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Premio Nacional de Humanidades Manuel Garretón y condenas a dueños de Penta: “Las clases de ética debieran tenerlas en la cárcel”

Por María Cristina Prudant

El bullado caso Penta, que fue la llave que abrió la caja de Pandora que guardaba el hecho más grave de la historia política del país protagonizada por políticos y empresarios. De allí surgieron las famosas boletas ideológicamente falsas en las que aparecieron nombres de moros y cristianos.

Desde hace tres años el país se ha curado de espanto con todo lo que se ha sabido en este plano. Políticos de derecha y de izquierda involucrados con platas de importantes empresas que pedían para sus campañas y otros menesteres.

Después de investigaciones de todo tipo, que llegaron más allá de las boletas ideológicamente falsas, con reclamos de quienes dicen no haber sido tratados igual que otros que cometieron el mismo delito, fiscales en primera plana, rencillas entre fiscales y abogados, renuncias obligadas de persecutores destacados, se está llegando al final del caso Penta. Todavía falta mucho por ver en cuanto a los resultados finales en el plano judicial.

 Por el momento, el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago condenó a Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, dueños de Penta a cuatro años de libertad vigilada por delitos tributarios reiterados. A esta condena se restarán los 236 días que ya cumplieron de arresto preventivo. Los controladores del grupo Penta deberán, además, pagar una multa $857.084.267 cada uno.

Pero lo más llamativo es que tendrán que ir a clases de ética. Así lo señaló el juez del Octavo Juzgado de Garantía, Daniel Aravena:

“Los sentenciados deberán cumplir la condición establecida en la citada ley, en su artículo 17 ter letra D, consistente en cumplir un programa formativo de ética en la dirección de empresas, la que deberá formar parte del plan de intervención”.

Ni Délano, ni Lavín estuvieron presentes para escuchar su condena y del otro lado tampoco estuvo el fiscal Manuel Guerra, bastante cuestionado por sus decisiones. Todos protagonistas del polémico acuerdo que desechó la posibilidad de que los controladores del grupo -y financistas irregulares de partidos y campañas políticas- fueran acusados de cohecho.

"Una chacota": clases de ética

Cambio21 conversó con Manuel Antonio Garretón , sociólogo, politólogo y ensayista chileno, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2007,  sobre las clases de ética para los empresarios.

¿Qué le parece a usted que la justicia mande a los empresarios involucrados en el caso Penta a clases de ética? 

---Esto hay que mirarlo en el conjunto del proceso y las condenas. Obviamente, aparece como una de las cosas más ridículas del mundo, después de negarse a procesarlos por cohecho. Habiendo dicho que, previamente ese tema era estrictamente intransable.

Se termina, entonces, con una condena relativamente menor y con  un chiste: que tengan clases de ética. ¿Por qué iban a tener clases de ética si resulta que lo que hicieron fueron faltas, relativamente menores?

Entonces, creo que simplemente forma parte de toda la chacota que ha significado, al final, uno de los procesos a uno de los más grandes delitos que se han producido en la historia política de Chile.

¿Usted considera que ellos sí debieran tener clases de ética empresarial?

  ---No tiene ningún sentido que tengan clases de ética, van a seguir cometiendo los mismos delitos que han cometido durante una cantidad enorme de años. Es ridículo. Las clases de ética debieran tenerlas, por supuesto, en la cárcel, como sistema de rehabilitación.

Estas medidas que recomiendan los jueces en estos casos ¿son realmente pertinentes?

---Me parece que es todo una chacota.

¿Qué ha perdido el empresariado chileno que los últimos años se ha visto involucrado en corrupción, colusión y otros delitos?

 ---Hablamos del gran empresariado, nada en conjunto de los empresarios. El gran empresariado no tiene ningún prestigio y es considerado en las encuestas y en la opinión pública como una especie de cartel para protección de derechos, para abusos de poder y lo comprobó en la época de la alianza que tuvieron con la dictadura militar donde crearon sistemas para su propio beneficio.

En el caso de Soquimich está complicado el ex ministro Longueira porque podría ser acusado de cohecho y está reclamando contra el fiscal Pablo Gómez que lleva la causa...

---Hay que esperar. Por supuesto que una persona acusada va siempre a reclamar. Hay que esperar el juicio y es evidente, por las cosas que uno conoce, hay que verlo esto del punto de vista del proceso legal, pero a simple vista, evidentemente que hubo cohecho y lo que se acusa y que se usó el poder político para satisfacer intereses económicos y al mismo tiempo beneficiarse políticamente con ellos.

¿Cómo calificaría usted todo este proceso que hemos visto durante más de tres años  relacionados con el dinero y la política?

La corrupción es parte del modelo económico de la dictadura

Es simplemente una expresión del iceberg de lo corrupto, íntrínsicamente que es el sistema y modelo económico generado por la dictadura militar por los Chicago Boys durante ese período. Ahí se fundó un modelo económico que señala que lo importante y por encima de todo, como el modelo social, es el interés privado, el dinero por sobre el interés público, colectivo no político.

Y eso, hacer predominar el interés privado por sobre el interés público o utilizar el bien público para intereses privados, es lo que se llama corrupción y estás son expresiones de un sistema, intrínsicamente corrupto.  

¿Usted cree en todos los proyectos de ley que se están haciendo para detener la corrupción en el país?

Los proyectos son un avance. Pero mi impresión es que mientras no haya un cambio cultural institucional que ponga el interés público por encima del interés privado, las soluciones van a ser siempre parciales y eso se logra a partir, principalmente de una Constitución que consagra esto.

Cuando una Constitución consagra un Estado subsidiario está haciendo predominar el interés privado por sobre el público e incluso permitir abrir la vía para que los bienes públicos sean utilizados en función de sectores privados.

Pero aún persiste un sector que no quiere que se cambie la Constitución

---Creo que estamos en presencia de un subtema muy consolidado que hay que ir cambiando, y en ese sentido, las leyes que se plantean son un avance, pero muy parcial y mínimo.

 ¿Por qué?

En principio usted se da cuenta que de repente las multas que se hacen contra las infracciones son muy inferiores a las grandes ganancias que se han obtenido.