La Federación Nacional de Trabajadores de Cementerios Municipalizados calificó como "complicada" la decisión de la autoridad hacer una excepción en las cuarentenas respecto de estos recintos para el domingo 10 de mayo, en que se celebra del "día de la madre".
"No debiera abrirse los cementerios, es un alto riesgo el que se corre", dijo en Una Nueva Mañana en Cooperativa el presidente de la gremial, Luis Yévenes.
El dirigente recordó que casi todos los cementerios municipales -traspasados desde Salud en 1982, por la dictadura- llevan semanas cerrados al público, y sólo se realizan trámites y funerales, con medidas sanitarias al ingreso de los deudos.
Sin embargo -agregó- este control que realizan los guardias es poco factible de extender a todo el lugar, por las aglomeraciones que se generan en las 2 fechas con más visitas: 1 de noviembre y día de la madre
"En lo posible que no vayan, por la seguridad de ellos y por la seguridad de todos. Si el virus no lo paramos luego... es triste ver cómo entra una carroza sin gente, el puro cajón, porque los familiares no pueden ir, por cuarentena. Eso es lo que hay que evitar, que la gente no pase por ese dolor, por ese sufriente", dijo.
Además, el dirigente explicó que "los protocolos solamente llegan hasta la entrada del cementerio", cada recinto toma medidas de forma independiente.
Yévenes, también secretario del Sindicato del Cementerio General, dependiente de la comuna de Recoleta, criticó que no exista una uniformidad de criterios frente a las necrópolis y relató que en su caso, cuando comenzó a extenderse el coronavirus "no había mascarillas y tuvimos que comprar 80 mascarillas para los trabajadores".
"Con el alcalde (Daniel Jadue) no tenemos relación directa, solamente con el director del Cementerio General, que es un cargo de confianza, que el alcalde lo pone como jefe. Nos ha costado mucho que nos reciba, no conversa mucho con los gremios ni con las asociaciones", relató.
Para el representante de los trabajadores, esta falta de diálogo y políticas generales también se refleja en los llamados "funerales de alto riesgo", cuando barristas o narcotraficantes "se toman el cementerio, con balazos".
"Hay funcionarios amenazados con pistolas, porque no quieren que todavía lo sepulten; funcionarios que han tenido que salir arrancando, dejando el cajón ahí. Los carabineros llegan hasta la puerta del cementerio, de ahí para adentro se hacen cargo los funcionarios, los guardias", relató.