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Diputado Matías Walker a Cambio21: “La oposición y la DC tienen el deber de ofrecer una alternativa de gobierno”

Por Alfredo Peña R.
 
Para el diputado Matías Walker este ha sido un año intenso; como presidente de la comisión de Constitución le ha tocado impulsar varias mociones que responden a demandas sociales, pero que no han contado con el respaldo del Ejecutivo; entre ellas, la más emblemática y la que sin duda ha generado mayor impacto en la ciudadanía: el retiro del 10 por ciento de los fondos de las AFPs.
 
Desde esa vereda y de su rol como diputado de la Democracia Cristiana, conversamos con él de lo actual y lo que viene, en un escenario político que incluye varias elecciones y definiciones.
 
El estallido social y la pandemia han desnudado algunas realidades que se arrastraban hace años en el país; dejaron al descubierto demandas sociales que siguen sobre la mesa. Frente a un gobierno que comienza el fin de su mandato con una bajísima aprobación y un enorme descontento social, cuál cree usted que debe ser el rol que la oposición en estos momentos?
El rol de la oposición debe ser el que hemos cumplido en la pandemia. Ser propositivos y al mismo tiempo fiscalizadores, no agotarse en la crítica por las medidas que propone el gobierno de forma insuficiente y tardía, sino que hacer propuestas que signifiquen proteger a las personas, a la familias y a las pymes durante esta crisis sanitaria, económica y social, como también en la etapa que va a suceder a la pandemia y que va a ser muy compleja también.
 
Y ese rol se asumió desde el 28 de abril cuando propusimos una renta básica universal de emergencia por seis meses para el 90% de la población, que pudiera cubrir a toda la clase y media. Se nos dijo que éramos populistas, se dijo por parte del Ministro de Hacienda Ignacio Briones en ese entonces que no podía quemar todos los cartuchos, que no sabíamos cuánto iba a durar la pandemia; y la verdad es que nosotros, con los antecedentes que teníamos como país de lo que ocurrió en el hemisferio norte, entendíamos que la protección a la familias tenía que ser mucho más intensa para, precisamente, evitar que las personas tuvieran que salir de su casa a buscar el sustento y exponerse a los contagios, como lamentablemente ocurrió. Y creo que eso marcó el rumbo de lo que hizo la oposición de ahí en más, primero intentando mejorar el ingreso familiar de emergencia, después de que los “halcones del gobierno” se jactaban de no haber aumentado un peso más de los 65 mil pesos por persona que habían propuesto en un principio en el ingreso familiar de emergencia 1.0.
Finalmente, la fuerza de los hechos llevó al gobierno a convencerse de que esa cifra había que mejorarla, y por eso se llegó a un acuerdo en el que participó la Democracia Cristiana con el Partido socialista y el PPD, destacados economistas, bajo el liderazgo, además, de la presidenta del Colegio Médico Izkia Siches; pero aún así aquello fue insuficiente porque seguíamos con mucha letra chica para determinar los beneficiarios, mucha burocracia, un indicador social que iba a reemplazar al registro social de hogares que, la verdad es que nunca funcionó, y mucha gente quedó fuera del beneficio del ingreso familiar de emergencia y muchas pymes no pudieron acceder a los créditos FOGAPE.
 
Y después vino la votación del icónico retiro del 10%...
Claro, vino lo de la reforma constitucional del retiro anticipado de fondos de las AFP, donde como oposición supimos leer bien el momento ciudadano con gente que estaba desesperada, angustiada, que no le estaban llegando los beneficios y que nos pedía que al menos le permitiéramos por única vez disponer de una parte de su patrimonio para permitirles retirar anticipadamente el 10% de sus fondos de pensiones.
Y ahí vino la historia que conocemos, yo puse en tabla el proyecto un 1 de julio y el 23 de julio lo estamos despachando del congreso nacional con un apoyo de 3/4 de la cámara de diputados, a pesar de la oposición del gobierno, a pesar de la fuerte oposición de muchos economistas de nuestro propio sector y de mucho abogado de nuestro propio sector que incluso calificaron esta propuesta de populista, que estábamos recurriendo a resquicio constitucionales, y finalmente el tiempo nos dio la razón, porque sido la única medida de carácter universal, sin letra chica que ha beneficiado a más de 8 millones de chilenos y que le ha dado alivio a la clase media, a los sectores más vulnerables y a muchos profesionales que perdieron sus ingresos durante esta pandemia.
 
