Foto: el exnuncio apostólico, Carlo Maria Vigano y el Papa Francisco
“En este momento trágico que está atravesando la Iglesia en varios lugares del mundo: Estados Unidos, Chile, Honduras, Australia, etc., la responsabilidad de los obispos es serísima”. Así se inicia la carta de 11 páginas dada a conocer el sábado por el arzobispo y exnuncio apostólico, Carlo Maria Vigano, en la que acusa al Papa Francisco de encubrir abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia.
Mientras el Pontífice pedía perdón a las víctimas de abusos sexuales en el último día de su visita a Irlanda, se hizo pública la misiva publicada de Vigano en sitios católicos conservadores de Estados Unidos. Precisamente, el arzobispo forma parte del ala conservadora que está en pugna con el sector liderado por Francisco.
En el documento sostiene que el Vaticano sabía hace 18 años de las acusaciones de abuso contra seminaristas por parte del cardenal estadounidense Theodore McCarrick y que el mismo Vigano se lo dijo directamente al Papa Francisco tras asumir en 2013.
Además de las graves acusaciones que hace por casos ocurridos al interior de la iglesia estadounidense, en la carta señala que en Honduras, el Papa está “protegiendo a (cardenal hondureño Oscar) Rodríguez Maradiaga” y compara ese caso con lo ocurrido con el obispo Juan Barros y los cardenales Francisco Errázuriz y Ricardo Ezzati en Chile. También sostiene que Honduras será el próximo país en el que estallen los escándalos por abusos por parte de la iglesia, tal como en Chile.
“En Honduras está a punto de repetirse un escándalo de dimensiones descomunales como el de Chile. El Papa defiende a ultranza a su hombre, el cardenal Rodríguez Maradiaga, como había hecho en Chile con el obispo Juan de la Cruz Barros, que él mismo había nombrado obispo de Osorno, en contra de la opinión de los obispos chilenos. Primero insultó a las víctimas de los abusos; después, cuando se vio obligado debido al clamor de los medios de comunicación y a la revuelta de las víctimas y los fieles chilenos, reconoció su error y pidió perdón, aunque afirmando que había sido mal informado, provocando así una situación desastrosa en la Iglesia del país, pero protegiendo aún a dos cardenales chilenos, (Francisco) Errázuriz y (Ricardo) Ezzati”, sostiene la carta.