Desde muy temprano esta mañana comenzaron a circular a través de redes sociales y de telefonía, “denuncias” que daban cuenta de votos marcados a favor de Alejandro Guillier. Si embargo bastaba mirar el número de serie del voto para darse cuenta que  era una burda puesta en escena, pero que piñeristas reproducían asignándole una certeza increíble.

También la autoridad daba cuenta de haberse desmantelado en el sur del país, verdaderas “flotas” de vehículos escolares contratados para “acarrear” votantes, lo que es prohibido en la ley y se asemeja al delito de cohecho.

Denuncias irresponsables de diputados (Coloma) y acusaciones al voleo de Andrés Chadwick, que daban cuenta de “reparos” al proceso eleccionario denunciados al Servel, aunque a reglón seguido reconocía que se trataba de “un número menor” que no constituía nada grave, ponían en escena lo que el propio Sebastián Piñera hace una semana denunció como “un fraude electoral”  basado en 1 voto supuestamente marcado, lo que el propio Servel descartó de plano.

Cerca de la 5 de esta tarde el jefe político del comando de Piñera, Andrés Chadwick, aseguró que había dado a conocer al Servel un "número menor" de situaciones que merecen reparo, pero nada que sea calificado como "irregularidades".  Durante toda la semana ese comando estuvo denunciando presuntas anomalías, las que en caso alguno han sido acreditadas.

¿Cuál es el fin de tales denuncias? Parece claro, desacreditar el proceso electoral y anticipar una eventual derrota para impugnarla, sin importar en nada la democracia y la estabilidad del país. ¿Y si fuera al revés?

La televisión abierta, por horas ha repetido la programación de humor, llegando al absurdo o a la poca creatividad de transmitir al mismo tiempo las mismas rutinas de un mismo humorista. ¿Y el deber social de llamar a votar, a cumplir los deberes cívicos? Nada. "Pareciera que la máxima es que a menos votos gana Piñera, entonces desmovilicemos", señaló alguien cercano al comando de Alejandro Guillier a Cambio21.