Oh I'm just counting

La DC y el Partido Comunista. Por Senador Francisco Huenchumilla

La relación del PC con la Democracia Cristiana es un tema recurrente. Ya el año 2013, a propósito de la formación de lo que se denominó la “Nueva Mayoría” se generó una controversia  al respecto  .Bueno, en definitiva, se formó esta Coalición de la cual la DC formó parte con el Gobierno de la Presidenta Bachelet. Terminado ese gobierno y la coalición que la sustentaba con su derrota presidencial  y  el triunfo de la Derecha y la llegada a la jefatura del Estado de Sebastián Piñera, hoy día se vuelve sobre el tema, casi en los mismos términos que el debate del 2013.
 
Por ello me parece pertinente volver a repetir la reflexión que hicimos en ese momento. Este análisis dice relación con el Partido Comunista pero aplica al conjunto de los partidos de oposición de la centroizquierda, incluido el Frente Amplio por cierto.
 
La verdad es que, la formación de una  coalición o pacto político, formado por partidos que tienen distintas corrientes doctrinarias, implica la búsqueda de  un mínimo común denominador de acuerdos que superen las diferencias, sin que éstas dejen de existir puesto que, se trata de partidos diferentes, y cuya  rica diversidad es una fortaleza que reflejará la realidad del país pero que, al mismo tiempo,  pueda demostrarse  capaz de alcanzar una plataforma común. Es decir, unidad en la diversidad.
 
Esta unidad se logra sobre un programa concreto que debe ser aplicado en un periodo determinado, o sobre un tópico concreto de relevancia política. Y naturalmente ese programa no reflejará todas las aspiraciones del partido porque, al entrar en sociedad deberá posponer varios, y probablemente algunos muy importantes de sus puntos de vista, en aras de ese mínimo común que le da la base de sustentación a la existencia de una coalición. Es más, la sola existencia de una coalición supone la disponibilidad a bajar las banderas propias en la búsqueda de un denominador común en el cual, en todo caso, los acuerdos superen a las diferencias.-Si éstas son mayores que aquellos, entonces no es posible una coalición.
 
Esta, siempre va a suponer que el mínimo común denominador sea un consolidado en que los acuerdos superen a las diferencias.-Por lo tanto, no hay que tenerle miedo a las diferencias en la medida que los acuerdos sean mayoritarios.-Para ello, se bajarán aquellos aspectos doctrinarios, ideológicos o políticos que sean  incompatibles con los puntos de vista de alguno de los socios, puesto que, en esta materia, es difícil, sino imposible, la regla de la mayoría, más bien debe existir unanimidad; piénsese, por ejemplo, en el aborto libre, materia en la cual, probablemente, nunca va a existir acuerdo, por lo cual este punto formará parte de las diferencias y no de los acuerdos, manteniendo cada uno sus puntos de vista.
 
Por otro lado, un programa de gobierno es algo acotado en el tiempo y en las materias acordadas, en la medida que él debe  tener un mínimo de realismo y responsabilidad con lo que es posible o no posible  hacer en el periodo presidencial para el cual se construyó el acuerdo, sin perjuicio de que se puedan sentar las bases para programas de más largo alcance.
 
Por lo tanto, nunca en un programa de gobierno van a estar en juego las diferencias más importantes, desde el punto de vista doctrinario, ideológico o político porque simplemente en esos tópicos jamás va a existir acuerdo.-La pregunta es, entonces, si a pesar de esas diferencias es posible un acuerdo sobre la base de un  mínimo común denominador para un programa acotado de gobierno olvidándose de las diferencias insalvables.
 
Es posible pensar distinto y tener ideas o visiones diferentes del mundo y de la vida y de la forma en que debe organizarse la sociedad? Naturalmente que sí, aunque durante la dictadura, en la Constitución del 80, se sancionaba como delito, en el tristemente recordado artículo 8°,la profesión de determinadas ideas.-Tal artículo fue derogado, y con razón, al llegar la democracia, puesto que no puede la sociedad sancionar el hecho de profesar determinadas ideas. Se sancionan los hechos y  las conductas, no las ideas.
 
En este plano, es un hecho cierto y aceptado por todos que el Partido Comunista tiene en el plano de la teoría y de la doctrina política un sistema de ideas totalmente distinto a las que profesa la Democracia Cristiana.-Y también es verdad que la DC respeta y acepta que el PC tenga sus ideas y se organice como partido político y participe plenamente de la vida política democrática de Chile desde siempre,( piénsese en el discurso de Radomiro Tomic con ocasión de la proscripción del PC a propósito de la ley de Defensa de la Democracia).Jamás la DC ha sido partidaria de proscribir al PC por las ideas que profesa. Nunca las ideas del PC han molestado a la DC al punto de negarle su existencia como partido.-No las comparte y las puede combatir, pero jamás al punto de no permitir que las sostenga y ciertamente que las difunda.
 
