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Destacado economista Ffrench Davis y alza de planes de Isapres a Cambio21: "Es un escándalo y cuidado con abusar de la paciencia de la gente"

Por María Cristina Prudant
 
Ricardo Ffrench-Davis es un destacado economista, académico de la Universidad de Chile y participa en diversos foros e instancias sociales y relacionadas con la economía. Con motivo de las últimas crisis que están afectando al país ha dicho: “Las necesidades de crecientes recursos son notables, y es ingenuo creer que ellos se lograran sin un PIB que crezca más rápidamente. Pero tan ingenuo es también creer que, en democracia, es posible crecer, sostenidamente y en paz, sin dos condiciones: 1. compartir a través de un sistema tributario claramente progresivo, que financia mayor gasto social, más y mejores bienes públicos, inversión en investigación y desarrollo, mayor inversión pública en general, un Estado más eficaz e innovador, oportuno, con liderazgo. 2. Resulta imprescindible recuperar un crecimiento económico elevado, con nuestra plena convicción de que el crecimiento logra ser sostenible solo si es efectivamente incluyente”
 
Respecto a las medidas anunciadas por el gobierno ¿cuál es su comentario?
Van en la dirección correcta, pero son cortitas, avanzan un poquito y el problema es que la pandemia sigue avanzando, no estamos estancados sino que sigue creciendo. Más lento que en otros países, pero hemos llegado varias semanas más tarde. Entonces, el temor de que el gobierno está yéndose por la proyección más optimista de solución de la pandemia y uno debiera creer que vamos a tener más gente encerradas en las casas y por lo tanto, no produciendo PIB (Producto Interno Bruto) y algunos no teniendo ganancias y otros no teniendo empleo, sin mantener el salario y eso hay que enfrentarlo con mucha más fuerza para llegar a los informales, que son tantos los que no están en el sistema de seguro de cesantía, son millones de trabajadores que no están y también las pequeñas empresas,  muchas de las 880 mil empresas pymes registradas en Impuestos Internos. Necesitamos asegurar los ingresos a ellos para que puedan alimentarse, vivir, comprar sus medicinas y estar generando demanda para las producciones básicas para asegurar su producción, pero el resto tienen que estar encerrados en sus casas si queremos limitar, como hicieron los chinos desde el punto de partida.
 
Acá tenemos 6 comunas de Santiago en cuaresma y cuesta entender por qué sacaron a Independencia. Cuando uno mira la televisión la gente atochada en distintos lados haciendo filas, unos encima de otros, tocándose unos con otros, fuentes de contagio. Entonces, estamos siendo lentos y aquí es muy importante la oportunidad y por lo tanto proveerles ingresos a los informales, a los asalariados que en ese sentido las medidas del gobierno van en la dirección correcta.
¿Es apropiado el uso de las cuentas del seguro de cesantía de los trabajadores?
El seguro de cesantía, las cuentas de los trabajadores debiéramos mantenerlas  para las futuras situaciones normales y ahora operar con la provisión del Fondo Solidario de las pensiones. Se debería haber partido con el Fondo Solidario y a lo más, porque la cuenta de los trabajadores tiene dos líneas; lo que ellos aportaron y lo otro que corre por cuenta de los empleadores. Entonces, a lo mejor usar el Fondo Solidario y la cuenta provista por los  empleadores, pero no lo aportado por los trabajadores porque debe quedar guardado para cuando hay desocupaciones normales. Para esta emergencia debe ser cubierta fundamentalmente por fondos extra provistos por el Estado. Lo responsable es apoyar.
El gobierno siempre actúa tratando de no perjudicar a los empresarios. ¿Le parece?
Es el mismo signo con distinta intensidad de lo que pasó con  la crisis del 82. Veníamos de la revolución neoliberal, el Estado solamente se queda en lo judicial, la seguridad y el resto lo hace el mercado. Termina la crisis y ahí se ve un extremo de neoliberalismo. Ahora, nosotros rescatamos a los grandes empresarios que estaban quebrando. Los ayudaron a ellos y muy poco a los pequeños y el desempleo fue salvaje, de 31% de desempleo a comienzo del año 83, 31 de cada 100 trabajadores estaba sin un empleo o una actividad normal, estaban abiertamente desempleados o en el PEM, con estos salarios jibarizados,  sin seguridad social.  Ahora es más moderado, porque creo que no se atreven, en democracia, a hacer lo que se hizo en aquellos tiempos, pero hay un desbalance. Se ha ido corrigiendo, pero a tirones y tiene que ser con fuerza, con coherencia y no apostar a que esto va a pasar rápido. Desgraciadamente parece difícil por la experiencia de lo que pasó en Italia, España, lo que está pasando en Estados, Nueva York.
 
Y en Estados Unidos el desempleo con los 10 millones de peticiones de seguro de cesantía es notable, va creciendo muy fuertemente, o sea, esto y eso, lo que pasa en Estados Unidos, afecta al mundo. China aparentemente va saliendo, pero Estados Unidos está entrando y es más cercano para nosotros en términos de influencia económica y social. Asi es que necesitamos que se pongan  las pilas para la magnitud de la situación, asegurar ingresos.
 
