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Cisma en Chile: Obispo Barros y papa Francisco dividen a religiosos y laicos

La visita del papa Francisco se vio fuertemente empañada por las discrepancias que generó la pública participación del obispo de Osorno Juan Barros.
 
Fuertemente cuestionado por su cercanía y eventual complicidad con los abusos cometidos por el párroco Fernando Karadima, Barros estuvo presente en todas las ceremonias religiosas que realizó el sumo pontífice en nuestro país.
 
Las consecuencias de su participación fue una reapertura de los cuestionamientos sobre su nombramiento como responsable religioso de la ciudad de Osorno, de su silencio frente a los abusos de Karadima y a una división al interior del grupo religioso y del mundo laico.
 
¿Dos Iglesias?
 
Públicamente, en el seno de la iglesia católica, muy pocos siquiera comentan la posible responsabilidad de Barros, incluso el papa Francisco lo defendió en su visita a Iquique, diciendo que todo eran “calumnias” y que “no habían pruebas”.
 
Para muchos, estas palabras fueron innecesarias y perturbaron la tranquilidad de la visita papal. Desde distintos sectores las voces surgieron para indicar que no todo era como lo había asegura Francisco y que, antes que colaborar, sus palabras dañaban a las víctimas.
 
 
Alejandro Goic, obispo de Rancagua, aseguro que "es difícil expresar lo que uno siente", en relación a la situación del obispo Barros.
 
Agregó que "personalmente pienso que todo lo que el Papa nos dijo tiene un valor extraordinario, lo que me dejó un sabor doloroso fue que un hermano mío pasó a ocupar un rol protagónico que no me parece bueno", dijo quien fuera obispo de Osorno por casi una década.
 
Sobre el apoyo del pontífice a Barros en su último día en Chile, Goic señaló que "el Papa tendrá sus razones profundas para que él siga como obispo de Osorno, yo respeto esa decisión", indicó.
 
Finalmente comentó que "todos queremos a Juan, es un hermano. Pero creo que hubiese sido prudente que se hubiera restado sabiendo que goza de la confianza del Papa para seguir con la tarea", finalizó.
 
Quien defendió el accionar del papa y la inocencia de Barros fue el cardenal Francisco Javier Errázuriz, quien en una entrevista señaló que "es una polémica inventada y que no tiene fundamento".
 
"El papa ha estudiado todo este asunto y es un convencido de que monseñor Barros no ha cometido ningún delito. Por lo tanto, no lo va a cambiar", dijo enfático Errázuriz.
 
La autoridad eclesiástica también restó importancia a la oposición que despierta el prelado en la agrupación de los Laicos de Osorno. "No protesta la Diócesis, es un pequeño grupo que protesta, pero no es la Diócesis", afirmó.
 
Para Juan Carlos Claret, uno de los voceros de la organización Laicos de Osorno, institución que lidera las demandas contra Barros, la visita del papa Francisco fue al final un error.
 
“Se farreó la oportunidad de hacer cambios concretos, no puede ser que el Papa llegue a Chile, se reúna con los victimarios y trate de mentirosos a las víctimas”, dijo.
 
 
“Cuando el Papa se va del país, ahora hay menos católicos que antes que llegara. Francisco y los organizadores de la visita no pasan la prueba, simplemente cosecharon lo que sembraron”, sostuvo Claret.
 
Recordar que este fin de semana una nueva voz se alzó para criticar el accionar del papa Francisco: el cardenal Sean O’Malley, quien fuera director de la comisión sobre abusos sexuales de la iglesia Católica, se refirió a los comentarios del papa en defensa del obispo Barros.
 
O’Malley dijo que “es entendible que las declaraciones del papa Francisco en Chile fueran una fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual por parte del clero o cualquier otro autor”.
 
“Lo que sí sé es que el papa Francisco reconoce absolutamente las atroces fallas de la iglesia y de sus clérigos que abusaron de niños y el devastador impacto que esos crímenes han tenido en los sobrevivientes y sus seres queridos”, sostuvo el sacerdote.
 
Finalmente, las víctimas del sacerdote Fernando Karadima hablaron sobre las implicancias de la defensa del papa sobre la figura del obispo Barros.
 
“Hay testigos que indican que enviaron al cardenal Fresno, entonces arzobispo de Santiago, una carta ya en los años 80 con denuncias contra Karadima. El secretario personal del cardenal era el obispo Barros y se ocupó de eliminar esta carta”, argumentaron James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo.
 
De este modo, expresaron que “el Papa desaprovechó una gran oportunidad, de escuchar a la comunidad de Osorno y a quienes hemos afirmado que el obispo Barros había encubierto los abusos de Karadima, con pruebas a la vista, como las que durante años hemos entregado. El Papa ha desoído todos estos hechos y nos ha acusado de faltar a la verdad, y de decir calumnias”, atestiguaron.