Mediante una declaración leída por Beatriz Sánchez en la sede de la FECh, el Frente Amplio comunicó su posición formal y consensuada en miras a la segunda vuelta del 17 de diciembre, donde evitó entregar un apoyo explícito a Alejandro Guillier, pese a que insistió en que Piñera es un retroceso.

El escrito reafirma la "independencia y autonomía" del bloque de izquierda frente a "las otras coaliciones", en el contexto de la apertura de "un nuevo ciclo político en Chile".

Luego, advirtiendo que "los ciudadanos no buscan ser pauteados en sus decisiones políticas", declaran en su parte más relevante:

"No somos ni nos sentimos dueños de los votos de las personas, y por eso nuestro primer llamado es a cada uno de nuestros votantes a reflexionar y expresarse en las urnas en esta segunda vuelta de acuerdo a sus propias convicciones y análisis".

"Porque nuestra preocupación es Chile, no nos da lo mismo quien gobierne. Sabemos que Sebastián Piñera representa un retroceso, más desigualdad y exclusión, menos derechos, menos libertades, en sentido completamente contrario a las demandas que día a día escuchamos en la calle y en todos los espacios", manifiestaron.

Pese a este crítico diagnóstico, las palabras para el oficialismo tampoco son halagüeñas: "La ciudadanía necesita mayor claridad de la Nueva Mayoría respecto a si se eliminarán las AFP, se asegurará educación de calidad sin deuda ni lucro, y se democratizará efectivamente el país con Asamblea Constituyente y Justicia Tributaria".

"Aquí no cabe una negociación, pues no buscamos cargos, cupos ni un cogobierno, del mismo modo que no demandamos guiños hacia el Frente Amplio. Esto no se trata de dialogar con nosotros, sino de hacerlo con las personas que mayoritariamente apoyan estos cambios en la sociedad", sentencian.