No hay peor forma de falsificar la historia -y a sus protagonistas- que alterar su significado. Es lo que ha hecho el Presidente Piñera -falsificar la historia- al celebrar con la derecha el plebiscito de hace 30 años, afirma en su columna dominical en El Mercurio el rector de la Universidad Diego Portales Carlos Peñas.
En parte de su escrito explica:
"Se trata de una falsificación porque lo que el Presidente Piñera elude recordar, la verdad que calla, y al callar disfraza y falsifica, es que la derecha, la misma en la que se emboscan aquellos a los que en su primer mandato llamó "cómplices pasivos", no quería, por múltiples razones que entonces sentían sinceras, recuperar la democracia, no deseaba alcanzar lo que ahora en La Moneda celebraba. Al contrario, la derecha quería continuar la dictadura, solo que travestida en un raro régimen político que daba el poder a Pinochet por otros ocho años. Incluso hubo quienes se habían atrevido a inicios de los ochenta, sin ningún pudor intelectual o político -como el exministro Carlos Cáceres y Pedro Ibáñez-, a sugerir limitar el sufragio universal porque, argüía Cáceres, la regla de la mayoría servía tanto al marxismo como a la democracia liberal.
"No todos en la derecha llegaban a esos extremos; pero todos apoyaban el Sí.
"La opción Sí significaba que Pinochet continuaría gobernando otros ocho años; que la Junta Militar retendría la función legislativa por casi un año más; que la competencia política excluiría a los partidos de orientación marxista; que la impunidad estaría del todo garantizada y el debate público limitado.
"¿En qué sentido puede entonces afirmarse que tanto quienes votaron Sí, como quienes lo hicieron por el No, participaron de la recuperación de la democracia?
"En ninguno, salvo que se falsifique la historia (y quienes participaron de ella se falsifiquen a sí mismos)."