Por Equipo Cambio21
Luego de la segunda vuelta presidencial que le dio la victoria a Sebastián Piñera frente a Alejandro Guillier, lo único certero es que la Nueva Mayoría tal como la conocemos hoy, PR-PS-PPD-PC-MAS-IC por un lado y la DC por el otro, se terminará junto al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet el próximo 11 de marzo de 2018.
La frase la dijo el presidente del Senado, Andrés Zaldívar (DC), y hasta ahora nadie se animó a rechazarla. Ante esta realidad, la pregunta que brota espontánea es la siguiente: ¿se reconstruye o se destruye la centroizquierda?
Los partidos ya están proponiendo ideas y estrechando lazos de cara a los próximos procesos políticos y electorales, siendo el primero la administración de Piñera que se inicia en menos de tres meses. Después la elección municipal del año 2020 y posteriormente los comicios presidenciales y parlamentarios de 2021.
Plan A: volver al arcoíris
En la Democracia Cristiana, tras la derrota de Guillier, insisten en que una de las causas fue la “izquierdización” de la campaña del senador y el descuido del centro político, lo que traducido en votos se volcó en apoyos decisivos hacia Piñera.
Por lo mismo, en diversos sectores de la falange (“guatones”, “colorines” y “progresismo con progreso”) plantean recrear la unión entre el centro y la socialdemocracia que caracterizó la formación de la Concertación en los años 80, lo cual incluye alejarse del Partido Comunista y del Frente Amplio.
Sin embargo, los grupos más afines a la izquierda de la DC, los “chascones” y la “disidencia”, proponen terminar con el “camino propio” que a su juicio atentó contra una mejor suerte de Guillier, por lo que llaman a formar una alianza de centroizquierda “sin disimulos y sin matices”.
El entuerto se resolverá, de acuerdo a lo determinado en la sesión del pasado lunes del Consejo Nacional, en una instancia superior después de marzo. Antes, la Junta Nacional que se realizará a fines de enero, debe convocar a un congreso ideológico para intentar resolver las diferencias.
El planteamiento de volver a lo que fuera el arcoíris es respaldado por grupos del “laguismo” y los sectores moderados del PPD, el PS y el PR.
Ejemplos: el senador electo del PS José Miguel Insulza quiere que se acaben las concesiones al Frente Amplio y el diputado PPD Daniel Farcas habla de una “alianza socialdemócrata con una barrera a partidos populistas como el PC y el FA”.
Plan B: coalición en torno a metas
En el PC se oponen a terminar con una alianza para formar otra, más allá de la cercanía que puedan tener con el Frente Amplio y los anticuerpos que se visualizan en la DC.
Por tal motivo, tras una reunión que sostuvieron los principales dirigentes del partido, se llegó a la conclusión de que cualquier coalición que se forme debe establecerse en torno a “objetivos concretos a las demandas de la sociedad”, como lo declaró su presidente Guillermo Teillier.
En una óptica similar, el senador PS Rabindranath Quinteros, expresó “hacer alianzas con fines concretos”, como son las próximas elecciones municipales y de gobernadores regionales (exintendentes), pero, antes, “fortalecer primero el partido.
Plan C: mirando al frente
Sin rodeos, desde facciones del PS y el PPD sostienen que lo mejor que puede hacer el bloque progresista de la centroizquierda es formar alianzas con el Frente Amplio, a causa de los 20 diputados y el único senador que lograron en la pasada elección de noviembre.
Una fórmula, la que deslizó la diputada PPD Cristina Girardi, incluye a su partido, pero no así al PS, mientras que los más experimentados de la tienda, como el exministro Francisco Vidal y los senadores Ricardo Lagos Weber y Felipe Harboe, rechazan irse al frenteamplismo o volver a la NM. El motivo: hay que recobrar la identidad, señalan, para lo cual el 12 de enero desarrollarán un Consejo Nacional y a fines de marzo terminarán las reflexiones internas de cara al futuro de la entidad que dirige Gonzalo Navarrete.
A su turno, los parlamentarios socialistas Alfonso de Urresti (senador) y Fernando Atria (diputado electo), además Gonzalo Durán (alcalde y vicepresidente del PS), hablan de la creación de un “bloque por los cambios” junto al FA y que no “excluya a la DC”.
Plan D: mantener y defender
La directiva del Partido Socialista, que lidera el senador electo Álvaro Elizalde, parte de la base de la defensa del legado de la Presidenta Bachelet, es decir, las reformas educacional y tributaria, el aborto en tres causales y el matrimonio igualitario, antes de avanzar en cualquier tipo de reorganización.
En cuanto a fechas, el próximo 6 de enero, el pleno del comité central analizará la derrota en el balotaje y convocará a la mantención de la Nueva Mayoría y desde ahí instar a las fuerzas progresistas a buscar acuerdos.
