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Carlos Larraín, vicepresidente de RN: “El partido hizo un esfuerzo grande y tiene que ser recompensado en el futuro gobierno”

Comenta de entrada que quedó “contento” con la visita del Papa Francisco. El vicepresidente de RN, Carlos Larraín, ha estado activo durante esta semana y ha seguido con atención los pasos del presidente electo, Sebastián Piñera. Con un tono de voz acelerado, el otrora presidente de RN advierte que espera que en el futuro gabinete haya personas que no “acaten a la primera”, para que haya más discusión interna, a diferencia de la primera administración de Piñera. Larraín, además, recalca que el rol de su partido debe ser destacado a la hora de designar los cargos de la primera línea.
 
El Papa estuvo en Chile y pidió perdón por víctimas de abuso. ¿Qué rescata de la visita?
 
Mucho contentamiento: vino a reventar la copucha tóxica en que a ratos se convierte la vida chilena por influencia de lo que el Papa llamó “profetas de las desventuras”. Ahora, entonces, tenemos que aprovechar este impulso y tratar de que entre todos vivamos más contentos.
 
El Papa, por protocolo, no se reunió con el presidente electo. ¿Hubiese sido conveniente una cita?
 
Habría sido útil que se reunieran porque, como bien dijo Sebastián, los consejos ayudan, y el presidente Piñera está en un trance nada de fácil.
 
Con respecto al gabinete, el presidente electo criticó las listas que entregaron los partidos políticos como insumo. Usted afirmó que espera que no se repita el escenario del 2010, donde Piñera escogió más técnicos que políticos. ¿Existe ese riesgo?
 
Creo que no. El primer gabinete del gobierno pasado estaba compuesto sobre todo por académicos y personas conectadas con las empresas. Y me parece que en este trance la faceta política va a ser aún más acentuada. Viene más pesada la mano. Por lo tanto, creo muy útil que el presidente esté haciendo sondeos, preguntando y sopesando muy bien su decisión. No hay tampoco apuro en nombrar al gabinete. Porque en el momento en que asome la nariz le van a empezar a escarbar a Pedro, Juan y Diego para tratar de disminuirlos.
 
¿Está bien el tiempo que se ha tomado hasta ahora?
 
Por mí lo llevaría hasta el fin de las vacaciones, pero yo no soy el encargado, eso es más que evidente.
 
Usted fue uno de los más críticos durante el primer gobierno de Sebastián Piñera. ¿Qué espera ahora de este segundo mandato?
 
Yo fui crítico para tratar de ayudar, nunca lo fui por el objeto tonto de aparecer siempre en disonancia, eso es muy aburrido. ¿Qué espero ahora de este segundo mandato? Que el gabinete tenga muchas figuras capaces de hacer aportes personales y entre esos aportes está, de pronto, decir que no a lo que parece muy de cajón, según los criterios propiamente económicos. Es decir, el presidente Piñera debe exponerse a que haya un poco de discusión interna.
 
¿Que no le digan que sí a todo?
 
Espero que no sean todas personas que acaten a la primera, tiene que haber discusión porque el proceso político es muy complicado, tiene infinitas facetas. Recuerdo muy claramente el episodio del alza de tarifas en Magallanes, cuando casi me da un infarto. Pero no conseguí nada, porque ahí estaban los guardianes del templo del modelo hipermercadista completamente neutro. Y no se podía hacer nada.
 
¿O sea, que haya menos yes, man?
 
Eso es una maldad, porque yes, man es peyorativo. Gente de buena fe que ayude mucho, eso necesitamos.
 
¿Se refiere a alguien en particular del gabinete del primer gobierno?
 
Yo hablo en términos generales. Había gente muy valiosa individualmente, que pudieron llevar adelante, por ejemplo, la labor de reconstrucción que absorbió al gobierno de Sebastián Piñera.
 
¿Qué errores no se pueden volver a cometer?
 
El error central consistió, a mi juicio, en que había sectores importantes dentro del gobierno, sobre todo concentrados en la UDI, que tenían que proteger sin flexibilidad alguna el modelo. Muchas veces sin medir los efectos sociales y culturales del modelo, que había sido y sigue siendo exitoso para la generación de bienes. Pero que, ciertamente, no nos ha ayudado en el flanco social y cultural.
 
¿Cómo está su relación con Piñera?
 
Correcta como siempre. No hay que buscar afinidades afectivas, hay que ver si acaso trabaja honradamente por el bien del país. Y él (Piñera) lo hace, y eso a mí me basta y me sobra.
 
Esta semana se reunió con Andrés Chadwick para hablar de nombres para el gabinete. Más allá de lo que mencionó, ¿cómo debería ser éste?
 
