El 7 de abril recordamos los 130 años del primer nacimiento de Gabriela Mistral. Fue tan especial que nació tres veces: la primera, como Lucila Godoy Alcayaga, en Vicuña, Región de Coquimbo, el 7 de abril de l889; la segunda, en Santiago, un 12 de diciembre de 1914, cuando se devela que la ganadora de los juegos florales de ese año se llama Gabriela Mistral, nombre de arcángel y apellido de viento, que provenían de dos poetas que ella admiraba, que le permitieron cubrir su timidez de Lucila y mostraban en todo su esplendor el amor, la pena y la pasión de una veintiañera que había perdido también el amor del joven que quería. Su tercer nacimiento se produjo en Italia, en Santa Margarita, en donde, siguiendo el ejemplo del santo poeta de Asís, ingresa a la Tercera Orden Franciscana, cuyo hábito la acompaña al inicio de su sueño mortal.
Gabriela fue una niña humilde, como tantos niños de ayer y de hoy; conoció el amor por su madre y su padre, peros sintió la ausencia física de éste. El sufrimiento de su madre y el de tantas otras mujeres, ella lo empapa en una de sus obras: "Los ojos de mi madre, la boca de mi madre, se llenó de salmuera, la tarde sollozante que miraron irse por la senda a mi padre, sin que volviera, para mirarme, su semblante."
Gabriela fue maestra, diplomática, periodista, hija, madre adoptiva, hermana, comadre, discípula y guía espiritual y política. Incluso tenía un don profético, a lo menos respecto del futuro político de Pedro Aguirre Cerda y de Eduardo Frei Montalva, a quienes pronosticaba que serían --como efectivamente ocurrió-- Presidentes de Chile.
El premio nobel
El 10 de diciembre de 1945 Gabriela Mistral recibía el Premio Nobel de Literatura. El momento era más especial que nunca. Recién terminaba la horrible guerra que desangró a buena parte del mundo. Suecia también había sido invadida, y por ello se abrió un paréntesis en la concesión de tan preciada distinción, que abarcó de 1940 a 1944.
En 1945, por consiguiente, se otorgaron simultáneamente el Premio de 1944, al novelista danés Johannes V. Jensen, y el de aquel año, a nuestra poetisa. La iniciativa surgió en Ecuador en 1939 y el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda, la acoge con agrado y la impulsa. Ordena traducir las obras de Gabriela y editarlas de manera completa. Se busca a un hombre de lujo para prologarlas y se escoge a un espíritu fino, presentado incluso por su patria como postulante a un premio de la misma envergadura que el Nobel: Paul Valéry. Sin embargo, nuestra Gabriela no quería que un espíritu tan fino como el del intelectual francés prologara su obra.
Ella decía que tenía por él "la más cabal y subida admiración en cuanto a su capacidad intelectual y a una fineza tan extremada que quizás nadie posea en Europa, es decir, en el mundo.". Y agregaba más adelante: "Las razas existen y, además de eso, hay los temperamentos opuestos. Yo soy una primitiva, una hija del país de ayer, una mestiza y cien cosas más que están al margen de Paul Valéry.". Además, señalaba que Valéry no hablaba bien el español, por lo que no conocía adecuadamente la creación de que era autora.
Pero el galardón le fue otorgado y en 1945 una mujer chilena, hija de un profesor rural y de una campesina, escuchara decir, ante la realeza de la tradición y del intelecto, que era "un símbolo del idealismo del mundo latinoamericano". Con la sencillez que la caracterizaba, Gabriela Mistral, nacida en el hermoso valle del Elqui, respondía: "Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajadores de su cultura.". Reconociéndose "hija de la Democracia Chilena", afirmaba: "Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa." Finalizó su discurso expresando: "Chile guardará la generosidad vuestra entre sus memorias más puras".
