Oh I'm just counting

Cientos de personas en el último adiós a Fernanda Maciel

Globos rosados y blancos fueron los encargados de indicar el camino a quienes quisieron ir a darle el último adiós a Fernanda Maciel, la joven con siete meses de embarazo que desapareció el 10 de febrero de 2018, y cuyo cuerpo fue hallado 500 días después en una bodega a pocos metros de su casa en Conchalí.

Decenas de flores adornaron las telas que formaron una especie de carpa en el patio de la casa ubicada en la intersección de las calles Llaima y Puntiagudo, para recibir a quienes con tristeza rezaron en su nombre y escribieron  emotivas condolencias a su familia.

Peluches, coronas y gigantografías, que con palabras nacidas desde el amor despedían a la joven, cuyo caso causó tal conmoción que se convirtió en uno de los más mediáticos del último tiempo.


“Es un caso que impactó a nivel nacional. Primero por lo crudo que fue al tratarse de una mujer embarazada. Y también remueve por las injusticias que se cometieron, y que de alguna forma te demuestra que la justicia no aprende nada“, relató a EL DÍNAMO, Javiera Sánchez, una joven de Recoleta que decidió sin tener ningún tipo de relación con la familia, apoyarlos en el difícil momento.

“En el caso de la Fernanda Maciel se pensó que estaba metida en drogas, que andaba carreteando y muchas otras cosas, en vez de preocuparse de buscarla y de saber qué pasó con ella (…) si se hubiese perdido una mujer embarazada en Vitacura quizás aparecía el mismo día, pero como se perdió acá en Conchalí las cosas son distintas. Eso te remueve, te duele. Duele ver cómo las injusticias están a la orden del día”, reflexionó la joven.

intersección de las calles Llaima y Puntiagudo en Conchalí.

Por Brenda Martínez 19 de Enero de 2020
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Globos rosados y blancos fueron los encargados de indicar el camino a quienes quisieron ir a darle el último adiós a Fernanda Maciel, la joven con siete meses de embarazo que desapareció el 10 de febrero de 2018, y cuyo cuerpo fue hallado 500 días después en una bodega a pocos metros de su casa en Conchalí.

Decenas de flores adornaron las telas que formaron una especie de carpa en el patio de la casa ubicada en la intersección de las calles Llaima y Puntiagudo, para recibir a quienes con tristeza rezaron en su nombre y escribieron  emotivas condolencias a su familia.


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Peluches, coronas y gigantografías, que con palabras nacidas desde el amor despedían a la joven, cuyo caso causó tal conmoción que se convirtió en uno de los más mediáticos del último tiempo.


“Es un caso que impactó a nivel nacional. Primero por lo crudo que fue al tratarse de una mujer embarazada. Y también remueve por las injusticias que se cometieron, y que de alguna forma te demuestra que la justicia no aprende nada“, relató a EL DÍNAMO, Javiera Sánchez, una joven de Recoleta que decidió sin tener ningún tipo de relación con la familia, apoyarlos en el difícil momento.

“En el caso de la Fernanda Maciel se pensó que estaba metida en drogas, que andaba carreteando y muchas otras cosas, en vez de preocuparse de buscarla y de saber qué pasó con ella (…) si se hubiese perdido una mujer embarazada en Vitacura quizás aparecía el mismo día, pero como se perdió acá en Conchalí las cosas son distintas. Eso te remueve, te duele. Duele ver cómo las injusticias están a la orden del día”, reflexionó la joven.

Su opinión no está tan alejada de la realidad, ya que cuando se encendieron las alarmas por el caso de una mujer embarazada que desapareció sin dejar rastro, fueron incontables las teorías que comenzaron a rondar por los matinales y las redes sociales.

Se formularon hipótesis que señalaban que la joven había huido con un amante, que tenía vínculos con peligrosos narcotraficantes, que viajó a Bariloche, Argentina, entre tantas otras teorías que llenaban de incertidumbre y misterio a la investigación.

Se hicieron decenas de peritajes. Se buscó en sitios eriazos, se entrevistó a familiares, amigos, vecinos y a quien tuviese algún vinculo con la joven. Incluso se especuló que la pareja de Maciel y padre de su hija en gestación, Luis Pettersen, estaba involucrado en la desaparición y presunta muerte de “Fer”.

Sin embargo, la realidad era otra. Fernanda no se fue con un amante, no salió de Chile y nunca tuvo problemas con vendedores de drogas. “Fer” estaba a una cuadra de su casa, 70 centímetros bajo tierra, envuelta en un género, cubierta con una capa de cal y cemento.

Multitudinario apoyo
Tras el hallazgo de su cuerpo en junio de 2019, comenzó un largo proceso de pericias para descubrir que fue lo que le ocurrió a Fernanda aquel fatídico sábado de febrero. Situación que atrasó en más de una oportunidad la fecha del velorio de la joven y su hija en gestación, Josefa.

Al mismo tiempo en que se informaba que se habían encontrado los restos de la joven, se detenía a Felipe Rojas, un amigo y vecino de “Fer”, quien figura como el principal sospechoso del crimen y quien trabajaba en la mencionada bodega, donde actualmente se pueden ver los restos de las “velatones” en honor a la joven.


Felipe Rojas fue formalizado y dejado en prisión preventiva en la Cárcel de Alta Seguridad durante el tiempo que dure la investigación

Las personas que pasan por la intersección de Puntiagudo miran con nostalgia la casa de Maciel, algunos se persignan y emiten algunas palabras en voz baja.

Y es que no es extraño el cariño que siente la gente por la familia de la joven. Las peticiones de ayuda, las denuncias por negligencias en la investigación por parte de la Fiscalía y las policías a cargo del caso tocaron a más de alguno, que en la historia de Maciel se vieron reflejados y empatizaron con su dolor.

Es así como cientos de personas, que incluso viajaron desde otras regiones, se han acercado a despedirla, a darle un último adiós.

Tras la entrega del cuerpo, Paola Correa, mamá de Fer, señaló que la joven será cremada. “La he esperado hace dos años y quiero que se quede conmigo en mi casa, donde nadie nunca más le va a poder hacer nada”.