Ya lo he dicho: debe tener una carga personal, no solo de eficacia sino de modulación, gente que sea capaz de jugar no solo con una carta sino que jueguen con la baraja completa, que aumenten el registro, la modulación de las políticas que se van a conducir. Eso no es música, es destreza y es una diferencia en el enfoque original. No todo es la economía y sus consecuencias.
 
¿Le importa si se repiten algunos nombres del primer gobierno?
 
No, no me importa para nada. Al contrario, se aprende en el ejercicio del poder.
 
¿En qué ministerio debería haber personas de RN?
 
No es indispensable que porten carnet, sí lo es que conjuguen la idea de que el hombre es el hecho primordial de la cultura y que trabajen para los demás. Interior, Defensa, Justicia, Desarrollo Social, Cultura, Ministerio de la Mujer y la Familia son los ministerios que producen bienes absolutos, que abarcan a todo el mundo sin aplicar un divisor, son los ministerios que producen bienes más amplios y que llegan más lejos en la vida del país.
 
¿Cree que el presidente pueda nombrar a un RN en Interior? Andrés Chadwick suena como la carta más segura.
 
A mí me parece muy bien Andrés Chadwick, porque el Presidente de la República necesita gente en quien confíe y él ha dado muestras de ductilidad política.
 
¿Qué rol debería jugar RN en el futuro gobierno, teniendo en cuenta que son la bancada más grande?
 
La bancada tiene que ayudar en la gobernabilidad, tiene que estar muy asociada en esta idea de que el Presidente de la República va a conducir el país en una época difícil y eso tiene que condicionar toda su actividad. Me refiero a los parlamentarios.
 
Pero en lo concreto, cuál debe ser el rol que juegue RN en el futuro gobierno. En algún momento la UDI planteó que quería “ser el corazón”.
 
Está muy bien, el cuerpo tiene distintos órganos, se puede ser la cabeza, el corazón, las manos. La anatomía no es mi fuerte, aunque es una porción importante de la realidad.
 
¿No es relevante el rol?
 
Es muy relevante el rol de RN, lo fue en la campaña, ayudó y mucho. RN hizo un esfuerzo grande y eso debe ser recompensado en el futuro gobierno. Hizo un esfuerzo por elegir un buen número de parlamentarios, lo cual es básico para el éxito del gobierno y eso tiene que ser tomado en cuenta.
 
¿En qué sentido?
 
En parte con las designaciones, desde la primera línea y luego más abajo y en regiones. Porque hemos hecho un esfuerzo serio como partido. Eso hay que reconocerlo.
 
¿Cuáles serán los grandes desafíos que tendrá que enfrentar Piñera?
 
Lo principal que deberá enfrentar el gobierno de Sebastián Piñera se da en el plano cultural y social. Chile tiene graves problemas, cómo decirte, que van mucho más allá de las estadísticas. Retroceso poblacional, baja en la tasa de nupcialidad, 75% de divorcios, 73% de los niños son extramatrimoniales, tenemos el mismo número de presos cumpliendo condena que Francia. De repente nos conformamos con que se meta más gente a la cárcel (…). En los últimos cuatro años se ha duplicado el consumo de drogas. La letanía es larga y, claro, hay que reconocer las limitaciones que tiene la política para influir en la vida cultural y social. Existen esas limitaciones pero no nos eximen de procurar revertir esta tendencia disolvente a la cual el Papa también aludió. Porque todo esto se cubre, además, con un escepticismo universal.
 
¿Cuál debe ser la prioridad del gobierno?
 
Lo primero es asegurar la gobernabilidad, para lo cual el presidente Piñera está desplegando sus capacidades y las de su equipo próximo a fin de interesar a más gente en este esfuerzo de sustentar un gobierno. Eso es la primera obligación con el país y con todos sus habitantes.
 
¿Y las prioridades legislativas?
 
Bueno, hay mucho que trae inercia. Todos los asuntos de la educación. A lo que se refiere la educación como compatibilizar la gratuidad -de la cual yo he sido partidario- con la libertad de enseñanza, que está seriamente puesta en cuestión por quienes quieren remedar ciertos esquemas totalitarios. El presidente Piñera se ha mostrado a favor de la gratuidad técnico-profesional, lo cual es elemental. Porque ante la gratuidad en la educación universitaria los estudios técnico-profesionales, lo que este país más necesita, están perdiendo impulso. Ya solo el tema educacional es un tremendo asunto. En seguida va a venir, en marco más general, el asunto constitucional, lo cual daría como para escribir un tomo.
 
Usted ya mencionó que está a favor del 90% de la gratuidad . Chile Vamos no tiene mayoría en el Congreso y el diputado y futuro senador Felipe Kast dijo que estaba en contra. ¿Cree que eso va a ser un problema?
 