Entonces, ese sentido de unidad, de ponerse los zapatos de la gente, es lo que tiene que marcar el camino de la oposición. Una oposición que entienda que si la respuestas no vienen desde el gobierno, tienen que llegar desde el congreso y que no solamente empatice con la gente, sino que transforme esa empatía en propuestas concretas para solucionar los problemas. Ese fue el mérito del proyecto de retiro del 10%, en el cual me tocó jugar un rol como presidente de la Comisión de Constitución, y no me voy a arrepentir un solo día de haberlo hecho.
Desde diversos sectores del conglomerado opositor se habla de la unidad; ¿es posible? ¿qué significa? Cómo se distribuye el poder y la toma de decisiones cuando existe un abanico bastante amplio al interior de la oposición? ¿Eso incluye al FA, al PC? ¿Cuál es su visión al respecto?
Cuando estamos en presencia de un gobierno que ganó con el 54% de los votos, pero que no ha sido capaz de cumplir con los dos principales compromisos que asumió con la ciudadanía, que era el crecimiento económico, hacerse cargo de los problemas de delincuencia, de inseguridad, de tráfico de drogas, y que al mismo tiempo no dio respuestas oportunas y contundentes frente a la pandemia; se hace un imperativo ético y político para todos los partidos con representación parlamentaria y que nos encontramos con el espacio común de la oposición, el poder presentar a la ciudadanía una alternativa de gobierno en cada uno de las comunas, en cada una de las regiones, por supuesto con una propuesta contundente frente a lo que va a ser la campaña del Apruebo y la elección de la futura Convención Constitucional, y desde luego en el país.
 
Y eso debiera incluir a Ciudadanos, que es un partido que no está en el Congreso, pero con el cual tenemos ciertas afinidades y nuestro partido, la Democracia Cristiana, ha tenido un profundo diálogo y voluntad de entendimiento con ellos.
Acá tenemos que respetarnos en la diversidad de lo que es la oposición, entendiendo que somos distintos, que venimos de vertientes distintas y que sólo el respeto a la diversidad de lo que se simbolizó muy bien en la campaña del no y de Patricio Aylwin con un arcoíris, nos puede llevar a interpretar a una mayoría social y política, que por las opciones que ha tomado en los últimos años en materia electoral, es una ciudadanía que quiere que el país avance en mayor justicia social, que avance para tener más equidad, pero que al mismo tiempo es una ciudadanía muy consciente de su propia autonomía y de su capacidad de surgir por sí misma.
¿Y cuál es la decisión política?
Poder construir una alternativa programática que nos represente a todos, donde esté presente la equidad pero también esté presente el crecimiento económico, la modernización del país, es fundamental. Y yo invitaría a ese esfuerzo a todos los partidos de oposición que tienen representación parlamentaria y a ciudadanos a hacer ese ejercicio junto con la ciudadanía, tomando la buena experiencia de los Cabildos en el inicio del proceso constituyente durante el gobierno de la Presidenta Bachelet, de poder construir una alternativa programática para el país, un mínimo común denominador que nos permita darle a la ciudadanía una alternativa de gobierno frente a la mala gestión que enfrentado el gobierno del Presidente Piñera, entendiendo, además, que el gobierno de Piñera viró hacia la derecha y está más preocupado hoy de re encantar a su núcleo duro -especialmente al electorado de la UDI- que de poder representar a una mayoría del país, como esbozó el presidente Piñera en su último triunfo en segunda vuelta.
 
Y donde va a ser muy importante respetar las ideas de la Democracia Cristiana y volver a convocar a un centro político que votó por él No, que votó por Aylwin, votó por Frei, votó por Lagos y votó por Bachelet, y que migró en la segunda vuelta de la elección presidencial del año 2017 a votar por Piñera, pero que es un sector, sobretodo de clase media que está muy desencantado con este gobierno y al cual tenemos que volver a re encantar, respetando la diversidad de lo que hoy día es el abanico amplio que está constituido por los partidos y movimientos sociales que nos encontramos en la oposición. La oposición y la DC tienen el deber ético de ofrecer una alternativa de gobierno a Chile.
 
