Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: Los impactos del triunfo de Milei en la política chilena

La élite política chilena siguió con interés los resultados de las elecciones argentinas y fue sorprendida por la amplia victoria del candidato ultraderechista.

Los sectores democráticos tienen la responsabilidad política de leer bien porque 56% del electorado termina votando por la ultraderecha. Estamos frente a una sociedad en especial los menores de 40 años que se cansaron de la corrupción del kirchnerismo, de la inflación del 140%, del aumento de la pobreza, del estancamiento económico, de la inseguridad actual y futura.

Es el fracaso del peronismo, de la política divisoria de la grieta, de los subsidios permanentes, del mal manejo económico expresado en esa tasa de inflación del 140% y además, del error político de tener de candidato presidencial a quién era el responsable de esas altas tasas de inflación.

El mundo democrático chileno en su gestión, debe tener la capacidad  de hacer las cosas bien, tanto a nivel del gobierno nacional o regional o local y re-conectarse con esa ciudadanía desencantada de la democracia, molesta por la corrupción e indignada por el estancamiento económico-social.

Sea en Chile o en Argentina o en cualquier país democrático las malas políticas públicas han generado una desesperanza en la juventud, las familias viven amenazadas por el desempleo, la alta inflación y el aumento de la pobreza; por tanto, el 56% de los argentinos votaron por el hastío ante tanta corrupción y pobreza.

En el caso argentino además los últimos años se ha vivido una tremenda diáspora, separando familias completas, esto es lo más triste y es la cruda realidad que esta viviendo las familias argentinas.

El peronismo, la Cámpora, la familia K son los que tienen que asumir la responsabilidad de este fracaso; pero los sectores democráticos chilenos/as deben trabajar y renovarse para que la democracia funcione, sea capaz de brindarle seguridad a las familias chilenas que viven atemorizadas ante las bandas delictuales, especialmente las de origen extranjero que han traído métodos de mayor violencia, para que haya progreso para todas y todos creando nuevos empleos, que exista educación y salud de calidad para todos/as, que se combata la corrupción y esos desafíos aún no se están logrando en la sociedad chilena.

La crisis educativa de los SLEPS, que en Atacama lleva 70 días y todavía no lo resuelve el ministro de Educación. Esto es revelador de estas fallas de gestión; para que decir en materia de inseguridad y delincuencia.




Si se quiere ganar las elecciones en 2024 y 2025 a la derecha unida a la ultraderecha, se requiere un cambio político importante en el mundo progresista y transitar desde ofertar lo que no se puede realizar, insistiendo en un programa de gobierno que no tiene apoyo social y transitar hacia el camino de hacerse cargo de las actuales demandas ciudadanas que son mayor seguridad, reactivar la economía y derrotar a la corrupción.

Esa lucha debe ser permanente y creíble, debe realizarse en diálogo con las comunidades locales y regionales para que tengan la legitimidad social que muestran los estudios de opinión pública.

Algunos dicen que no se ganan elecciones democráticas postulando bajar la inflación o reactivar la economía -eso será un tema debatible-, pero hay un dato claro que se ratificó ayer es que un gobierno que no controla la inflación, que vive un aumento fuerte de la pobreza lo más seguro que no ganará elecciones como ocurrió este domingo con el peronismo.

Hoy populistas conservadores como Bukele y Milei están ganando elecciones, están sintonizando con las demandas ciudadanas; por tanto, debe reflexionarse e impulsar innovaciones políticas que permitan recuperar el apoyo del electorado chileno como ocurrió en septiembre del 2022 y en mayo pasado.