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Excanciller Fernández califica de desastrosa la gestión internacional de Sebastián Piñera

Como “desastrosa” calificó el excanciller Mariano Fernández la labor del gobierno de Sebastián Piñera en materia internacional, lo que se ha vuelto manifiesta no ya sólo con el cuestionado desempeño de Andrés Allamand, sino por emprender acciones cortoplacistas que rompieron con una larga tradición de políticas de Estado, lo que debilitó significativamente el nivel de influencia de nuestro país.

Fernández afirmó que lo visto en estos cuatro años de gobierno se ha faltado a una visión más representativa de los intereses permanentes de nuestro país para dar paso a una estrategia de instrumentalización política, señaló a radio Cooperativa. “El Gobierno se Piñera se transformó en uno donde la política exterior era manejada desde asesorías en La Moneda”, aseveró.

Entre los principales errores cometidos por el gobierno de Pieñra se encuentran su negativa a firmar los pactos de Escazú y Marraketch (uno en defensa del medioambiente, el otro para la colaboración de flujos migratorios), sin mencionar “la locura de ir a la vergüenza de Cúcuta”, el bloqueo unilateral de “las competencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos” y la creación de Prosur, “una agencia completamente ideológica que ya está agonizando, y todo esto sin consultar ni recoger opiniones”, señaló el excanciller de Chile durante el primer gobierno de Michelle Bachelet.

“Sostuvimos siempre que en todas las instancias ha habido política de Estado, que quiere decir que las instituciones están debidamente informadas, conscientes y en condiciones de respaldar o entender de qué trata la posición que ha tomado el Gobierno”, señaló.

Sobre Allamand, Fernández no ocultó su decepción ya que “muchos vimos a una persona que iba a reponer las ideas de la política de Estado, y después empezó a declinar, a eclipsarse y no supimos más de él”. Tan mala es la evaluación de la actual Cancillería que incluso no tuvo problemas en reprobar el cometido del gobierno. “Le pongo un 2 o un 3. Lo salva la rapidez con que se reaccionó en la política sanitaria para las vacunas, pero el resto es de triste memoria”.