Oh I'm just counting

Reportaje Especial. A dos años del gobierno de Piñera: Chile es un barco a la deriva y el capitan no sabe para donde va

Por María Sepúlveda

Para entender cómo están las cosas en el país, a dos años del gobierno de la derecha con Sebastián Piñera a la cabeza, hay que analizar las múltiples convocatorias de organizaciones sociales para marchar, protestar y manifestarse con caceroleos en contra del gobierno. Desde hace casi cinco meses los chilenos se juegan en las calles del país, arriesgando su vida, la posibilidad de que los cambios que la ciudadanía pide, a partir del 18 de octubre de 2019, se conviertan en realidad y se termine con la tremenda desigualdad que ha instalado su imperio en Chile.
 
Las promesas de las autoridades políticas se han ido desvaneciendo con los días y los acuerdos que firmaron casi todos los partidos, el 15 de noviembre de 2019, la derecha los ha borrado con el codo y ahora buscan pretextos para evitar que se realice el Plebiscito el 26 de abril que abre la posibilidad de tener una nueva Constitución para el país, después de 30 años de democracia enmarcados por una carta magna escrita entre cuatro paredes durante la dictadura.
 
En su primer año de gobierno, Piñera rindió cuentas alegres aunque en realidad los resultados, hasta ese momento, no eran tan extraordinarios, pero con el correr de los meses comenzó a venirse abajo el slogan de su campaña. “Tiempos Mejores”.
 
Como dice la famosa frase acuñada por el periodista Carlos Pinto “nada hacía presagiar” que la oferta de la derecha, de un gobierno de calidad y eficiente se diluiría en el espacio. La economía comenzó a mostrar sus primeros guarismos muy por debajo de lo prometido. El crecimiento económico, se decía llegaría a cifras cercanas al 5%. Durante el año pasado el Banco Central, comenzó a publicar expectativas muy inferiores y  los agentes del mercado consultados rebajaron sus proyecciones de crecimiento para la economía chilena durante 2019.
 
El gobierno había estimado para 2019 que el país crecería en torno a un 3% y 3,5%. Solo basta recordar al ministro de Hacienda de ese momento, Felipe Larraín diciendo que él dormía muy tranquilo porque esa cifra se mantendría. Apostó y perdió. Chile fue el país con menor crecimiento de América Latina con 1,2%. Fue el peor desempeño de la economía chilena desde 2009. Y no pueden echarle la culpa a la crisis social porque esta empezó en octubre y las cifras venían mal desde hacía tiempo, tanto que Piñera cambió al ministro de Hacienda lo que no es habitual, pero se deshizo de Larraín y llegó Ignacio Briones, que es más mesurado. Así y todas las cosas en el plano económico no avanzan. Y uno de los problemas mayores es el desempleo que no ha podido controlarlo.
 
Los empresarios no escuchan
Mario Desbordes, diputado y presidente de RN
 
Los empresarios que tienen algo que decir en el plano económico y además responderle a su amigo Sebastián Piñera, están preocupados de vender sus embarques de fruta en China antes que se les eche a perder. A ellos solo les importa seguir manteniendo sus ganancias y no han puesto nada de su parte porque el gobierno para poder subir el salario mínimo ha tenido que subsidiar a las empresas dándoles el importe correspondiente a lo que gastarán por subir los salarios, o sea, con dineros públicos se arregla el problema y hasta dónde resistirán las arcas fiscales si no se hizo una buena reforma tributaria para recibir los recursos necesarios para abordar los problemas sociales. Lo importante fue mantener contentos a los más ricos y que el resto de los chilenos sigan pagando impuestos como el IVA, el más importante en cuanto a los recursos que le entrega a la hacienda fiscal.
 
En la cumbre empresarial Enade, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones ratificó su sello analítico y de "hablar con la verdad", ocupó la principal tribuna empresarial del país para explicar lo que el Gobierno está haciendo para remontar la crisis y recuperar el crecimiento. Pero también aprovechó la ocasión para advertir sobre las falencias de la élite y el empresariado, agudizadas por la crisis social, lo que exige cambios que abran camino a un nuevo contrato social.
 