"La cultura", decía Gabriela en 1939, "es la que aumenta la entraña del alma, que nazca desde las raíces mismas del ser, y que desde ellas riegue lo corporal y lo invisible y ennoblezca nuestros institutos, que hace germinar un humanismo cristiano de América, en el cual Grecia sea bautizada más de verdad que en el Renacimiento.". Ella no creía que la cultura se agotara en la mera formación intelectual-utilitaria "que distribuya a los jóvenes profesiones y oficios que los ponga a hacer ciudades opulentas, que les cree un repertorio de placeres nobles o mediocres y que les deje el alma bárbara o vacía, endurecida o vacante, al lado de su categoría mental o de su pericia manual.".
La religión
Gabriela Mistral declaraba que después de años de duda había anclado en el catolicismo. "Devoraba yo el budismo a grandes sorbos;" decía, "lo aspiraba con la misma avidez que el viento en mi montaña andina de esos años.". Y continuaba: "pero al regresar después de semanas de dieta budista a mi vieja Biblia de tapas resobadas, yo tenía que reconocer que en ella estaba, no más que en ella, el suelo seguro de mis pies de mujer.".
Discipula de Jacques Maritain
El 24 de diciembre de 1945, a pocos días de haber recibido el máximo galardón literario, declaraba en Estocolmo a la Agencia France Presse: "Fue Jacques Maritain el que ejerció sobre mí especialmente una gran influencia por el sentido que él da al cristianismo. Fui budista durante 20 años, pero retomé el catolicismo por los libros de Bergson y, sobre todo, por Maritain." Este gran filósofo francés enseñaba que el católico debe "pensar a cada instante, bajo la luz de la eternidad, el mundo que pasa y cambia.". "La tarea intelectual del católico es una tarea difícil, tan difícil como importante. Como hombre está en el tiempo y sometido a todas las vicisitudes del devenir; como miembro del Cuerpo Místico de Cristo, está ligado a la eternidad”.
Gabriela y Maritain consolidaron una hermosa relación de maestro a discípula, vínculo que ella extendió a los líderes de la Falange y a sus familias, especialmente a Eduardo Frei Montalva y a Radomiro Tomic. Además de sus reflexiones periódicas con ellos, el primero fue su abogado personal y el segundo su compadre, ya que se convirtió en madrina de Gabriel, hijo de Olaya y Radomiro, demostrando un cariño que por largos años había desarrollado con los padres de Olaya Errázuriz de Tomic en el exterior.t
Una luchadora por los derechos de la mujer
Gabriela fue muy activa promotora y defensora de diversas causas. El voto femenino era exigido por ella en las columnas de "El Mercurio", en 1928. Cuando prologaba un libro a Eduardo Frei Montalva, escribía: "Falta en su libro la visión de esta mujer que tiene capacidad para decidir sobre su destino". A otro de sus grandes amigos, el Presidente Pedro Aguirre Cerda, también le reclamaba que los políticos chilenos no le dieran a la mujer la importancia que tenía. Su actitud de respeto no debilitaba su visión crítica hacia ambos extremos de la política.
Hablando de las mujeres de América, decía que sabían "que la paz de los pueblos no es un bien que dora a los otros bienes como hace la luz con los otros cuerpos, sino que es la condición virtual de cualquier grado de progreso, modesto o espléndido, que los pueblos busquen. La mujer nuestra sabe que la solución pacífica de los conflictos nacionales es una jornada que cuenta mucho más en el destino americano que cualquier logro económico y ventaja política. Porque la paz se vuelve la manifestación más evidente de eso que llamamos una "cultura", y sólo cuando los pueblos la viven largamente, hasta que ella se les torna un hábito a secas, o sea el blando resbalar de la costumbre, sólo entonces, las demás expresiones de cultura arriban, naturalmente, como sobreviene el día y gira el ruedo de las estaciones.". "Creemos todavía", decía en La Habana, en enero de 1939, "en las fórmulas cristianas como válidas, frescas e intactas para un vivir terrestre.".
"Creemos que un "nuevo humanismo", especiado de agudas especies jesu-cristianas porque, en cuanto a cultura, no seremos capaces de realizar cosa mayor de lo que trajo Grecia y en cuanto a inspiración sobrenatural, estamos ciertos también de que el cristianismo no ha sido alcanzado por sus competidores ni será sobrepasado en su perfección ciega como el sol.
