El Partido Comunista (PC) que dirigen Lautaro Carmona y Bárbara Figueroa, en la foto, llamó a impulsar movilizaciones amplias y unitarias contra el futuro gobierno del ultra derechista José Antonio Kast y con esto, profundizó un debate interno en la izquierda sobre qué rol debe cumplir la oposición y cuán cohesionada debe estar frente a la nueva administración.
La polémica se reactivó tras la publicación de extractos del informe del último comité central del PC, en el que se plantea que, ante lo que describen como una agenda “autoritaria y regresiva” del presidente electo, resulta “relevante impulsar hitos de movilización amplia y unitaria”, como el 8 de marzo o el 1 de mayo próximos, no solo para defender derechos específicos, sino también como respuesta democrática y social.
Este llamado provocó reacciones diversas dentro del mismo espectro progresista. Líderes del Socialismo Democrático, como el senador Juan Luis Castro, reconocieron la defensa de derechos como un eje natural de la oposición, pero advirtieron que “poner el foco en la agitación social como método político” puede generar tensiones internas y restar claridad a la estrategia conjunta del bloque.
El senador Pedro Araya (PPD) enfatizó que las movilizaciones pueden jugar un papel positivo si expresan demandas transversales y respetan el marco institucional, pero destacó que “la democracia se robustece con diálogo y propuestas de futuro, no con confrontación permanente”.
En la Democracia Cristiana (DC) y otros sectores más moderados también se expresaron reservas. El vicepresidente de la Cámara, Eric Aedo (DC), hizo un llamado a evitar que las movilizaciones se conviertan en un arma política para “desestabilizar” gobiernos, llamando a una oposición responsable y dentro de los cauces institucionales.
El respaldo al PC
Entre quienes respaldan el llamado del PC, el diputado Jaime Sáez (Frente Amplio) sostuvo que es necesario recuperar la unidad social tras las divisiones evidenciadas en elecciones recientes, para resistir ante políticas que, desde su perspectiva, podrían recortar derechos sociales.
También desde el Partido Liberal, el presidente Juan Carlos Urzúa calificó la iniciativa de lógica dentro de la tradición política comunista, aceptando que en casos precisos su colectividad podría sumarse a movilizaciones que consideren defensa de derechos laborales y sociales.
El debate refleja una discusión más amplia en el mundo progresista chileno sobre cómo articular la oposición en un nuevo escenario político, equilibrando la defensa de demandas ciudadanas con la necesidad de construir estrategias unificadas que vayan más allá de la confrontación.