 "Necesitamos avanzar hacia una sociedad abierta, inclusiva, conectada, con real competencia en el mérito y para eso [necesitamos] igualdad de oportunidades. Los desafíos sociales que tenemos por delante también son desafíos económicos: no solo es un tema de justicia, sino también una necesidad para el crecimiento de largo plazo", afirmó.
 
Para ello, dijo que se requiere una hoja de ruta, con prioridades, que permitan asignar recursos que son escasos y concretar avances con gradualidad. "Tenemos que construir un recorrido creíble con punto de llegada y estaciones intermedias. Sin big bang ni saltos al vacío", dijo, apuntando a un "reformismo, con cambios de verdad y creíbles, pero realistas y contingentes a la realidad del país que somos".
 
 Y pasó un recado respecto de la responsabilidad fiscal: "Descarto la idea de que se esté tirando la casa por la ventana. No habrá una fiesta fiscal que gane aplausos fáciles y que después sea una cuenta imposible de pagar. Este gobierno no está disponible para maximalismos. Lo tenemos clarísimo, yo lo tengo clarísimo". 
 
 Las pensiones con soluciones de parche
 
Para este año las expectativas no son mejores (el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó a 0,9% previsión de PIB de Chile para 2020), pero las razones son distintas el país está en una crisis social que el gobierno no ha sabido manejar o simplemente, no entiende nada de lo que está pasando porque las decisiones que toma siempre son a la inversa de lo que la gente está esperando.
 
Qué pasa con las pensiones, que es de primera importancia para los chilenos. El gobierno le echa la culpa a la centro-izquierda que no quiere aprobar el proyecto de ley enviado por ellos al Congreso, pero ocurre que este no incluye las mejoras que pide la gente que, en multitudinarias marchas planteó No + AFP y el proyecto del Ejecutivo mantiene a  las AFP y la capitalización individual que solo ha permitido que las administradoras de los recursos de los trabajadores se llenen los bolsillos de plata, mientras los jubilados reciben pensiones miserables.
 
Entonces, en un trato incomprensible con el Parlamento trata de imponer su proyecto  y presiona para que se apruebe. Los parlamentarios, sobre todo los senadores de oposición  han reclamado por esta actitud hostil y agresiva. FIN

Problema político grave

Jacqueline van Rysselberghe, senadora y presidenta de la UDI

Tenemos un problema político grave y Piñera no lo ha sabido resolver. Cuando se produjo el estallido social se le ocurrió decir que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso” le echó la culpa a grupos organizados de la ultra izquierda, del Partido Comunista, después que eran extranjeros, hasta llegar a lo inverosímil como culpar a grupos musicales de Key Pop y a jugadores de fútbol y a Mon Laferte (ver nota aparte). No olvidemos que acusó a los manifestantes de querer incendiar hospitales con sus pacientes, incendiar la Quinta Vergara el último día del Festival y en realidad cada vez que hace apariciones públicas dice algo inapropiado como echarles la culpa a las mujeres por ser violentadas.
 
El mandatario no tiene liderazgo, no hay una dirección estratégica en La Moneda, no ha sabido leer la profundidad de la crisis que existe hoy en Chile. Esto demuestra que el gobierno tiene un diseño político erróneo para enfrentar la crisis. Dicen que continúa contando con el apoyo asesor de su primo el ex ministro Chadwick, que fue acusado constitucionalmente, constituyendo uno de los aspectos duros para su gobierno, pero que también cometió demasiados errores, por lo que no se entiende cuál podría ser su gran aporte en estos momentos porque Piñera sigue prisionero de sus palabras y con el mismo discurso de hace cinco meses.   


Piñera está confundido porque de repente se le vino encima este monstruo que se lo va a comer si no reacciona. La violencia se ha apoderado de las calles del país y el enfrentamiento con las Fuerzas Especiales de carabineros ya ha cobrado más de 30 vidas y ha dejado más de 400 mutilados en sus ojos y otros tantos ciegos y con diversos problemas de salud. Pareciera que carabineros son los responsables de terminar con la violencia y restaurar el orden público, pero es evidente que la violencia es un problema político que tiene que resolver el gobierno, o sea, Piñera.