En ese plano, la mirada que puede tener el PC respecto de Cuba, por ejemplo, desde el punto de vista doctrinario, es, naturalmente, muy distinta de la que tiene la DC porque ambos parten de un sistema de ideas diferentes. La mirada del PC es a partir del marxismo-leninismo, que ese partido profesa, con pleno conocimiento y aceptación del país, como que participa plenamente de la vida institucional desde unos 100  años a la fecha.-No podría, ahora, la DC, alegar desconocimiento de las ideas del PC  y extrañarse de sus posturas.-No son por sus ideas por las que el  PC es plenamente aceptado en el sistema político chileno.-, El PC es aceptado, no obstante adscribir al marxismo leninismo, porque se atiene a las reglas del juego del sistema entre las cuales está la posibilidad de cambiar la sociedad mediante el libre debate de las  ideas  y porque, además, eso excluye el recurso de la violencia.-

En consecuencia, el PC tiene pleno derecho a profesar el marxismo leninismo como la derecha a profesar el neoliberalismo, con la única condición para ambos de atenerse a las reglas del juego democrático.-

El PC nunca ha tenido la posibilidad en Chile de poner en práctica su modelo alternativo al capitalismo; y no la tuvo, incluso, en la época de una correlación de fuerzas más favorable en el mundo de la guerra fría con la existencia de la Unión Soviética. Sin duda, hoy día existen condiciones menos favorables, no obstante la existencia de potencias mundiales que profesan y practican el marxismo leninismo, sí bien es cierto que en contextos culturales muy diferentes a los nuestros.
 
Pero, así y todo, el PC sostiene, en el Chile de hoy, sus tesis de un modelo alternativo al capitalismo lo que constituye un derecho que esta sociedad no solo le reconoce sino que, más aún, le acepta, y le permite para que   compita por sus ideas, las difunda y las someta al escrutinio público; y es lo que ha hecho el PC en sus 100 años de existencia.-Otra cosa, es el grado de penetración y aceptación que sus ideas y propuestas hayan podido tenido en la sociedad.
 
Al pretender, el PC, formar parte de una coalición opositora de centroizquierda, cabe de cajón que no lo hace pretendiendo que en el mínimo común denominador acordado  uno de  sus capítulos  sea su  sistema de ideas doctrinarias. Tal pretensión (que por cierto nunca ha existido) haría y hace inviable una tal coalición.-Es justamente, dejando de lado su modelo de sociedad basado en el marxismo leninismo,  lo que hace viable una coalición con el PC. Claro que no sería propio de la política que, aparte de concordar un mínimo común denominador programático, los partidos se hicieran exigencias mutuas de renuncias a sus postulados doctrinarios. No se trata de formar un solo partido. Tal asimetría no sería racional. Se trata de que, no obstante las diferencias , se pueda construir un proyecto y programa para un  periodo concreto de un  ciclo histórico del país. Es claro, que el hecho de haber formado parte de la Concertación o de la Nueva Mayoría jamás significó o pudo significar para la DC una renuncia a su doctrina y cuerpo de ideas.-Por qué, entonces, habría de hacérsele tal exigencia al PC?
 
Frente a un  programa de gobierno o a un tópico concreto de relevancia política no veo cuál sería la dificultad doctrinaria para que la DC pudiera sellar determinados acuerdos programáticos o específicos con cualquiera de las fuerzas políticas que actúan dentro del sistema, en la medida que tales programas o puntos específicos sean para el “aquí y el ahora”, sin comprometer éticamente sus convicciones. Así ha sido, por lo demás, históricamente. Baste recordar, la conformación de la CODE, el año 1973, pacto electoral que se formó para enfrentar una coyuntura que la DC estimó, legítimamente, en ese contexto histórico, como necesario para enfrentar el cuadro político-institucional que vivía el país en ese entonces, no obstante que en la derecha, con toda seguridad, se incubaba gran parte de los que posteriormente serían actores relevantes de la dictadura y cuya estela los persigue hasta nuestros días. O el acuerdo para un tópico de gran relevancia política alcanzado con la UDI para dictar una ley exprés que le permitió, el año 2001, salir a la DC del atolladero autoinflingido de mal inscribir sus candidaturas parlamentarias. O  el acuerdo que se alcanzó  con Renovación Nacional para cambiar el régimen político y específicamente el sistema binominal y que nunca se concretó y que, finalmente se materializó, con la oposición de dicho partido.
 
En definitiva, el desafío de la toda la centroizquierda es demostrarle al país que  es capaz de mostrar una mirada común frente al capitalismo y el mercado neoliberal del siglo 21 , mirando al futuro ,haciendo cargo de los cambios que ha experimentado y seguirá experimentando el mundo y con ello mostrarle a Chile un camino de desarrollo, justicia y democracia. El país debe saber quiénes somos, qué pensamos, qué proponemos y que hemos aprendido del pasado y que somos capaces de entender el nuevo mundo que vivimos.
 
Cuestión diferente es que la DC por razones más bien tácticas que estratégicas, estime que una sociedad con el Partido Comunista le perjudica en sus aspiraciones electorales, debate perfectamente legítimo, y que, por lo tanto, lo que corresponde es acentuar su identidad y apostar a un electorado ( de centro?) diferente y que está  dispuesto a respaldarla en la medida que no pacte con la izquierda y específicamente con el partido Comunista ( y eventualmente con el Frente Amplio ).Pero, para ello la directiva o quien sostenga esta tesis debe cumplir con  dos premisas básicas : a)Tener evidencia empírica o hipotética que respalde dicha tesis y b)tener certeza de que su tesis será compartida por algún o algunos de los posibles miembros que hoy conforman la centroizquierda para no verse expuesta a la soledad más absoluta, con todas las consecuencias fáciles de proveer.

Para todo esto es necesario, como lo he sostenido reiteradamente, que la DC tenga un amplio y democrático proceso de deliberación política.-