Con más de media hora de diferencia, llegaron hoy a la Universidad Adolfo Ibáñez los empresarios Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, a cumplir con las clases de ética que forman parte de la condena a la que fueron sentenciados por cometer delitos tributarios en el Caso Penta.
El inicio del programa académico personalizado por el que optó Gendarmería está fijado para las 9.30 horas, y dura hasta las 12.30. Pero Délano optó por llegar casi una hora antes de la hora fijada, cerca de las 8.40 de la mañana. “Buenos días”, fue lo único que dijo, sin contestar consultas de la prensa.
Al ingresar, se instaló -solo- en la sala dispuesta para la primera clase, con un cuaderno, un libro y un café, a esperar la hora de inicio. El mismo Délano, además, ya había ido a la UAI a pagar, personalmente, los $30 millones que cuesta el curso, y que deben cancelar él y el otro condenado.
Poco después, un grupo de estudiantes de pregrado, que se identificaron además como integrantes del Frente Estudiantil de Revolución Democrática, se instaló en el acceso de la sede universitaria a protestar.
“Te parece bien? Te parece bien que estos ladrones vengan a aprender? Ellos quedaron en la impunidad”, es parte de los cánticos que han entonado durante la mañana. “Cárcel para los pobres, clases de ética para los poderosos”, se lee en un lienzo que desplegaron.
“Esta manifestación es una crítica al sistema de justicia”, expresaron los jóvenes.
Carlos Eugenio Lavín, en tanto, llegó a Presidente Errázuriz a las 9.09 por un acceso lateral, sin decir nada.
Los empresarios fueron sentenciados a cuatro años de presidio, con el beneficio de libertad vigilada intensiva y además se les condenó a pagar una multa de $ 857 millones para cada uno, que corresponde al 50% del valor de los tributos eludidos, y también a realizar las citadas clases.