Oh I'm just counting

Hija chilena adoptada por Paul Schäfer murió en Alemania a los 55 años. Tenía cáncer

La imagen de una joven chilena con trenzas negras, con un marcado acento alemán, quedó registrada en la prensa. hija que cuidó del pedófilo Paul Schäferen el momento de su detención en Argentina, en 2005.

Fue uno de los pocos visitantes que tuvo en prisión, y más tarde, en 2010, siempre fiel, lo acompañó en su funeral. Era Rebeca Schäfer, la hija adoptiva del líder y fundador de Colonia Dignidad.

Hace unos meses se supo entre los pobladores que la mujer de 55 años, tenía cáncer del sistema digestivo.

La chilena e hija adoptiva de Paul Schäfer murió el miércoles en el sur de Alemania, donde vivía desde 2017.

La última vez que los medios la contactaron fue cuando, a principios de 2020, fue encontrada por el periodista argentino, Daniel Otero, quien esperaba convencerla de dar una entrevista para la serie documental “Los supervivientes. Colonia Dignidad”, dirigida por Rosario Cervio, y exhibida por Amazon Prime.

Otero llegó a su apartamento, en un pequeño pueblo cerca de Nuremberg, donde vivía con el excolono, Pedro Schmidt.

“Llegó manejando, era muy pequeña y ágil. Parecían un matrimonio corriente, sonrientes, descargando bolsas de la compra del coche, en un barrio corriente”, cuenta a DW.

Al presentarse, Rebeca se puso tensa, como un niño asustado, recuerda Otero: “No accedieron a ser entrevistados. La que más se opuso fue Rebeca”.

“Hasta cierto punto, ella era la persona más cercana a Schäfer, con la ventaja añadida de que había todo un misterio a su alrededor. Hay gente en el barrio que habla muy mal de ella, que tiene muy malos recuerdos”, dice la periodista.

Adopción fraudulenta

Nació en 1967 y fue registraba como Rebeca del Carmen Valenzuela Soto. Hay diferentes versiones sobre su llegada a la colonia.

Una es que su madre habría muerto y que su padre la habría llevado, a las pocas semanas de vida, al cuidado de la vecina comunidad de inmigrantes alemanes que se había asentado en 1961 en un campo cerca de Parral, unos 400 kilómetros al sur de Santiago.

También se dice que sus padres la internaron en el hospital de la colonia a los siete años por desnutrición, y que luego les impidieron verla.

Según datos del libro. “Der Fall Colonia Dignidad” (El caso Colonia Dignidad), del investigador Jan Stehle, de los 21 chilenos (15 niños y cinco niñas) adoptados en las décadas de 1960 a 1980, Rebeca fue la única entregada a un solo hombre.

Fueron procesos fraudulentos, realizados mediante engaño o en contra de la voluntad de los padres, varios de ellos analfabetos y vulnerables.

En la práctica se trataba de apropiación de niños. La adopción de Rebeca, registrada en 1975, habría sido parte de la fachada de labor caritativa que montó Schäfer.

Stehle, investigador de Centro de Investigación y Documentación Chile-América Latina (FDCL), señala a DW que “Cuando Schäfer quiso regularizar la adopción en la embajada alemana, la diplomacia pudo haber investigado más a fondo, ya que era un hombre buscado por la fiscalía de Bonn desde 1961 hasta 1974 por abuso infantil”.

El politólogo observa que “este caso simboliza la situación de los menores chilenos apropiados: las autoridades alemanas y chilenas tenían mucha información, pero no investigaron. Hasta el día de hoy han sido el eslabón más bajo de la jerarquía y no ha habido mecanismos para ayudarlos”.

Privilegios y fidelidad de la hija adoptiva Paul Schäfer

Al igual que los demás niños del enclave, Rebeca creció en el sistema de casas separadas para hombres y mujeres, bajo el cuidado de un “tía”.

La hija del pedófilo no tenía una relación cercana con Pablo Schafer, pero tenía algo de liderazgo y algunos privilegios, como no hacer trabajos pesados. Tocaba el violín, cantaba en el coro y encabezaba el grupo de Chicas Falken (Halcones).

En el libro “Last uns reden” Eva Laube, que pertenecía al grupo de Rebeca, la describe como competitiva, agresiva y abusiva.

“Si rompía algo, te culpaban a ti, así que tuve que mentir para sacarla del apuro. Honestamente, vivía bajo un miedo constante”, dice en el libro de Heike Rittel.

Sin embargo, Rebeca nunca llegó a ocupar un lugar de poder en la jerarquía de la colonia, reservado a los hombres.

Su papel principal era el de cuidadora de su padre, ya anciano, en la clandestinidad.

“Tenía un fanatismo extremo. La transformaron en un espejo de quienes ejercían el poder en la secta”, dice a DW Hernán Fernández, abogado de víctimas de Colonia Dignidad.

“Hasta el final fue fiel a Schäfer, no reconoció los crímenes que cometió. Y ella fue la única adoptada que no se reunió con su familia”, dijo a DW un excolono, que no quiso ser identificado.

Al menos dos familias de la zona cercana intentaron contactarla para verificar si era la hija desaparecida, pero ella nunca quiso investigar esa posibilidad.

Cabos sueltos y disculpas

Su caso también muestra la falta de investigación sobre temas patrimoniales en la ex colonia.

Rebeca viajó con el médico de la colonia, Hartmut Hopp, a las islas Saint Kitts y Nevis, en el Caribe, donde compró una casa y presentó pasaportes falsos, de apellido Berger, para ella y su padre.

“No hay precedente de que algún ente policial haya investigado qué pasó con ese inmueble. El acuerdo establecido por Chile y Alemania para investigar el patrimonio no se ha cumplido”, alerta a Stehle.

En la clandestinidad, junto a Schäfer también se encontraba, entre otros, Peter Schmidt, con quien compartió su vida desde entonces.

Hijo de Herman Schmidt, quien era el presidente formal de la colonia, compró las propiedades donde se escondían en Argentina.

Tras la detención del líder, regresaron a Chile.

Rebeca había sido absuelta por la Corte Suprema de una condena en primera instancia por complicidad, pero Pedro fue condenado y siguió arraigado.

Una vez logrado esto, viajaron a Alemania, hace unos seis años.

En este país recibió capacitación en temas de nutrición natural y vitaminas, y brindó asesoría nutricional, también a algunos ex pobladores, en Alemania y Chile.

Entre los pobladores se cuenta que recientemente le pidieron que tomara posición sobre los hechos del pasado. En enero Rebeca habría enviado un mensaje a las mujeres de su grupo, disculpándose por la forma en que los habría tratado.