Orden Público

Para la derecha y Piñera, el orden público es la prioridad por ello han propiciado leyes para castigar a los manifestantes, como la Ley antibarricadas. Han criminalizado la protesta social. Pero, todos dicen que Piñera confunde orden público con manifestaciones pacíficas y ahora se han obsesionado con la “primera línea” que actúa en las protestas y se les pretende aplicar la ley no importa cuál sea, pero tienen que ir presos. Carabineros inventó una estrategia para detenerlos en la Plaza Baquedano y de un grupo de 44 personas que fueron llevados a tribunales quedaron en libertad 43 por falta de méritos, no tenían antecedentes.

Entonces, una vez más queda al descubierto que este gobierno no respeta los otros poderes del Estado porque apareció en televisión el ministro del Interior, Gonzalo Blumel  responsable de la seguridad y la delincuencia criticando al Poder Judicial por la decisión.  

“El esfuerzo policial por detener a estos violentistas y proteger a los vecinos debe ir acompañado de sanciones rigurosas". Similar a lo señalado por la vocera de gobierno, Karla Rubilar, quien expresó que “no compartimos la decisión que tomó el juzgado”. Por lo tanto, se anunció que el gobierno se querella por Ley Antibarricadas contra estos 44 individuos. En ese marco, Blumel señaló: “No quiero entrar a polemizar, porque el orden público en lo que respecta a carabineros y las policías depende fundamentalmente del gobierno, pero también el resguardo del orden público requiere de la colaboración de todos los poderes y de todos los actores estatales, como por ejemplo del Ministerio Público, el poder judicial”
 
La ex defensora Nacional, abogada y profesora de derecho de la Universidad Católica Paula Vial, señaló que la absolución de 43 de 44 detenidos, que según la Intendencia Metropolitana pertenecían a la primera línea se debe a que “ser de la primera línea no es un delito, jurídicamente hablando y en términos normativos no hay una definición establecida en ningún código”, aclaró.
También afirmó que la ley Antibarricadas se creó para “hacer frente a este tipo de manifestaciones”, complementando además, las dificultades del Gobierno para restablecer el orden público.
 
Asimismo, la abogada de la UC mencionó que “hubiese sido una sorpresa que los detenidos quedaran en prisión preventiva”, a excepción que un imputado tenga antecedentes. Eso hubiese cambiado más el panorama. Entre los aprehendidos se encontraban 16 menores de edad y 4 extranjeros.
 
¿Aguantaremos dos años más?
 
Entonces, para la derecha y el gobierno, la culpa de todos sus males es la izquierda chilena y el Partido Comunista. La centroizquierda ya no tiene vocación para acuerdos – dicen- ya no existe la oposición constructiva. Eso “es gratuito” porque todos los proyectos aprobados han contado con votos de la oposición que lo único que ha hecho ha sido mejorarlos.
 
En la previa a la conmemoración de los dos años del gobierno de Piñera, el país ha vivido una semana llena de manifestaciones, protestas, caceroleos. Continúan los problemas con el Parlamento y las disputas en su propia coalición entre RN y la UDI, que pretende pasarle la aplanadora a Renovación Nacional, más específicamente a su presidente Mario Desbordes, que defiende a Piñera, pero lo que está claro es que la UDI no comulga con las últimas decisiones de RN como apoyar la aprobación de la paridad de género para el proceso constituyente, lo que fue uno de los pocos logros políticos del último tiempo. Y además, porque algunos diputados RN votarán Apruebo en el Plebiscito.


De esta manera la situación del país, a dos años del gobierno de Piñera es complicada, y una solución podría ser que el gobierno y el Parlamento busquen una forma civilizada  de trabajar escuchando lo que quiere la ciudadanía. De otra forma, señalan en medios políticos, no se podrá conducir la crisis actual y lo peor es que se vienen dos años por delante y no se ve que el oficialismo vaya a buscar una salida acordada sino imponiendo sus criterios lo que hace más difícil llegar a acuerdos.

Como señala el senador Alejandro Guillier en entrevista aparte en Cambio21, “esto no aguanta dos años más?