que firmar un AUC sería la mejor opción.
“Elegimos la unión civil más bien por un tema práctico. Queríamos vivir juntos en Chile y pensamos en esta opción. Por un lado, para hacer más formal la relación, y por otro, para hacer más fácil el tema de que ella obtuviera su visa definitiva”, contó Nicolás.
Pero ¿por qué no optar por el matrimonio?: “Para nosotros eso requería mucho más preparación desde el punto de vista legal. Necesitábamos testigos, una manifestación, es un tema más complejo”, reconoció.
No obstante, para la pareja, el AUC no reemplaza el matrimonio, y tienen planes de casarse a futuro. “Para nosotros tuvo un significado muy importante, porque nuestra relación dejó de ser un pololeo (…). Fue la solución perfecta para hacer todos los trámites legales más rápido. Además, te da los mismos derechos que el matrimonio: puedes pedir la misma visa, te dan los mismos derechos de herencia, de comprar cosas comunes, etc.”, explica Torres.
Vacíos legales
Emma de Ramón (57) y Gigliola di Giammariano (45) se convirtieron en madres hace un poco más de dos semanas. Ambas se unieron civilmente en diciembre de 2015, dos meses después de su aprobación.
“Nosotras habíamos hecho poderes mutuos, teníamos testamentos y podríamos haber hecho una sociedad con responsabilidad limitada, pero esto era distinto. El tema de que el Registro Civil tomara una posición y estuviéramos nosotras en algún registro como pareja, era un acto de dignidad básica, un gesto de igualdad frente al resto de la sociedad”, sostuvo De Ramón.
Sin embargo, pese a la felicidad, hoy se encuentran en una pelea legal, pues solo Gigliola figura como madre de su pequeño hijo Attilio, concebido mediante reproducción asistida. “El gran problema es el tema de la afiliación, porque el reconocimiento que da el AUC para las parejas del mismo sexo es a medias. Por ejemplo, si nosotras nos separáramos y yo quiero darle una pensión de alimentos y visitas sería por mi voluntad, y no porque es el derecho de él como hijo. Nadie pensó que las lesbianas tenemos hijos y primaron los prejuicios. La gente asume que somos seres irresponsables que solo nos dedicamos a pasarlo bien, y no que somos parte de la sociedad como cualquier otro”, sentenció.