El Presidente Piñera ha usado una cadena nacional para anunciar lo que él llama soluciones a los graves problemas que viven más de dos millones de pensionados. En medio de muchos lugares comunes y con la abundancia de adjetivos que caracterizan su discurso, se pueden rescatar algunas verdades, malabarismos verbales para esconder abusos y engañar con supuestas soluciones.
¿Cuáles son las verdades? El presidente afirmó que las pensiones son muy inferiores a las expectativas de los ciudadanos. El presidente NO dice que esas expectativas fueron creadas por su propio hermano, José en 1981 y repetidas por las AFP y sus defensores en años posteriores. Los voceros de las AFP ofrecieron pensiones equivalentes al 70% de las últimas remuneraciones, aportando sólo 17% de nuestras remuneraciones e incluyendo la cotización de salud.
Los chilenos sabemos que aportamos para salud y previsión, más del 20% de nuestras remuneraciones y obtenemos pensiones inferiores al 30%.
En mi libro El Gran Engaño, dos ediciones, la primera en Internet y en artículos de Cambio21 y en el Semanario Cambio 21, he publicado copias esos documentos, tanto de las declaraciones originales de José Piñera, ministro del dictador, sus afirmaciones en el libro El Cascabel al Gato, publicado en 1991, documentos de las AFP en que ofrecen pensiones equivalentes al 100% de las remuneraciones con sólo el 60% de densidad de las cotizaciones. Emplazo a cualquier partidario del gobierno a desmentir estos hechos.
Pero al reconocer otra verdad, el presidente repite la misma maniobra: Sostiene que las bajas pensiones se deben a tres factores: 1.- El ahorro del 10% es insuficiente, la organización del trabajo genera muchas lagunas previsionales y porque han aumentado las expectativas de vida. Es efectivo que el modelo neo liberal genera trabajo precario, pero fueron ellos mismos los que sostuvieron que la excelente administración privada podría entregar el 70%, a pesar de los bajos salarios, del aumento de las expectativas de vida y la baja densidad.
Las AFP y El Mercurio lo desmienten. Han publicado estudios que informan que, si se impone con una densidad del 60%, la pensión sería del 100%.
Luego de describir la existencia de dos pilares, uno contributivo y otro solidario, el presidente anuncia las medidas que propondrá para cada uno de ellos.
Para el solidario anuncia un incremento del 40% en un número de años que no informa, con un costo de unos mil millones de dólares.
Para el contributivo, anuncia un incremento del 4% de cargo del empleador y se limitó a señalar que será gradual para no afectar a las empresas.
Declaraciones de altos funcionarios del gobierno han complementado esa afirmación señalando que la gradualidad duraría 8 años, incrementando el aporte en un 0,5% anual.
En un artículo publicado hace un tiempo en Cambio21 pusimos algunos ejemplos concretos que recordamos hoy para claridad de los lectores:
Un experto de la Fundación Sol ha señalado que si el aporte patronal fuera del 3% y se aplicara desde hoy, medio punto por año, según el gobierno actual, “una persona de 20 años va a tener un impacto en su pensión cercano al 24%, pero para las personas que tienen 30 años el impacto va a ser inferior al 13%, mientras que las personas que tienen 40 años el impacto va a ser de 6,1% y para quienes tienen 50 años o más el impacto no superará el 2,1%.
Si calculamos sobre la base de mantener las actuales edades de jubilación, 60 años para mujeres y 65 años para hombres, y considerando que las pensiones promedios son actualmente de $ 200.000 mensuales, la persona que tiene 20 años, a los 65 años, si es hombre, podría recibir una pensión cercana a los $ 240.000, en el mejor de los casos. El que tiene 30 años, una de $ 226.000; el de 40 años, una de $212.000 y el de 50 años una de $204.000 mensuales.
Pido a las mentes matemáticas que hagan el cálculo de lo que pasa con el 4%. Cualquiera que sea el efecto sólo se vería en más de 30 años más. Esa es la gradualidad del gobierno. Como se ve un impacto mínimo y muy a largo plazo.
Para la clase media el presidente hizo anuncios muy genéricos y algunos de ellos imposibles de cumplir por los supuestos beneficiados.
Por ejemplo, un aporte especial si postergan su jubilación, ya que 5 años de trabajo extras incrementarían la pensión en un 40%. El presidente sabe que la permanencia en el trabajo NO depende del trabajador y que la realidad muestra un dramático incremento en los despidos de los trabajadores más antiguos.
Su receta mágica no se aplica para la mayoría de los que quisieran seguir trabajando para no recibir estas pensiones miserables, pero No los dejan.
La segunda parte de la propuesta Piñera es confusa. Lo que usted aporte al postergar su jubilación iría un 50% para su pensión y la otra mitad podría retirarla libremente el afiliado.
En Chile ya existe esa posibilidad de sacar fondos para las personas que tienen mayores recursos y se llama Excedente de Libre Disposición. Puede ser de 800 o 1200 UTM, según si se retira de una vez o en 6 cuotas.
En Perú han hecho posible que se retire hasta el 94% y ello ha sido bien acogido porque la gente quiere dinero urgente, pero una vez que lo gasten, aumentará la presión sobre el Estado nuevamente.
Las AFP peruanas felices, cobran altas comisiones para administrar los Fondos y cuando tienen que cumplir sus promesas, entregan lo que queda y se lavan las manos. Gran negocio, cobrar por un servicio que NO prestarán.
¿Cuánto ahorraría un trabajador que posterga en 5 años su jubilación? La remuneración promedio en las AFP es cercana a los $700 mil pesos. No quiero marearlos con cálculos, sólo quiero decirles que las AFP obtendrían casi el doble de los que ustedes podrían ahorrar, por las comisiones extras que recibirían por esos 5 años extras. No se extrañen, ya las AFP obtienen rentabilidades muy superiores a las que reciben los Fondos de los Trabajadores.
