Oh I'm just counting

Adiós, Juan Carlos Gil. Por José Miguel Infante Académico Periodismo, U. Central

Se ha ido una de las grandes voces de la radiotelefonía chilena. La palabra de Juan Alfonso Ossandón Gil, más conocido como Juan Carlos Gil, se silenció para siempre, a los 83 años. La luz roja del locutorio dejó de encenderse, pero su recuerdo seguirá en el aire, instalado en la memoria, como un ícono de la radiodifusión.

Usaba el apellido Gil de su madre porque comenzó en la radio a escondidas de su padre, en Antofagasta. Era la radio clásica, de voz potente y modulación perfecta, con sus inflexiones, tonos y cadencias, llenos de intencionalidad para comunicar con claridad a su fiel audiencia.
 
Su talento brilló primero en su oriunda Antofagasta, en radio Libertad y luego en radio Calama. Más tarde, lo trajo hasta Santiago, donde desarrolló su carrera en las radios Prat, Magallanes, Minería y Galaxia. Esta última fue el trampolín de varios locutores como Leo Caprile o la recordada Mary Rogers. La Galaxia, fue quizás la radio de los 80, del rock latino, de la música anglo, de los lentos en la noche, la banda sonora de tantas e improvisadas fiestas de sábado en alguna casa.
 
De tono profundo y versátil, lector de noticias, animador, compositor, su voz sonó por más de dos días seguidos en 1977, logrando un récord mundial en las transmisiones de la radiotelefonía y ayudando con eso a la construcción de una escuela en Llay Llay.
 
Para los jóvenes de hoy quizás su nombre no sea reconocido, pero en la historia de la radio, su impronta ya estaba inscrita, incluso antes de morir, porque fue capaz de hacer vibrar con “la magia de la radio” a miles de auditores que reconocían en él a una voz que marcó generaciones.