A pocas semanas de regresar a Teatinos 120 como ministro de Hacienda de la segunda administración de Sebastián Piñera, Larraín compromete el objetivo de avanzar en una rebaja gradual del impuesto a las empresas. Aunque dice que es prioritario “enmendar” las reformas del actual gobierno, aclara que buscarán acuerdos en el Congreso.
Felipe Larraín asegura que a diferencia del actual gobierno no quieren “usar la retroexcavadora”.
“Para que haya acuerdos, como en el tango, se necesitan dos partes, así que espero que cuando invitemos tengamos una buena recepción”, dice el futuro ministro de Hacienda, Felipe Larraín Bascuñán (59 años), intentando graficar lo que anuncia como sello para su segundo período como jefe económico de Sebastián Piñera, desde el 11 de marzo próximo.
Agradecido de la confianza del presidente electo, el hoy director ejecutivo de Clapes UC subraya, a La Tercera, que aceptó la invitación para retornar a Teatinos 120 porque quiere retribuir al país parte de lo que ha recibido con lo que mejor sabe y a lo que ha dedicado buena parte de su vida profesional: la macroeconomía. Punto a su favor, dice, es que conoce bien “una pega muy dura”, como es la de jefe de las finanzas públicas.
“Esta es una nueva oportunidad para servir a mi país. Habría sido curioso que si estoy trabajando en la coordinación económica desde todo el período de campaña, si luego pasé a otra etapa e hice trabajo territorial, estuve en la calle, recorriendo ferias, y el día de la elección participé en la organización de apoderados en diversos recintos en las comunas de La Florida y Puente Alto, que una vez siendo invitado por el Presidente Piñera me hubiera negado”, afirma en su primera entrevista como futuro jefe de Hacienda.
Crítico de las reformas impulsadas por la saliente administración, Larraín aclara que los cambios al sistema tributario serán prioritarios, pero también asegura que a diferencia del actual gobierno no quieren “usar la retroexcavadora”. Al contrario, insiste, con o sin mayoría en el Congreso privilegiarán la búsqueda de consensos: “No venimos a romper, sino a construir”.