Esta semana, una noticia me emocionó: los derechos de aguas de los río Baker y Pascua, en Aysén, serán devueltos al Estado por las empresas Enel y Colbún, asociadas hace una década para constituir Centrales Hidroeléctricas de Aysén S.A., conocida como Hidroaysén y cuyo propósito era intervenir ambos cauces, creando cinco centraleshidroeléctricas para transportar energía desde el extremo sur al centro de Chile. Y, eventualmente, exportarla a países vecinos.
Esto no es noticia: Chile recuperó dos ríos en Aysén. Por Luis Mariano Rendón
Fui convocado, como abogado y ecologista, por la comunidad organizada de Aysén. Junto a otros profesionales, técnicos y activistas, escuchamos a los ciudadanos de la región sostener que la producción de energía barata y abundante es prioridad en ese territorio, tan bello como inhóspito. El proyecto ofrecía satisfacer necesidades locales,generar empleo e instalar una industria de enormes proyecciones nacionales e internacionales.Pero –reflexionaban los vecinos- la propuesta implicaba arrasar irreversiblemente el entorno natural. Ypara los habitantesdel extremo sur, la naturaleza es parte de su forma de vida y cultura. Escuché decir a un dirigente:
-“Algo no está bien pensado cuando todo lo que importa es la rentabilidad económica. Conocimos el proyecto y en él, los seres humanos y el territorio son insumos para producir dinero”.
Nos sumamos a las organizaciones. Algunos intentaron la vía del lobby; otros aportaron formas de comunicar y hacer públicas las fallas del proyecto; los abogados acudimos a los tribunales; quienes tenían mejores redes acompañaron presentaciones a las autoridades; hasta que el 2010 partieron las movilizaciones contra la termo eléctrica Barrancones y el 2011 estallaron las manifestaciones contra Hidroaysén. Primero locales, luego nacionales y cuando más de 40.000 personas llegaron marchando a La Moneda, el caso interesó a la prensa internacional.
En diez años, cientos de veces nos sentimos derrotados. Agota el sistema indiferente, la burocracia, las vueltas en el aire de la autoridad política. Finalmente, esta semana la comunidad organizada de Aysén, y quienes acompañamos su lucha,conocimos una declaración de Herman Chadwick, Presidente de ENEL, quien dijo a la prensa:
-“(…)hemos acordado poner término al proyecto HidroAysén (…) los derechos de agua son nuestros, son de lo que era antes Endesa, porque así se constituyó HidroAysén, con un contrato de usufructo sobre esos derechos, y la idea nuestra es devolverlos al Estado”.
Esa simple declaración marca un hito. Es el logro de la organización y perseverancia de una comunidad que eligió proteger su medio ambiente. Y buscar formas de lograr su bienestar en armonía con la naturaleza que habitan. Aysén ganó su batalla.
Los solitarios defensores del río Maipo
En octubre pasado participé de la marcha convocada contra Alto Maipo. Era un domingo, no fuimos más de 200 los que nos juntamos en Plaza Italia y marchamos ante la indiferencia de los transeúntes.
En esa marcha me pregunté: “¿Cómo hacer para que los santiaguinos entiendan que Alto Maipo no es un problema de la gente que vive cerca del río? ¿Cómo comunicar que Alto Maipo atenta contra la vertiente de la que bebe Santiago? ¿Qué las aguas del Maipo riegan las hortalizas que aún se cultivan en la región metropolitana y regulan el clima, protegiéndonos del cambio climático? ”.
Escribo esta columna no solo para saludar el triunfo de la comunidad organizada de Aysén. Invito a aprender de ella.
Dos apuntes para cerrar esta reflexión: este mes Chile recuperó dos ríos sin combatir ninguna guerra, y sabemos que el agua será el petróleo del fin de siglo. No vi esa noticia en ninguna portada, ni se discutió el tema energético en el debate presidencial. A propósito de portadas: en lo más álgido de la pelea en Aysén, la prensa auguraba que sin Hidroaysen, la falta de energía destruiría al país. Y que la forma de producir energía más barata y limpia es la hidroeléctrica. Hoy y tras introducir en la matriz energética plantas de energía solar, nuestra producción energética no tiene déficit. Y bajaron los precios.
Las causas ambientales están en el centro de la redefinición política hacia la cual avanza el mundo. Y como tienen que ver con el aire que respiramos, el agua que bebemos y el planeta que compartimos, conviene estar al tanto de ellas.