Desde la Democracia Cristiana se ha señalado que están disponibles para construir grandes mayorías. ¿Qué significa aquello?
La Democracia Cristiana tiene que ser el partido del sentido común ciudadano, tiene que ser un partido que se identifique con valores y principios, con una consecuencia entre los postulados y la acción política, porque hoy en día estamos en presencia de un electorado que es bastante híbrido desde el punto de vista ideológico; y en donde un partido muy doctrinario como la Democracia Cristiana debe marcar diferencias, señalando un rumbo y construyendo un camino que sea claramente identificable por parte de las mayorías ciudadanas.
 
Y eso significa un partido que sea capaz de proponer y construir, más que de destruir al adversario. Y creo que de alguna manera lo hemos logrado en los últimos años, construyendo propuestas en materia de pensiones, en materia tributaria. El mejor ejemplo de esto yo diría que está reflejado en dos proyectos: Uno es el que lideró la senadora Carolina Goic y es la Ley Nacional del Cáncer, que fue un proyecto liderado por una senadora de la Democracia Cristiana, pero con una base ciudadana muy importante que estuvo determinada por una Red de organizaciones de padres y madres de niños oncológicos en todo el país, donde se construyó una propuesta a partir de un trabajo con el ex ministro de salud Jorge Jiménez de la Jara, que sumó al fallecido doctor Claudio Mora, a muchos actores de la sociedad civil y también muchas agrupaciones de familiares. Osea, insisto, construir propuestas concretas a partir de lo que la ciudadanía está necesitando, y donde creo hoy habido una revalorización del rol de lo comunitario y del rol de lo público -que no es lo mismo que lo estatal- para apoyar a los ciudadanos en sus demandas.
 
¿Cuál es la misión que hoy debe motivar a la DC?
Construir una propuesta de gobierno y converger junto a otras fuerzas políticas progresistas, que creen en el valor de la libertad, que creen en el valor de la justicia, que creen en el valor de la democracia, en el respeto a los derechos humanos; a poder señalar un camino de bien común al país, donde la acción política no puede estar determinada por destruir a los demás, por atacar las propuestas que hacen otros, sino que construir las propias.
 
Eso es lo que se hizo por parte del Presidente Eduardo Frei Montalva antes de que la Democracia Cristiana llegara al gobierno, eso es lo que se hizo por parte de los presidentes que finalmente lograron desde la centroizquierda poder formar gobierno. Entonces ese sello constructivo ciudadano, de búsqueda del bien común, del sentido común ciudadano, es lo que tiene que marcar a la Democracia Cristiana, y con un fuerte sentido de unidad interna. Porque no sacamos nada con presentar un muy buen programa a la ciudadanía, tener a los mejores candidatos, si después esos candidatos van hacer aportillados desde el propio partido. Tuvimos dos excelentes candidatos presidenciales, como Claudio Orrego y Carolina Goic, pero faltó que toda la elite dirigente del partido se creyera el cuento en su momento para apoyarlos. Hoy día el desafío es ese, pero también convergiendo con otras fuerzas progresistas de centroizquierda en nuestro país.
 
¿Cual ha sido la razón dela brecha existente entre la ciudadanía y los partidos políticos?
Básicamente los partidos políticos hoy día son parte de una crisis de representación que vive en todas las instituciones, también la Iglesia Católica que hasta hace algunos años era la institución más valorada del país, para qué decir Carabineros, las Fuerzas Armadas, los empresarios. Pero ahí tenemos que hacer un camino muy profundo de reconstrucción de esa confianza, y eso pasa por ponerse en los zapatos de la gente. Por eso no me extrañó que después de la aprobación del retiro del 10%, el Congreso Nacional haya subido en 10 puntos. Y no se trata de ser populistas, se trata de dar respuestas concretas y oportunas frente a lo que la gente necesita.
 
Y por supuesto, mejorando la calidad de la política, que la gente vea representantes con capacidad de hacer propuestas y no de estar en la política del enfrentamiento. Y en eso la Democracia Cristiana tiene un rol muy importante que jugar, y por supuesto siendo un partido de principios, un partido muy doctrinario, tiene que ser un partido que también sea capaz de asumir posturas impopulares en la defensa de principios.
 
Los ciudadanos y las organizaciones civiles desde hace un buen tiempo tienen una relevancia indiscutible, siendo formadores de opinión pública y opinión preponderante . Cómo se trabaja con ellos ¿cómo sumarlos respetando su autonomía? Es necesario?
Por supuesto, la Democracia Cristiana es el partido de la promoción popular, es el partido que aprobó la Ley de Juntas de Vecinos, la Ley de Centros de Madres. Nosotros a diferencia de otros partidos que consideran que las políticas públicas tienen que ser forjadas a partir del Estado o desde el individualismo, creemos en lo comunitario. Entonces eso está en el centro de lo que somos, de nuestros orígenes, y por supuesto tenemos que volver a canalizarlo.
 
