Oh I'm just counting

Si quieres ganar, el escándalo es lo tuyo: la estrategia de los candidatos con pocas opciones

En las presidenciales hemos visto cómo algunos de los candidatos han llevado una línea agresiva y violenta de debates e intrerpelaciones: figurar es la premisa, el cómo no importa.

Con las presidenciales a la vuelta de la esquina, quedan solo cuatro semanas, los candidatos se esfuerzan por poder dejar la mejor de las impresiones en el electorado.
 
Pero, en medio de debates, proclamas, discusiones, propuestas y defensas de programas e ideas, no siempre vemos lo mejor de cada uno de los “honorables” candidatos.
 
Ejemplos de descontrol
 
Quien se ha visto, más de una vez, interpelada y forzada a defender su candidatura es Carolina Goic. La presidenciable DC tuvo que combatir la virulencia y sarcasmo de Fernando Villegas en Tolerancia Cero; y por si fuera poco, días después fue el turno del periodista Freddy Stock.
 
Goic interrumpió a su entrevistador acusando generalización contra su partido y argumentando, con fuerza, que siendo tendencioso no se avanzaba en materia política.
 
Otro que padeció la violencia política de campaña fue el principal candidato de la Centro Izquierda, Alejandro Guillier. Tanto a José Antonio Kast, Beatriz Sánchez y Carolina Goic, fueron críticos con el periodista quien, lo interpelaron, por no transparentar su relación con el cuestionado alcalde de San Ramón, a quien se acusa de tener nexos con peligrosos narcotraficantes.
 
Guillier, con evidente enojo, respondió dejando en claro que esa situación no lo involucraba y que todo era una artimaña para ensuciar su nombre.
 
La semana pasada ocurrió quizá el hecho más lamentable y vulgar. Fue en un debate presidencial radial cuando el candidato Alejandro Navarro reclamaba contra el préstamo otorgado a Sebastián Piñera por parte del BancoEstado. En medio de la encendida oratoria, Navarro arrojó un puñado de monedas diciendo que “con eso Piñera podía financiar su campaña”. La molestia fue evidente en el candidato de Chile Vamos.
 
Por último, José Antonio Kast ha encarnado lo más negativo y ofensivo por parte de la sociedad, las redes sociales y de los demás candidatos y entrevistadores. Su frontalidad, conservadurismo y abierta discriminación no deja a nadie indiferente.
 
Idea de campaña o solo espontaneidad
 
Buscando interpretar de la forma más adecuada esta nueva tendencia en los candidatos conversamos con algunos expertos para definir la “furia presidencial”.
 
Para Marco Moreno, decano de la escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central, todo responde a “los intereses de los candidatos más pequeños para tener un buen desempeño electoral”, asegura.
 
“Ellos apuntan a que la opinión pública hable de ellos, generar noticia, aparecer en los medios, pero esta idea de campaña no resulta suficiente como para transformar las preferencias electorales. Lo mediático es lo de ellos pero, al final del día, sin mucho efecto político”, agrega.
 
Sobre la proximidad de la fecha de votaciones (19 de noviembre) Marco Moreno es tajante: “Mientras más cerca las elecciones, más veremos cómo estos candidatos incrementaran su belicosidad en el discurso. Debemos decir, el desinterés de la ciudadanía obliga a innovar; hoy lo efectista es llamar la atención, pero sin propuestas y con más escándalo”, asevera.
 
 
Por su parte, Alejandro Olivares, cientista político de la Universidad de Chile, concuerda con Moreno en el análisis de lo poco llamativo de la campaña porque “en general es una campaña con poco ruido. Poco visible, porque si nos paseamos por las calles tendríamos la impresión de que no hay menos de un mes para tener elecciones presidenciales. Por tanto, el ruido debe ser hecho por los mismos candidatos”, analiza Olivares.
 
“Son los candidatos que no lideran las encuestas los que se ven obligados a generar ruido; recordemos que la premisa en política es no hay mala publicidad, porque siempre en bueno que hablen de ti. La falta de cobertura obliga a maximizar los tiempos en pantalla. Gritar en este caso es ganar”, dice.
 
De cara a las próximas cuatro semanas, el futuro luce mucho más escandaloso: “Mientras más cerca de las presidenciales debería ampliarse la presencia de los candidatos en medios de comunicación y en los discursos incendiarios. ME-O y Kast tendrían que llevar la bandera de la vorágine dialéctica del ruido ambiente”, finalizó.