Tendrá que fundamentar mejor su postura. Felipe Kast tiene que aceptar que la focalización del gasto, que es su apoyo teórico, tiene que verse un poco afectado si acaso queremos que no se afecte al conjunto de la vida del país. Porque la gratuidad en la educación, así escalonada, como está siendo planteada, ya está incorporada en la mentalidad. Y estar contra eso me parece que es estéril. La cosa es hacerlo bien y separar la gratuidad del exceso de intervención estatal en la educación libre.
 
¿Que Kast tenga una postura distinta a la del presidente electo, genera un problema en la coalición?
 
Él tiene diferencias con el presidente Piñera. Especialmente en lo que hace referencia al matrimonio homosexual y la Ley de Identidad de Género. Lo ha dicho ya expresamente Felipe.
 
Pero esos son temas valóricos. Ahí Piñera entregó libertad de acción…
 
Los temas valóricos no son simplemente “calóricos”, son muy centrales. Felipe tiene que aceptar que estas cosas que afectan la vida cultural son más importantes que los factores económicos. Aunque él piense distinto, va a tener que engranar con lo que piensa la mayoría de Chile Vamos y el Presidente de la República. Ceder un poquito por aquí, un poquito por allá.
 
O sea, ¿debería ceder no solo en el tema de educación técnico-profesional sino también en los temas valóricos?
 
Va tener que ir combinando, como todo en la vida política. El propio Presidente de la República va a tener que incorporar gente de otras mentalidades para ser un gobierno eficaz. Esa es la vida real, lo demás solo se da en el espejo cuando se es joven. De viejo ya el espejo te hace advertencias terribles.
 
¿Debe ceder entonces?
 
Yo te he dicho. Él va a tener que revisar mucha de sus posiciones para poder andar en sintonía con la mayoría que ha contribuido en elegir a Sebastián Piñera.
 
Más allá de la figura de Felipe Kast, ¿el rol que juegue Evópoli, que ahora que tiene seis diputados y dos senadores podría traer problemas en la coalición si es que no se ordenan?
 
Creo que eso es impensable, porque han formado parte de Chile Vamos desde los inicios, y en muchos sentidos han sido subsidiados por la figura del Presidente de la República, empezando por Felipe Kast que lo hizo ministro en su primer gobierno.
 
Respecto al aborto en tres causales, ¿cree que debe modificarse?
 
La ley está concebida como para ser mucho más amplia de lo que los titulares insinúan, tendrán que administrarse con mucho cuidado. Y, ciertamente, no es un asunto que puede quedar entregado a las autoridades administrativas, que según leí ya mandaron a comprar unas camionetas que tienen unos sistemas de ecografía para llevar la propuesta del aborto hasta el último rincón del país. Mientras tanto no hay médicos especialistas en Porvenir y me consta. Entonces, ojo con la ley, que como está concebida es mala y muy dañina para el futuro de Chile.
 
Entonces, ¿debería modificarse?
 
Ahí se lo dejo al presidente. Pero por lo menos no quede entregada a su gestión a las autoridades administrativas, porque eso sería letal.
 
Usted fue uno de los impulsores, cuando fue presidente de RN, de llegar a acuerdos con la DC. En la situación actual que atraviesa el partido, ¿es más viable lograr acuerdos?
 
Creo que es incluso un poco más difícil. Pero también hay que computar que la DC ha pasado por una experiencia terrible, cual es que por un capricho de Michelle Bachelet se incorporó al PC a la antigua Concertación y eso simplemente desdibujó ese partido histórico y muy central en la política de Chile desde 1950. Entonces, confío yo que ahí haya mucha gente que puede contribuir en el gobierno de Sebastián Piñera.
 
En ese sentido, hace algunas semanas usted dijo que Piñera debería mostrar una señal clara a la DC para que estén dispuestos a sumarse a su gobierno. ¿Cuál debe ser esa señal?
 
Preguntando al que se tiene al frente cuáles son sus objetivos. Lo que usted quisiera ver que ocurra, lo que usted quisiera aparecer impulsando. El gobierno ya se sabe lo que quiere: quiere gobernabilidad, quiere poder dirigir el país, porque el país con el puro vuelo no se puede ir. Entre otras cosas, porque hay por ahí unos encargados de las vías que le están poniendo piedras en los rieles. Esa es la manera de hacer un contrato de gobernabilidad, ver lo que cada parte pide y procesarlo, ver cuánto es realizable. Lo que acaba de hacer Ángela Merkel en Alemania, por ejemplo.
 
¿Ayudaría en el gobierno incorporar personas que hoy son ex DC?
 
A mí me encantaría verlos, pero creo que ellos tienen que conservar una individualidad política para lograr ser la cabeza de playa de los que han dejado de votar por la DC. Eso sería una gran ayuda para el sistema, no solo para el gobierno. Pero si eso es viable, no lo sé. Doña Mariana Aylwin dijo que no quisiera que se repita una designación individual, que no represente una corriente completa. Ella ha dicho que esto tiene que ser parte de un acuerdo más amplio y yo en eso coincido con ella en un 120%.