"Pero nosotras, mujeres de una América" --decía de esta América-- "a medio poblar, de este continente a media jornada, repudiamos todo programa que no consulte una corrección corajuda de la miseria que mancha nuestro suelo. Necesitamos ver que el campo americano sale del abandono en que ha vivido y es incorporado a la cultura de las ciudades. Deseamos que el propio bienestar no nos avergüence al subir el sol cada mañana, por existir lado a lado con la desesperación de las masas.
"Todo esto queremos las mujeres de América," --señalaba-- "lo mismo las tradicionalistas, entre las que me cuento, que las revolucionarias, lo mismo la roja que la blanca o que la fluctuante, que no acierta aún con lo que desea, lo mismo la creyente que la atea.
"Y siendo madres y hermanas del hombre, que, al igual del fruto bronceado a la intemperie, no maduró nunca sin libertad y no tiene honra sin ella, pedimos clima de libertad y sal de libertad para este mundo. Y hacemos este alegato empecinado de la libertad, porque antes de que ningún jacobinismo la pregonase nuestra fe nos enseñó un concepto cargado de terrible misterio: el de que Dios creó al hombre libre y le regaló la virtud tremenda de escoger, fiándose a sus potencias después de dárselas divinas. Y de esta ley, que es el punto de arranque del cristianismo, de este pacto entre Dios y el hombre, no podemos salir sin satirizarnos o sin volvernos pavesa de muerte o polvo de humillación infinita."
En el Chile de hoy su palabra puede orientar en la cultura; en el estímulo a la labor intelectual; para acentuar nuestra vocación de trabajo, a fin de poner término a la miseria; para fortalecer el respeto y la paz. Con cuánta razón don Bernardino Piñera, ese hombre de Dios, nos dice: "La mirada de los poetas es doblemente penetrante. Perfora el espacio y atraviesa el tiempo. Los poetas ven lo que nosotros no vemos y nos conocen mejor que lo que nosotros mismos nos conocemos. "Ven las raíces como ven las ramas o las flores y se mueven en el futuro como si fuera un pasado cercano."
En momentos como los actuales, se necesita un rol más activo de los artistas, escritores y poetas. Ya vimos el gran aporte de esa gran figura que es Raúl Zurita, remeciendo conciencias con gran éxito para enfrentar palabras de hostilidad y odiosidad. Ah, cuanto mejoraría nuestra lucha contra las injusticias de las AFP, las Isapres, la corrupción, si esas voces se escucharan sobre estos temas, interpelando a los liderazgos que no escuchan el clamor de justicia de la mayoría abusada.
En la residencia terrena de los restos de Gabriela Mistral, en Montegrande, hermoso paraje de la Región de Coquimbo, hay una lápida en que se lee la frase: "El artista es a su pueblo lo que el alma para el cuerpo.". Cuando el individualismo nos convierte en mercaderías y los principales líderes civiles, religiosos y militares se olvidan del alma, la interacción entre artistas y ciudadanos honestos nos puede ayudar a reencontrar el alma que nos hace sentir como un pueblo respetado y digno.
Hay dolor en la sociedad chilena actual, por horrores del pasado reciente y por los abusos del presente. ¿Será, quizás, el dolor lo que nos hace fuertes? Alone escribió: "No cantan los poetas como quieren, cuando quieren, ni aun siquiera lo que ellos mismos quieren. "El dolor constituye para muchos un imperativo: cala más hondo que el placer y resulta más fácil pintarlo. La alegría empareja los rostros: el sufrimiento graba en ellos la huella del carácter. Los que han conocido el dolor saben apreciar mejor las alegrías, pero los que optan por ser constructores de esperanza y no profetas de desastres, ayudan a superar el dolor y construir sociedades más justas.
Poco antes de morir, Gabriela Mistral recibió la visita de su amigo Jacques Maritain. En el "hasta pronto" amistoso de 1957, quizás, los dos recordaron los versos de "Éxtasis":
"Cristo, bájame los párpados
pon en la boca escarcha
que están de sobra ya todas las horas
y fueron dichas todas las palabras.".
Mientras ella está muda y quieta, su prosa, sus versos y sus sentimientos van por el mundo cantando los secretos de aquella alma entregada y fiel.
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