En las 133 sesiones que se celebraron durante el primer periodo legislativo, entre marzo de 2018 y enero de este año, la diputada humanista Pamela Jiles, nunca pidió la palabra.
Según un análisis realizado por La Tercera respecto a cada sesión, la parlamentaria del Frente Amplio fue la única legisladora que no realizó intervenciones durante las discusiones en sala.
Ampliamente difundido fue el momento en que la voz de Jiles se escuchó al interior del hemiciclo, cuando el 19 de abril pasado, la diputada se levantó de su puesto, visiblemente molesta, para increpar al entonces diputado UDI, Ignacio Urrutia, quien había calificado a presos políticos como “terroristas con aguinaldo”. Pero pese a la polémica desatada, la discusión no formó parte del debate en sala, ni quedó registrado como una intervención legislativa.
La diputada por la Florida y Puente Alto no ha hablado nunca en el hemiciclo, pero existen otros que lo han hecho por una sola vez -el RN Jorge Durán y la presidenta de la Cámara de Diputados, Maya Fernández (PS). El también RN Diego Paulsen suma dos intervenciones en total: una para decir una broma y otra para pedir permiso para ausentarse sin goce de sueldo. Asimismo, el UDI, Joaquín Lavín, figura con tres discursos, dos para leer informes de comisiones y otro para argumentar su votación.
El silencio de estos diputados contrasta con la participación que Marcelo Díaz (PS) y Alejandra Sepúlveda (FRVS) han protagonizado en medio de las discusiones parlamentarias, liderando el número de intervenciones en sala, con 146 y 132 respectivamente.
La diputada Jiles asegura que su silencio al interior del hemiciclo tiene una razón. Según explica, ella habla a través de sus acciones. “Atravesar el hemiciclo a paso decidido y zamarrear a quién acaba de ofender a las víctimas de tortura es elocuente”, explica la diputada. “Como Rosa de Luxemburgo (feminista polaca) yo hablo a través de la acción política. No me interesa hablarle a las elites sino a mis ‘sinmonea’ que, aseguro, me escuchan claramente”.