Por eso yo creo que en la experiencia de los encuentros locales autoconvocados, de los cabildos que hubo durante el inicio del proceso constituyente en el inicio del gobierno de la Presidenta Bachelet, donde trabajaron destacados camaradas nuestros como Tomás Jordán, como Soledad Lucero y otros, fue una experiencia exitosa mirándolo con el tiempo. Hay todo un trabajo que puede servir de base para las propuestas que nuestros candidatos a la Convención Constitucional hagan a la ciudadanía, de prosperar como queremos la opción del Apruebo, y enriquecerlo con una nueva red de cabildos, de encuentros locales autoconvocados que recojan la diversidad de nuestro país, que recojan la diversidad de las regiones, de los territorios, y donde todo se sientan partícipes de lo que va a ser la construcción de una casa común; los trabajadores, los empresarios, los agricultores, los comités de vivienda, las mujeres. Por lo tanto esa debe ser una actitud que está en nuestra naturaleza, en nuestra vocación, pero tenemos que contribuir a darle forma a esos deseos de la gente de poder querer participar.
 
El Apruebo tiene que ser una invitación abierta a todos
 
De todas las elecciones que se aproximan, la más cercana es aquella donde los ciudadanos y ciudadanas tendrán que decidir sobre una nueva constitución para Chile. Se ha señalado, además, que este evento tendrá un carácter histórico. Cuales debieran ser a su juicio los elementos centrales de la campaña #Yoapruebo?
Claramente creo que tiene que ser una campaña muy inclusiva, muy ciudadana, no monopolizada de ninguna manera por los partidos de oposición, donde también, incluso, los partidarios del gobierno se sientan invitados a poder sumarse al apruebo.
 
Creo que parte del error cometido por el gobierno en su último diseño de gabinete es que puso en los cargos más importantes del comité político a figuras que se identifiquen con el Rechazo, como el caso de Víctor Pérez, Jaime Bellolio, Andrés Allamand. Mario Desbordes va a estar en un cargo en donde puede hablar poco de política como es el Ministerio Defensa. Pero nuestra actitud no debe ser bajo ningún punto de vista plantear la opción del Apruebo como una derrota del gobierno, sino mas bien como una invitación a todos los ciudadanos a construir la primera Constitución en la historia de Chile nacida en democracia, una casa común, donde caben todos, porque eso ayuda a la paz social, eso ayuda a relegitimar las instituciones democráticas y el “Yo Apruebo” tiene que ser una invitación abierta a todos.
 
Por supuesto que es importante que podamos tener un comando conjunto con el resto de la oposición, pero desde ahí extender una invitación a todos y que sea muy inclusiva, donde las mujeres, los representantes de los pueblos originarios, van a tener un rol central. Y hay que actuar, por supuesto, con mucho sentido de la generosidad
 
Vamos a tener una serie de elecciones y eventos electorales en un corto periodo de tiempo, entre los años 2020 y el 2021, y donde ya se avizoran distintas cartas presidenciales. Entre ellas el Partido Comunista ya tiene esbozado su candidato que es el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. Qué nombres tiene la Democracia Cristiana y cómo se va a resolver la candidatura presidencial dentro de la oposición?
 
Me parece absolutamente fuera de foco y hasta frívolo plantear candidaturas presidenciales en medio de una pandemia. La tarea para la oposición -reitero-para los partidos políticos que estamos en la oposición y la centroizquierda en general, es poder construir una alternativa programática y sobre esa base poder ver cuáles son los mejores nombres de mujeres y hombres para poder encarnar esa candidatura presidencial.
 
Por supuesto la Democracia Cristiana tiene excelentes liderazgos, sobre todo de mujeres, como es el caso de Carolina Goic, como es el caso de Ximena Rincón, de Claudia Pizarro, Alcaldesa de La Pintana, pero este no es el tiempo de hablar de nombres, es el momento de poder hacer propuestas programáticas al país, construidas en conjunto con la ciudadanía, y ya se verá el año 2021 cuáles son los mejores nombres para representar esa idea, y darle una alternativa de gobierno a Chile. Pero siempre poniendo las propuestas y las bases programáticas antes que los nombres.