Oh I'm just counting

Gravisíma denuncia: exgerente aseguró que tiene en su caja fuerte grabaciones secretas de Piñera que dan cuenta que tenía información privilegiada en compra de acciones de LAN. Pagó una multa millonaria y delató a otros empresarios

Foto: Francisco Armanet, en imagen captada desde CNN

Entrevistado por Daniel Matamala en CNN, el ex gerente general de Banchile, Francisco Armanet, afirmó que tiene en su poder grabaciones secretas sobre el Presidente Piñera, las cuales –según una publicación de CIPER Chile– darían cuenta de que el hoy mandatario efectivamente manejaba información privilegiada en la compra de acciones de LAN en 2006, del que fue multado en una millonaria sanción.

Todo aquello aparece en el libro “Piñera y los leones de Sanhattan”, del periodista Sergio Jara. El entonces empresario hoy Presidente de Chile, fue sancionado por la SVS por esa transacción un año más tarde, pero nunca se probó judicialmente que usó dichos antecedentes.

En estos audios, como recoge CIPER, operadores de Banchile Corredores de Bolsa le habrían advertido al entonces candidato Piñera que no comprara más acciones de LAN, pues contaba con información privilegiada sobre sus movimientos bursátiles.

¿Dónde están las grabaciones?

Han sido guardadas durante años por Armanet. Según dijo a CNN Chile, están en un CD dentro de su caja fuerte, y no las ha divulgado todavía.

“Esas grabaciones efectivamente existen, las tengo yo, pero esas grabaciones nunca nadie las ha escuchado, y nunca nadie las va a escuchar”, afirmó.

Eso sí, puntualizó que aquella reserva se mantendría a no ser que la Corte Suprema dictamine lo contrario.

Según dijo, grabar las conversaciones es una práctica habitual en el rubro porque “es la única manera de confirmar que una transacción se hizo en los términos que se pactó”.

Armanet, eso sí, no precisó a CNN Chile cuál es el contenido de los audios y dijo no saber si la revelación de los mismos podrían afectar la imagen del mandatario.

Eso sí, aludió un texto de filosofía política francés en el cual se hace referencia a la dualidad de la figura del rey: “El Presidente de la República, en este caso, tiene dos cuerpos, uno es el cuerpo privado, el hombre, el empresario en este caso, con sus virtudes y sus defectos, y el otro cuerpo es el de la función presidencial, de lo que significa ser Presidente de la República, el simbolismo de ser presidente. Y lamentablemente las turpitudes de la vida privada enlodan, desprestigian la función presidencial”.

“El Presidente hoy es Sebastián Piñera y me parece que tenemos que fomentar y reforzar la función simbólica del Presidente”, precisó.

Lo cierto es que los audios de conversaciones telefónicas entre Piñera y los operadores de Banchile que efectuaron la compra podrían poner en problemas al mandatario chileno en Estados Unidos -donde se realizó la compra de acciones- si es que la Securities and Exchange Commission toma medidas por la transacción con el supuesto uso de información privilegiada.

El ex gerente de Banchile dijo, también, que la SVS le pidió las grabaciones, pero que la entidad no tenía la orden de un juez ni las facultades para obtenerlas.

Consultado directamente sobre si Piñera usó información privilegiada, Armanet contestó: “Prefiero reservarme esa información. Prefiero proteger y reforzar la función presidencial”.

“Debemos respetar la función presidencial, por lo menos mientras esa persona ejerce la función simbólica del Presidente de la República. Creo que todo lo que hay para atrás, independiente de que a uno le guste o no le guste, es el presidente de la República de Chile, y la República de Chile es una gran institución”, enfatizó.


En esa línea, no cerró la puerta a revelar la información tan pronto termine el mandato de Piñera. “Yo creo que sí”,
expresó.

La gravisíma denuncia que involucra a Piñera

En este apartado del sexto capítulo del libro “Piñera y los leones de Sanhattan”, el periodista Sergio Jara Román revela la existencia de grabaciones que reproducen diálogos entre el Presidente Sebastián Piñera y operadores de Banchile Corredora de Bolsa, quienes le habrían advertido que no comprara más acciones de LAN, empresa de la que ya era accionista, pues contaba con información privilegiada sobre sus movimientos bursátiles. En 2006 Piñera fue multado por la SVS por ese negocio irregular, pero hasta ahora, no se ha podido probar que utilizó esa información.

Toda esta información aparece en Ciper Chile.

Esta es parte del libro "Piñera y los leones de Sanhattan"

Lejana y metálica, como si estuviera hablando a través de un viejo radiotransmisor, se escuchó la voz de Sebastián Piñera al otro lado de la línea. Venía recién llegando a su oficina y apenas pudo tomó el control del negocio y comenzó a hablarle al micrófono de su teléfono.