Usted junto a los integrantes de “Foro para un desarrollo justo y sostenible” pidieron algún tipo de ingreso para quienes se tienen que quedar en casa por la cuarentena.
Claro, un bono para los que no están en un sistema formal de seguro de cesantía y el mejoramiento del seguro de cesantía para tener cubiertos a hogares y trabajadores, para que puedan subsistir humanamente durante estos primeros tres meses y cuando vamos llegando al segundo mes ver qué es lo que pasa por delante para irse adelantando y no llegando tarde a esto. No podemos fijar cosas de largo plazo porque no sabemos cual intenso y prolongado va a ser esto. En economía no podemos trabajar con certezas, pero oportunamente. No después de los eventos, solo enfrentando todo con anticipación. Uno esperaría, en este caso, que van haber muchas más personas en sus casas en las próximas semanas  que los que hay hoy día. Por lo tanto, pocos pueden hacerlo todo por vía virtual, muchos van al trabajo sobre todo los servicios, pero debieran estar todos en sus casas para evitar la prolongación de los contagios.
 
¿Qué le parece que las isapres hayan decidido subir los planes de salud en estos momentos?    
 Un descriterio gigante, ¡qué inapropiado en este momento!. Ya era inapropiado año a año cuando aparecían las tasas de utilidades de las isapres. Es inaceptable que las isapres , AFP y otras instituciones, las empresas eléctricas y otras tengan tasas de utilidades desproporcionadas; 10, 15, 20 % son absolutamente inaceptables en una economía donde  hay desigualdad y más aún cuando tienen regulaciones públicas. Debieran haber habido restricciones a los volúmenes de utilidades de esas instituciones. Eso no resuelve el problema de las pensiones, ni de la salud, pero resuelve un escándalo. Es un escándalo  que una institución regulada de bienes  y servicios sociales como son la salud y la previsión  aparezcan con tasas de utilidades de 15 0 20% sobre su capital. Es un escándalo inaceptable como se dejó la inercia de seguir año tras año con esta  situación, eso tendría que haberse corregido de raíz. Y, en esta circunstancia, aumenta tarifas  sobre el IPC escandaloso y un descriterio tremendo, sabiendo que las isapres son solamente el 17% de la población y el grueso está en Fonasa, es también un escándalo que no hayamos ido resolviendo antes las listas de espera en el sistema público de salud. El tener que redestinar de un hospital a una clínica  con los respectivos costos. Eso tendríamos que haberlo corregido. Entonces, ya lo he dicho, cuidado con abusar de la paciencia de la gente. Estas cosas hay que resolverlas y no me confundan con que estuvo todo malo en democracia, porque resolvimos muchos problemas que la dictadura agravó en lugar de resolver. Pero nos faltó seguir dándole impulso a las transformaciones.
 
Con la nueva Constitución podrá contarse con la voluntad de un cambio estructural
 
¿Después del estallido social y la pandemia del coronavirus en qué condiciones quedará la economía del país?
 Ambos shocks negativos destruyen patrimonio social, bienes y servicios públicos, capacidad de generar ingresos y empleo. Cuando se logre superar ambos, habrán dejado a Chile más lejos del desarrollo y habrán conspirado contra el gran desafío de avanzar en el largo camino hacia el desarrollo integral. Esos retrocesos deben ser mayor razón para reforzar, y no para debilitar, un proceso de profundas transformaciones constitucionales, sociales y económicas que Chile debe iniciar cuanto antes. En este proceso no podemos ignorar los aciertos que hemos tenido y los costosos errores que hemos cometido.
 
Hoy día tenemos el ingreso por habitante más elevado de la región (en 1990 heredamos un país que estaba bajo el promedio), pero el gran progreso se conquistó principalmente en los primeros años de democracia, debilitándose luego el impulso transformador inicial, económico y social. Es un error creer que hemos tenido progreso sostenido; también es grave error creer que estamos en pleno modelo de la dictadura.
 
El saber y reconocer que hoy estamos, la gran mayoría de los chilenos, con un nivel de bienestar económico y derechos sociales notablemente superior al vigente al final de la dictadura va de la mano con constatar que estamos muy lejos del desarrollo económico y social. Aún persiste enorme desigualdad, con problemas graves en salud y educación, pensiones, salarios, empleo precario y otras múltiples expresiones de subdesarrollo y también hay que derribar el mito de que estamos cerca del desarrollo económico: nuestro ingreso por habitante es inferior a menos de la mitad de los naciones más desarrolladas, nuestra desigualdad es notablemente mayor y nuestro estado es muy débil. A ello se agrega que el acelerado crecimiento económico y social de los primeros años se ha reducido notablemente.
 
 ¿Una nueva constitución nos puede ayudar a mejorar el desarrollo económico?
Con la Nueva Constitución se eliminarán los duros amarres y restricciones al crecimiento incluyente que impuso la constitución de la dictadura y que, no obstante numerosos esfuerzos insuficientemente coordinados, no se logró eliminar plenamente en tres decenios de democracia. Con la nueva constitución podrá contarse con la voluntad de cambio estructural, persistente, coherente, participativo. Para ello, debemos unir fuerzas pro cambio, elegir bien a nuestras autoridades y representantes, diseñar canales para controlar cumplimiento de los compromisos adquiridos en sus campañas.