mediante un comunicado dirigido a los feligreses de su diócesis, el obispo de Talca, Mons. Horacio Valenzuela Abarca, señala que "Junto a mis hermanos obispos, en nuestra reciente Asamblea Plenaria, hemos recibido con dolor y con mucha esperanza, la carta que nos ha enviado el Papa Francisco, 'sabiendo que las dificultades presentes también son ocasión para restablecer las confianzas'”, dice.
También asegura que se pone en manos del Papa, para lo que este resuelva: "Quiero reafirmar mi profunda adhesión y disponibilidad al Vicario de Cristo, y acoger en la fe y en su integridad lo que ha expresado en la carta que nos ha enviado; haré todo lo que esté de mi parte, en colaboración con él, para ayudar a 'restablecer la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia'”, señala
El prelado se pone "en las manos del Señor como el que pide perdón por sus propios errores, suplico la asistencia del Espíritu Santo para aportar al discernimiento al que nos ha invitado el Santo Padre. Así, como él mismo nos ha dicho, 'las medidas que a corto, mediano y largo plazo' se tomarán, beneficien especialmente a las víctimas y también a nuestra iglesia diocesana y nacional".
Asegura sentir “dolor y vergüenza” por lo que "le ha causado al Papa y a la Iglesia de Cristo nuestra situación de pecado y de mal, y cuyo acompañamiento ha resultado, a todas luces, muy insuficiente".
Valenzuela es uno de los cuestionados obispos del círculo de hierro de Karadima y a quien las víctimas del pedófilo sacerdote, acusan de encubrirlo. Él mismo obispo valenzuela ha sido objeto de cuestionamientos, entre ellos el de un ex sacerdote, Rafael Villena, quien informó publicamente que había renunciado al sacerdociodado el “hostigamiento” que había vivido por parte de Monseñor Valenzuela, la ausencia de juicio justo y la invitación a autoculparse ante una acusación que una persona adulta habría hecho en contra del padre Villena, culpándolo de abusos de poder y de actos de contenido sexual.