Los tres operadores de Banchile que estaban al otro lado de Santiago atentos a lo que diría, abrieron sus ojos como huevos fritos y pegaron sus mejillas a los altoparlantes del aparato. Mediante infructuosos aletazos al aire trataron de hacer callar a sus compañeros de oficina. Pero el ruido era ensordecedor. Gritos, de todos lados, llamaban a comprar y vender acciones. La testosterona estaba, probablemente, en su más alto nivel, mientras millones de dólares pasaban por las pantallas de los computadores como si fueran bolitas de dulce. En ese infierno, atestado de ego y plata fácil, los tres operadores que atendían a Piñera se peleaban el parlante para escuchar sus instrucciones.

—Quiero tres millones —les dijo Piñera, luego de regatear el precio.

— ¿No me escuchaste? El gringo no quiere quebrar el paquete—retrucó Cristián Araya, el jefe de operadores en Banchile. —Pero hagamos algo. Yo compro todo, los seis millones. Una mitad para mí y la otra para ti.

—Pero, ¿cómo? ¿Eres mi competencia o el intermediador?—respondió Piñera.

—Te dije que el gringo no quiere quebrar el paquete. Yo pongo para tres millones y tú para los otros tres. ¿Entiendes o no? ¿Soy tu competencia o tu intermediador? —sentenció Araya.

Por el parlante se escuchó una risita cómplice. Piñera había aceptado la fórmula propuesta por el jefe de operadores de Banchile. Los corredores se palmotearon la espalda y comenzaron a tomar notas desesperados de los últimos detalles, de las últimas instrucciones. Estaban cerrando algo grande, uno de esos negocios que engordan sus cheques de fin de mes. La oficina entera esperaba noticias de esa operación. Unos cuarenta traders tecleaban en sus terminales y daban vueltas en círculos por los pasillos de Banchile, mientras se preocupaban de otros negocios y, como podían, escuchaban los susurros de Araya y los otros dos operadores. También querían su tajada. Mal que mal, era Piñera el que estaba comprando y seguir sus inversiones siempre les traía buenos réditos.

Conversé con dos ejecutivos de Bancard y tres de Banchile que participaron de esta operación y reconstruyeron paso a paso el negocio. Ese mismo día, me dijeron dos de ellos, horas antes de hablar con Piñera, Araya se las había arreglado para comunicarse con Carlisle Wysong, el gringo. Wysong era, en realidad, el manager de HBK, un fondo de inversión con base en Texas, Estados Unidos, que llevaba una semana vendiendo sus acciones de LAN a través de Banchile y Bear Stearns, su intermediario estadounidense que dos años más tarde sería la primera corredora de bolsa en desaparecer del mapa por la crisis de las hipotecas, también conocida como subprime.

Como el mercado responde a estímulos triviales, las ventas que había hecho Wysong impulsaban el precio de la acción de LAN a la baja. Entre más oferta hay de un producto o, en este caso, de una acción, más bajo es el precio que paga la demanda. Por eso, cada vez que Wysong ofertaba un pequeño paquete de acciones, lo hacía a un precio más bajo que el anterior. De ahí que el manager de HBK necesitara de un solo y gran comprador. Así podría vender todo el paquete en un único precio y evitaría nuevas caídas.

Araya sabía que esa era la fórmula. Había que hacer una gran venta. Por eso buscó comunicarse con Wysong vía Peter Natoly, el corredor de Bear Stearns a cargo del negocio en Estados Unidos. Araya se comprometió a comprar todo. El paquete entero. Así no sería quebrado, como había pedido Wysong. Piñera, uno de los controladores de LAN junto a los hermanos Cueto, era uno de los pocos en el país con el interés y dinero suficiente para comprar ese paquete, o el que fuera.

Pero ese día, lleno de sucesos extraños que hasta hoy no terminan de explicarse a cabalidad, el entonces empresario no iría por todo. Ese día Piñera solo se quedaría con la mitad. La otra quedaría en manos de Araya. Él sabría muy bien qué hacer con esa parte. Su oficina estaba llena de operadores ávidos por una tajada. Para ellos o para sus clientes, daba lo mismo. Si Piñera compraba, la acción subiría y todos tendrían una ganancia.

La compra "sucia" de las acciones por parte de Piñera

La compra de acciones de LAN que hizo Piñera el 24 de junio de 2006 fue un negocio sucio, que más tarde les estallaría de vuelta en su cara. También se transformaría en una de las operaciones más oscuras del joven mercado financiero chileno. Una de esas operaciones que en los años noventa y la década siguiente eran parte del paisaje, gatilladas por datos confidenciales que nacían de conversaciones jugando golf o almorzando en el Club de la Unión y que nadie se atrevía a denunciar.

Muchos empresarios, amigos de Piñera incluso, lo habían hecho en reiteradas ocasiones. No había motivo para sospechar que esta vez sería diferente. Pero lo fue.

