Carlos Larraín, extimonel de Renovación Nacional, exsenador, exconcejal y exalcalde, decidió ponerse en la retaguardia política luego de varios años de protagonismo.

 

Para muchos, fue uno de los arquitectos del triunfo de la derecha en la elección de 2009 (el otro es Hernán Larraín, extimonel de la UDI). Por lo mismo, es palabra autorizada para decir lo que piensa y siente.

 

Lo último fue su rechazo hacia una de las propuestas que establece el candidato a La Moneda de Chile Vamos, Sebastián Piñera, respecto a la reelección automática del primer mandatario y a la entrega de más facultades exclusivas y atribuciones para el Presidente de la República.

 

En diálogo con Cambio21, el abogado insistió en sus dichos, aunque en su opinión no se trata de críticas “en contra de nadie”. Cosas de don Carlos.

 

 

 

- A ver, primero, no he estudiado (el programa) a fondo, porque son muchas páginas (194). A mí me consultaron específicamente sobre el punto de la reeligibilidad… que no me gusta. Encierra un impulso en potencia hacia gobiernos demagógicos. Y la demagogia es la peor de las toxinas del aparato político. No es un punto dirigido contra nadie. Es simplemente una cosa antigua de mi parte, una convicción temprana, esto de no creer en la reeligibilidad. No creo que sea de beneficio para el sistema político. Sí creo también que se debe redefinir la reeligibilidad de los parlamentarios y de los alcaldes.

 

- No, no, si esto es un asunto sumamente técnico y muy opinable. La cosa da para todo. Sí creo que puede ser bueno alargar en un año el período presidencial. Pero eso es distinto que pensar en la reeligibilidad. Te doy un ejemplo: yo no me imagino cómo estaríamos de atravesados si hubiera habido un período más largo de doña Michelle Bachelet y, además, con una reelección potencial. Habríamos estado en serios problemas.

 

- Pero si esto lo tengo dicho ya. Además que la tinta no se borra. Así es que lo pienso lealmente. No está dirigido contra Piñera por lo demás. En el proyecto se habla de una reeligibilidad futura y no referida al período inmediatamente siguiente, de ahora. No beneficiaría a Sebastián Piñera. Eso quedó establecido.

 

- Pero eso fue por otras razones. A la UDI le pareció mal, dado que tenía mucho predicamento en el gobierno de Sebastián Piñera. También recuerdo que era una cuestión de criterio. Yo admito que el asunto de proporcionalizar el sistema binominal y de crear una especie de área de protección en torno al Presidente de la República, con la idea de crear un ministro del Interior potenciado, era algo discutible. Son temas jurídico-políticos que permiten discrepancia.

 

 

- Bueno, es una lástima que haya tanta abstención. Sobre eso se han escrito ríos de palabras, ¿no? Yo habría preferido una intervención mayor, pero me permito recordar que la noche de la elección de Michelle Bachelet algunas personas empezaron a invocar que los resultados de Michelle Bachelet no tenían legitimidad, porque hubo mucha abstención. Y yo dije, creo que a las 9 o 10 de la noche, que doña Michelle Bachelet ha sido elegida por una mayoría en el universo de votos existentes. Ella es Presidenta y el país necesita una autoridad indiscutida. Por lo tanto, los que estén especulando con esto de perforar la presidencia de Piñera con el asunto de que poca gente votó, deberían andarse con más cuidado porque no se puede afectar la legitimidad de las elecciones por una cierta abstención. No está bien eso.

 

- ¡Eso deslinda con la amenaza, pueh! Si se quiere usar eso como un arete para perforar la futura presidencia de Sebastián Piñera, a mí me parece mal. Es una equivocación. Los que estén planteando eso tendrían que pensarlo mejor. Por lo demás, creo que el movimiento teóricamente espontáneo de protestas callejeras ha perdido mucho impulso desde el momento en que el Frente Amplio fue a la primaria y logró tener a su candidata, con lo que ahora posee una forma jurídica-política. No necesita ir a la calle a tirar piedras, digamos. Han aceptado la acción política regular.

 

 

- Ya se ha jugado bastante con eso, pero con engaños por lo demás. Aquí lo que vale la pena es salvar el sistema de pensiones. Las AFP constituyen un mecanismo de administración que, dicho sea al pasar, ha sido muy rentable para el fondo de pensiones. Lo que está en juego no es tanto el sistema de administración, sino que el sistema de capitalización individual. Y el sistema de capitalización individual le molesta a la izquierda, porque a la izquierda no le gusta que haya gente que sea dueña de nada. Y a través del fondo de pensiones, que casi equivale a un Producto Geográfico Bruto (PGB), Pedro, Juan y Diego, o sea todos los chilenos, incluyéndote a ti y a mí, somos dueños de una fracción de muchas cosas, sobre todo de créditos contra el fisco. Esto porque los fondos de pensiones se invierten en una buena proporción en préstamos al fisco, pero con intereses eso sí, como también en la Bolsa de Valores. Al subirles los impuestos a las sociedades anónimas, el gobierno de Michelle Bachelet afectó el rendimiento de los fondos de pensiones… pero eso es harina de otro costal.

 

- Yo lo único que espero es que no haya demagogia en torno al sistema de pensiones.