No se olviden que las AFP se quedan con el 20% de lo que se ahorra.
El presidente anunció otra medida que él sabe qué NO funciona y que también sabe que no sirve para mejorar las pensiones. Está probado que la competencia en un sector oligopólico como las AFP no funciona, he citado en mis artículos a especialistas y ejemplos que demuestran esta realidad.
Agrego otro: “a septiembre de 2016 las cuatro AFP más caras cobraban entre 3,1 y 3,8 veces más que la AFP más barata de la industria. Una gran parte de los 7,6 millones de afiliados que a junio de 2016 estaban en las cuatro AFP más caras, se beneficiarían cambiándose a la AFP más barata” (Fernando López Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado). Pero NO lo hicieron. No se cambiaron.
El presidente dice que podrían entrar las Compañías de Seguros, pero si ya están adentro. Se han comprado a las AFP más grandes y manejan las Rentas Vitalicias.
Las Cajas de Compensación, Cooperativas de Ahorro y Crédito, no tienen el peso de las AFP y compañías de Seguros y, aunque lo tuvieran, el resultado podría ser negativo. He comprobado en mis trabajos basados en documentos de la Superintendencia de Pensiones, que una competencia extrema hace subir los costos para los afiliados, no los baja.
Ahora si funcionaran y las AFP bajaran las comisiones, esto no incrementa las pensiones, sólo aumentaría el líquido que se queda en el bolsillo del trabajador. Eso lo sabe el Presidente y lo calla.
Algunos medios citan una minuta del gobierno que precisa algunos puntos. Por ejemplo, la creación de un aporte adicional para las personas que obtengan pensiones inferiores a las 25UF mensuales y tengan 16 años de cotización, a lo menos, si son mujeres y 22 si son hombres.
El aporte sería de 0,15 UF por cada año adicional a los 16 o 22. El Mercurio da un ejemplo. Una mujer que haya cotizado 24 años o un hombre que cotizó 30 años recibirían un aporte extra de 1,35 UF mensual si están activos. A los ya pensionados se les fija un tope de una UF.
El mismo diario informa que, además, habrá otro aporte para las mujeres que obtengan pensiones inferiores a las 25UF y tengan más de 16 años cotizados. Este sería de 0,05UF por cada cotizado sobre los 16. El ejemplo usado por el diario citado nos dice que la mujer con 24 años cotizados llegaría a obtener 1,8UF mensual, es decir, casi $50.000 extras. Si esa mujer decide seguir cotizando más allá de la edad legal, por cada año adicional el aporte extra llegaría a ser de 0,075UF. Nada dice la información de cuanto año se demorará la concreción de estos beneficios y, por cierto, nada se dice como lograrán retener sus empleos hacia el futuro.
También el anuncio presidencial menciona un seguro para las personas que necesitan asistencia, financiado con un aporte patronal del o,2%, ya mencionado por la Comisión Bravo, pero nada dice de algo que beneficiaría a todos los actuales y futuros pensionados: El Seguro de Longevidad, con un costo de alrededor del 1%, propuesto por expertos pro AFP y que podría, según ellos, hacer que las pensiones se incrementen en un 25%.
El presidente dice que el costo en régimen, esto a 8 años plazos será de US$3.500 millones de dólares. El presidente se niega a extender la Pensión Básica Solidaria a todos los pensionados actuales y futuros, que se financiaría con un aporte patronal del 5%, alrededor de US$ 300 millones de dólares al mes, US$ 3.600 millones al año.
Este aporte debería ir al Fondo de Garantía de Pensiones, que ya existe, tiene US$ 10 mil millones de dólares ahorrados, se incrementa por ley en 0,2 del PIB y sólo requeriría crearle un directorio tripartito, gobierno, trabajadores y empresarios. Las pensiones actuales subirían un 50% en promedio y todos los pensionados futuros partirían con un piso de $107.000 al mes.
La minuta del gobierno que mencionan los medios hace alusión a algo que no escuchamos en su discurso. Las administradoras del 4%, AFP y otras, podrán, voluntariamente, compartir sus utilidades con sus afiliados y a otorgar descuentos en las comisiones si se incorporan grupalmente y no individualmente.
El 4% en sí No ayuda a resolver el drama de las pensiones. La OCDE estima que debe destinarse a este fin un 18%. La OIT exige que haya aporte paritario de empleadores y trabajadores, o sea los empleadores deben aportar un 10%. Gradualmente, por supuesto, pero no con cuenta gotas como las del proyecto. Debe tenerse presente que antes de la dictadura, este aporte superaba el 40% de las remuneraciones del trabajador.
El Estado debe subvencionar a las pequeñas empresas en este aspecto por razones de justicia y economía. Pero nada de eso le interesa al presidente.
El presidente enfatizó la libertad del trabajador para elegir dónde depositar los fondos. Otra vez se queda corto. ¿Por qué no nos devuelve el derecho que hasta Pinochet nos reconoció de escoger entre AFP o sistema de reparto?
Esa es la libertad que ningún gobierno democrático nos ha reconocido y es la que necesitamos.
El Parlamento debería aprobar la idea de legislar para legitimar el aporte patronal, presionar para incrementar el monto, acortar la inaceptable e ineficiente gradualidad, reconocer nuestro derecho a optar entre AFP y sistema público y lograr la creación del seguro de longevidad.
Es lo mínimo honorable y práctico que se les puede pedir.
La lucha pacífica y la persuasión tendrán que continuar.