En enero de 2007 la Superintendencia de Valores y Seguros formuló cargos contra Sebastián Piñera por esa operación. En julio de ese mismo año le cursó una multa por 363 millones de pesos que él pagó sin apelar. Lo sancionaron por no abstenerse de comprar acciones de LAN estando en conocimiento de información privilegiada. Una sanción grave, aunque burda, de primerizo. Sobre todo, para alguien que había sido parte, mientras era senador, de la creación de la Ley del Mercado de Valores.

Piñera había caído en su propia trampa. Pero, como en muchos otros casos en los que se había visto involucrado, la sanción social poco le afectaría.

Lo que el Gerente de la Corredora guarda como hueso santo: los audios con la voz de Piñera

– “Fue un desagrado, un desagrado tremendo”, dice el ex Gerente de la Corredora Francisco Armanet. “Yo no entendía al principio, pero me dijeron que se habían comprado acciones antes de que se publicaran los estados financieros de LAN. Cuando se informó públicamente la compra de esas acciones, el mercado financiero entero se paró en dos manos. Fue un desagrado”.

Hace cuatro años, cuando revisaba documentos antiguos en su caja fuerte, se puso a pensar en el caso LAN y se dio cuenta de lo que tenía en sus manos: antecedentes que debían permanecer resguardados al menos otros diez años. Armanet, sin quererlo, se había convertido en el guardián de uno de los secretos más reservados del mundo político, uno del que no se ha hablado nada durante la última década y que, desde 2007, ha estado juntando polvo en la oscuridad de su caja fuerte.
Lo que Armanet custodia con tanto celo es un CD, pero no uno cualquiera: en él hay antecedentes inéditos del negocio más polémico que realizó Piñera, aquel que le costó la millonaria multa de SVS y que aún podría abrirle un flanco ante la Securities and Exchange Commission, pues el fondo de inversión al que le compró las acciones estando en conocimiento de información privilegiada era de Estados Unidos.

El CD que protege Armanet contiene más de tres horas de grabaciones telefónicas entre Piñera, su equipo de ejecutivos de Bancard y los tres operadores de Banchile. Los audios, dice, dan cuenta de las negociaciones que hizo el entonces empresario y de las previas, aquellas que hicieron los traders de Bancard a su nombre mientras él participaba del directorio de LAN.

Armanet, cuando dejó Banchile, sacó las cintas de la corredora y luego las traspasó a un CD. Sabía que debía resguardarlas, porque ese día pasaron muchas más cosas. Cosas que no fueron parte de la sanción de la Superintendencia y que, según cree, podrían ser del interés de la autoridad de Estados Unidos. Armanet nunca más volvió a escuchar esas grabaciones hasta ahora.

“Esas grabaciones son nuestro único medio de prueba para liberar a la corredora, a nuestros ejecutivos que participaron en la operación, y a mí, de una eventual acusación de complicidad”, cree Armanet, y por eso, dice, aún conserva el CD.

El día que Piñera delata a sus amigos empresarios

Pero la autoridad investigó pero no pudo hacer nada. Solo acreditó que había comprado acciones estando en conocimiento de información privilegiada, algo similar a lo que les pasó a los corredores y empresarios de Empresas Penta y Consorcio cuando vendieron el control del Banco de Chile a Andrónico Luksic, en 2001.

Aquello implicó una multa en dinero, una mera sanción administrativa para Piñera. El caso penal por uso de información privilegiada estaba muerto y la apertura de una arista en Estados Unidos estaba supeditada a una denuncia que nadie hizo. Ni siquiera la Superintendencia.

Pero cuando Piñera aún estaba en eso, defendiéndose y enviando antecedentes a la SVS, también decidió jugar una segunda carta, por si la primera no funcionaba: apostar a la teoría del empate.

Cientos de empresarios, probablemente amigos de él, socios de él, habían hecho lo mismo y nadie los había perseguido y menos multado.

En un escrito que presentó su abogado, Juan Domingo Acosta, Piñera dijo que esos otros grandes empresarios y ejecutivos habían realizado setecientas treinta y seis operaciones que tenían características similares a las que él había concretado con LAN. El documento, titulado “Lista de transacciones para su revisión”, llegó a manos de Guillermo Larraín, el superintendente que multó a Piñera, y se transformó en la punta de lanza de nuevas indagatorias de la SVS por uso de información privilegiada en todo Sanhattan.

“Lo que hizo la Superintendencia fue analizarlas, dado que era una denuncia, y se le dio el tratamiento de tal. Por lo tanto, se inició un proceso investigador”, dijo Larraín cuando expuso ante la comisión investigadora que la Cámara de Diputados levantó para investigar la operación LAN.

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Piñera, seguramente, no midió las consecuencias de lo que estaba diciendo, pues la SVS leyó esa presentación como una delación. Secreta, pero delación al fin y al cabo.