En ese sentido, Peña recordó que esta es una situación no muy distinta a la de ME-O, Rossi o Ena von Baer, "de quienes Piñera presume estar en las antípodas"
Carlos Peña le da en el suelo a Piñera por financiamiento de SQM
El rector de la UDP, Carlos Peña, comentó la investigación que impulsa el Ministerio Público sobre el presunto pago irregular por parte de SQM a la campaña de 2009 de Sebastián Piñera.
En una columna publicada en El Mercurio, sostuvo que a diferencia de otros candidatos el ex mandatario "podía distinguirse por no por carecer de problemas en la relación entre dinero y política, sino por la índole de los problemas que en ese ámbito tenía".
"Su problema era ser demasiado rico, tanto que casi cualquier paso que diera, para allá o para acá, lo hacía incurrir en conflictos de interés. Su problema no eran los vínculos inconfesables, sino su fortuna. Esa fortuna lo hizo tropezar muchas veces; pero ningún tropiezo lo dañó. Y es que la gente atribuía su conducta a pecado de concupiscencia, no a vínculos impresentables. Al deseo de ganar, no al sometimiento tácito con que tarde o temprano (es cosa de leer a Mauss) se pagan las dádivas", prosigió.
Sin embargo, "desde ayer eso podría cambiar", advirtió Peña.
"Según se supo (los motivos de esa revelación oportuna son un misterio), la originalidad que él poseía, consistente en que sus defectos provenían no de su dependencia de otros, sino de su riqueza; no de la menesterosidad que obliga a inclinarse, sino de la ambición que hace olvidar los detalles, no era tal. Porque resulta que ahora, y si ha de creérseles a los datos de la fiscalía, se sabe que él, Sebastián Piñera, un hombre rico como el que más, para quien cinco millones de pesos son menos que nada, dejó que SQM, la empresa cuyo controlador era Ponce Lerou, le pagara parte de los gastos de campaña", indicó el rector.
A juicio del columnista, es difícil imaginar una escena "más explosiva y con un contenido simbólico más feo que ese".
En ese sentido, recordó que esta es una situación no muy distinta a la de ME-O, Rossi o Ena von Baer, "de quienes Piñera presume estar en las antípodas".
Entonces, Carlos Peña arremetió con más fuerza contra Piñera: "En su caso resulta aún más feo porque él alcanzó la presidencia gracias, en parte, a esa ayuda que al parecer no se limitó a cinco millones de pesos (una información de CIPER publicada ayer detecta proveedores de su campaña pagados por SQM en sumas que ascienden a más de cien millones)".
"Lo relevante es que la candidatura de Piñera estuvo también infectada con el dinero de Ponce Lerou y que alguien que manejaba las finanzas de su campaña, a quien el candidato conocía y en quien confiaba, supo que este último contribuía a financiarla . En otras palabras, lo relevante es que en las narices de Piñera rondaba SQM. Y suponer que él no lo olió sería ofender su bien ganado prestigio de sabueso", disparó el rector.
"Sí, es cierto, una situación similar puede reprochársele a Michelle Bachelet, cuya campaña, a través de Asesoría y Negocios, también fue financiada por SQM y su controlador, Ponce Lerou; pero lo grave para Sebastián Piñera es que, hasta ahora, él había logrado eludir esa forma tácita de servidumbre. Lo suyo era concupiscencia, anhelos de ganar, espíritu competitivo, descuido por falta de empatía, tropiezos de innovador, inteligencia que por ver la meta descuidaba los detalles, ansia novelesca de competir en todo y ganar en todo, hiperkinesia efervescente, empujones de ganador; pero no dádivas de SQM y apariencia de servidumbre hacia Ponce Lerou. Eso sí que no. Eso quedaba para los otros, más pobres, más torpes, más jóvenes. No para él, rico, astuto, experimentado. Esa imagen es la que hoy amenaza con quedar dañada. La marca Piñera nada menos", concluyó.
En una columna publicada en El Mercurio, sostuvo que a diferencia de otros candidatos el ex mandatario "podía distinguirse por no por carecer de problemas en la relación entre dinero y política, sino por la índole de los problemas que en ese ámbito tenía".
"Su problema era ser demasiado rico, tanto que casi cualquier paso que diera, para allá o para acá, lo hacía incurrir en conflictos de interés. Su problema no eran los vínculos inconfesables, sino su fortuna. Esa fortuna lo hizo tropezar muchas veces; pero ningún tropiezo lo dañó. Y es que la gente atribuía su conducta a pecado de concupiscencia, no a vínculos impresentables. Al deseo de ganar, no al sometimiento tácito con que tarde o temprano (es cosa de leer a Mauss) se pagan las dádivas", prosigió.
Sin embargo, "desde ayer eso podría cambiar", advirtió Peña.
"Según se supo (los motivos de esa revelación oportuna son un misterio), la originalidad que él poseía, consistente en que sus defectos provenían no de su dependencia de otros, sino de su riqueza; no de la menesterosidad que obliga a inclinarse, sino de la ambición que hace olvidar los detalles, no era tal. Porque resulta que ahora, y si ha de creérseles a los datos de la fiscalía, se sabe que él, Sebastián Piñera, un hombre rico como el que más, para quien cinco millones de pesos son menos que nada, dejó que SQM, la empresa cuyo controlador era Ponce Lerou, le pagara parte de los gastos de campaña", indicó el rector.
A juicio del columnista, es difícil imaginar una escena "más explosiva y con un contenido simbólico más feo que ese".
En ese sentido, recordó que esta es una situación no muy distinta a la de ME-O, Rossi o Ena von Baer, "de quienes Piñera presume estar en las antípodas".
Entonces, Carlos Peña arremetió con más fuerza contra Piñera: "En su caso resulta aún más feo porque él alcanzó la presidencia gracias, en parte, a esa ayuda que al parecer no se limitó a cinco millones de pesos (una información de CIPER publicada ayer detecta proveedores de su campaña pagados por SQM en sumas que ascienden a más de cien millones)".
"Lo relevante es que la candidatura de Piñera estuvo también infectada con el dinero de Ponce Lerou y que alguien que manejaba las finanzas de su campaña, a quien el candidato conocía y en quien confiaba, supo que este último contribuía a financiarla . En otras palabras, lo relevante es que en las narices de Piñera rondaba SQM. Y suponer que él no lo olió sería ofender su bien ganado prestigio de sabueso", disparó el rector.
"Sí, es cierto, una situación similar puede reprochársele a Michelle Bachelet, cuya campaña, a través de Asesoría y Negocios, también fue financiada por SQM y su controlador, Ponce Lerou; pero lo grave para Sebastián Piñera es que, hasta ahora, él había logrado eludir esa forma tácita de servidumbre. Lo suyo era concupiscencia, anhelos de ganar, espíritu competitivo, descuido por falta de empatía, tropiezos de innovador, inteligencia que por ver la meta descuidaba los detalles, ansia novelesca de competir en todo y ganar en todo, hiperkinesia efervescente, empujones de ganador; pero no dádivas de SQM y apariencia de servidumbre hacia Ponce Lerou. Eso sí que no. Eso quedaba para los otros, más pobres, más torpes, más jóvenes. No para él, rico, astuto, experimentado. Esa imagen es la que hoy amenaza con quedar dañada. La marca Piñera nada menos", concluyó.