En las conversaciones políticas de verano sobre los desafíos para la instalación del nuevo gobierno en marzo surgen un listado de tareas aún no resueltas por el Presidente Electo.
Ya quedó claro que su gabinete lo deja en una condición de minoría en el Parlamento. Un gobierno con 2 coaliciones al interior -una hegemónica como es Apruebo Dignidad-, pero que en el Parlamento es minoría, por ejemplo, en el
Senado el gabinete que asumirá el 11 de marzo es minoría solo tiene 19 votos de los 50, incluyendo a la senadora independiente por la Región Metropolitana Fabiola Campillai, que ha dicho que va a apoyar todos los proyectos de las coaliciones que gobernarán. Sólo para empatar se requieren los votos de los cinco senadores DC y el independiente Karim Bianchi
La realidad política de los números -que no pueden modificarse con campañas publicitarias en redes sociales o por hashtag de #TrabajoEnEquipo- nos señalan que en el Parlamento, este gabinete es minoría.
En el actual esquema institucional, entonces la agenda legislativa prioritaria -que aún la ciudadanía no conoce- no puede implementarse porque no tiene una mayoría política que la respalde.
Si el país es serio debiera empezar a conversarse de como el Presidente electo le va a dar viabilidad a su agenda de reformas, porque lo que parece relevante socialmente es como se va a responder a las demandas de la ciudadanía de
cambios sociales y económicos.
Hasta el momento, la futura Ministra del Interior y el de Segpres no han dado señales de como va a sortear esa primera valla inicial en el camino del nuevo gobierno.
En la conversación pública empiezan a aparecer voces que plantean fórmulas de solución a esta compleja situación política.
En el vespertino La Segunda - altamente leído por la élite social, política y económica- el analista Juan Luis Monsalve planteó la urgencia de que se construya “un Pacto de Gobernabilidad entre poderes que encauce el debate político a formas cívicas mínimas” ya que el gobierno de Boric requiere que su relación con “el Congreso sea fuente de estabilidad”.
Monsalve propone dos pasos para construir ese pacto de gobernabilidad: el primero es incorporar a la DC mediante una participación relevante (presidencia del Senado, a lo menos) y que asuma gobierno de Boric que “si no se alía con la DC
partirá mal y terminará peor” y el segundo paso que propone es concordar con la derecha tradicional un acuerdo de mesas mixtas y presidencias rotativas.
Advierte Monsalve que la principal dificultad está en sus propios parlamentarios que sigan pensando en sus propias posiciones y concluye que Presidente Boric debiera jugarse por ese pacto de gobernabilidad aunque sea difícil y concluye que “el premio -estabilidad- vale la pena”.
La pregunta que se hace parte de la élite política de centroizquierda es si existe ese diseño político para sortear la condición actual de minoría parlamentaria ya que aún no se ven luces sobre la relación que tendrá Gobierno con los senadores y diputados DC o si habrá o no algún pacto legislativo.
Tampoco ha existido pronunciamiento sobre la candidatura a la presidencia del Senado de Francisco Huenchumilla que por su historia política podría ser un adecuado interlocutor para construir ese Pacto de Gobernabilidad que reclaman
algunos para transitar desde la minoría parlamentaria a una mayoría política más sólida.
También preocupa la ausencia de diseño político porque el país no soporta 4 años más de obstruccionismos políticos, ni que siga el predominio de las pequeñas minorías.
Es hora de que funcionen las instituciones democráticas y -no sólo el acoso tuitero y en redes sociales-, se requieren ministros con visión estratégica de que debe construirse un nuevo juego político de acuerdos, de mayor transversalidad para poder darle viabilidad a una agenda de transformaciones sociales con políticas públicas bien diseñadas.
La aprobación reciente de la PGU con un mejor financiamiento fiscal mostró que eso es posible; pero el nuevo gobierno debe definir sus prioridades programáticas y legislativas para 2022 y sobre esa agenda debiera construir sus prioridades
legislativas que sean bases para un Pacto de Gobernabilidad.
El empate o mantener la condición de minoría buscando el pirquineo de votos no parece hacerle bien al país, sería repetir una práctica que tiene bloqueado a las instituciones políticas y solo ha acarreado desprestigio y desconfianza en la
ciudadanía.
O el nuevo gobierno confía que su agenda de propuestas sociales (incremento PGU, rebaja jornada laboral a 40 horas, reforma al sistema de salud, fin al CAE por nombrar algunas) tendrá sí o sí el apoyo unánime en Parlamento.
Arriesgada la apuesta de una minoría parlamentaria, parece más razonable para el futuro que empiece a construirse paso a paso el camino de los pactos y la transversalidad. Veremos que nos trae marzo.