Oh I'm just counting

Un Debate para Aprehender. Por Luciano Valle Acevedo. Licenciado Ciencia Política

En sus primeros encuentros, luego de las elecciones de noviembre y diciembre   los partidos políticos que han formado parte de la Nueva Mayoría han iniciado los primeros esfuerzos pararegistrar y analizar los antecedentes  y variables que contribuyan a identificar y explicar las causas de los negativos resultados obtenidos. 
 
En línea con lo anterior se han acordado, en el marco de las respectivas institucionalidades, la convocatoria a Conferencias, Congresos u otras instancias con el objeto de sancionar orgánicamente los resultados a que arriben los debates y, consecuentemente, las propuestas que a partir de ellos se deriven.
 
Constituye sin dudas una tarea y una responsabilidad insoslayable. La profundidad y complejidad que supone analizar las causas de una derrota exige, entre otras cosas,  una actitud que evite las tentaciones a las explicaciones fáciles, pueriles y sobre todo precipitadas que redunden además en propuestas carentes de substancia.  Los hechos sociales y políticos, justamente por su complejidad y dinamismo requieren de un mínimo tiempo histórico paraser observados en perspectiva y distinguir los síntomas externos de lasrelaciones causales subyacentes a los procesos que se analizan.
 
Paradojalmente la trascendencia y complejidad de la tarea supone, antes que urgencia de resultados inmediatos, un proceso de reflexión tranquila, que involucre y comprometa al máximo de actores posibles en las distintas escalas, planos y niveles de las organizaciones políticas.
 
El asumir la tarea como un procesoimplicaque se requiere tiempos, espacios y dinámicas pertinentes para abordar en profundidad los aspectos más esenciales de las realidades políticas objeto de observación.  Implica también explicitar que no se trata deproducir unaespecie de eventosque terminan reducidos a expresiones formales, que no superan los niveles de la apariencia o la banal intención de impactos declarativos. Una idea de tal naturaleza  aparecería más bien asociada a la imagen de la “democracia espectáculo” que a instancias destinadas a la materialización de momentos fundamentales del quehacer político.
 
Los procesos de debate y búsqueda de respuestas y claridades deben constituirse en espacios amplios de participación y deliberación.Y ello porque importa la búsqueda de horizontes de sentidos y definiciones estratégicas y no un mero plan o listado de medidas para la acción inmediata.Un proceso de estas características supera por lejos a la idea de un “encuentro de unos cuantos profesionales” y expertos.  Ello sería más bien una caricatura. Y no por la participación de profesionales que ciertamente tienen mucho que aportar, sino por el sentido reduccionista y discriminatorio que tal noción contiene.
 
Es necesario dejar atrás modos de hacer tecnocráticos que han hecho daño a la relación entre ciudadanía y política y trae reminiscencias del despotismo ilustrado que alude ala ausencia generalizada del pueblo en el conjunto del sistema de decisiones. Este tema esde la máxima relevancia en referencia a las relaciones internas en los partidos políticos.
 
Un proceso participativo, deliberativo e integrador tendrá que afrontar y examinar las expresiones de conservadurismo que inhibe los aspectos más esenciales de la teoría crítica e impide desarrollar el instrumental analítico que nos permita, a modo de ejemplo, una mayor capacidad para aprehender de fenómenos que incorporan nuevas modalidades de la organización del trabajo y la producción, así como formas diversas de propiedad y gestión.
 
En el mismo plano existe una generalizada constatación de que la investigación científica y sus resultados en términos de conocimiento constituyen crecientemente componentes fundamentales de los procesos de creación y recreación de valor y en general de las condiciones materiales de existencia de las sociedades.De modo inverso, en términos generales no existe, sin embargo, el suficiente aprendizaje acerca de los impactos de estas relaciones y términos de la economía  en los planos de la sociología y la política.
 
Un proceso sólido y macizo, de reflexión y análisis, requiere una agenda de contenidos igualmente sólida y sugerente y debe por tanto incorporar materias, entre otras, como las señaladas y estar abierto para acoger las diversas inquietudes temáticas que surgen desde las militancias y que en ningún caso se agotan en los solos círculos dirigentes y/o supuestamente ilustrados. 
 
El análisis de lo acaecido en política supone, junto con identificar y asumir los errores, el aprendizaje para acumular saberes y capacidades para elevar la calidad de las propuestas con vistas al futuro. Es una obligación de la política y particularmente de los partidos abordar la dimensión prospectiva asumiendo que el futuro no está dado, que no estamos fatalmente predeterminados, sino que se construye, con ideas fuerzas, principios, valores y propuestas cuya materialización requieren de la participación de grandes mayorías.