Tres años al frente del Instituto Nacional de los Derechos Humanos duró Sergio Micco, (DC) quien recientemente renunció a su cargo y ahora reveló la que denomina como "su verdad" sobre su salida y lo que pasó estando todo ese tiempo en el cargo.
Según asegura, debido a algunas de sus posturas en materias como el aborto, sufrió "al menos seis campañas de funa" y que "esto partió con prejuicios en mi contra, y que terminó francamente en una cultura abiertamente de cancelación".
Además, señaló que "evidentemente, yo no era una persona grata para el Poder Ejecutivo" y que ahora "me siento con toda la libertad" para manifestar todo lo que vivió como director del INDH.
Votará Rechazo a la nueva Constitución
“No puedo estar con este proyecto de Constitución”. Así de categórico fue el exdirector del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Sergio Micco, para referirse a su postura de cara al plebiscito del próximo 4 de septiembre.
El abogado, magíster en Ciencia Política y doctor en Filosofía, contó que, tras dejar el puesto el 12 de julio pasado (y a pocos días de terminar el periodo), hoy hace clases en el magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile.
Sobre la propuesta de Carta Magna, criticó la falta de deberes: “Para mí no es baladí que en este escrito no aparezcan los deberes. Esa propuesta constitucional, esa cultura que promueve que todos los habitantes de Chile reclamemos por nuestros derechos individuales, todo se le pide al Estado que lo garantice, eso no va a funcionar”.
“Por otro lado, nosotros como consejo, en un acuerdo unánime, dijimos que para que haya una institucionalidad fuerte de derechos humanos primero tiene que haber una y no varias. Además que, para garantizar el pluralismo, es mejor contar con un órgano superior colegiado, no unipersonal. Por último, que se requiere de un método de elección de los integrantes de esa defensoría que garantice la autonomía de todo poder social o político”, resumió Micco.
La institucionalidad sobre derechos humanos en el borrador, aseguró, permitirá que “el defensor será elegido a propuesta de un tema de organismos de derechos humanos y una mayoría política circunstancial del Congreso de Diputados y Diputadas, más la Cámara de las Regiones. El poder se concentra demasiado y, en el caso de la defensoría, es clarísimo el problema. ¿De qué sirve consagrar una gran cantidad y diversa de derechos humanos, si un organismo central en su protección es débil en la consagración de su autonomía y pluralismo? La institucionalidad de DD.HH. que se establece adolece de enormes riesgos. No puedo estar de acuerdo”.