Oh I'm just counting

Agencia Chilena del Espacio, un desafío pendiente. Por Ricardo Rincón G. Abogado, exparlamentario.

España cuenta desde marzo de este año con Agencia Espacial, con estatutos debidamente aprobados por Real Decreto del Consejo de Ministros del país Ibérico, y con un presupuesto inicial de 700 millones de euros que equivalen a cerca de 1500 millones de pesos día del ejercicio presupuestario y fiscal de nuestro país. 

Nosotros hace muchos años ya planteamos la necesidad de contar con una Agencia Espacial para Chile, y entregamos, en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, un ante proyecto de ley que la contenía en sus principales aspectos normativos, ante proyecto de ley que, no obstante incorporarse en la carpeta de los Ministros que en aquel entonces configuraban la Comisión Asesora Presidencial en el ámbito espacial y recibir comentarios e informe legal de varios de ellos, terminó no siendo validado ni mejorado ni permitiendo el nacimiento de dicho importante instituto al alero del que terminaría siendo el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile, como era nuestra propuesta.

Al otro lado del Atlántico, en cambio, vemos como España, al igual que muchos otros países del orbe, materializan y potencian sus más altos objetivos en el espacio a través de agencias espaciales, órgano privilegiado para el aporte estatal, la integración y participación de la sociedad civil, la academia, la ciencia y las empresas, y para la cooperación internacional de todo tipo. 

Como bien ha señalado Diana Morant, la Ministra de Ciencias e Innovación de dicho país, “el espacio es un ámbito prioritario y estratégico, imprescindible para ayudar y proteger a nuestra sociedad en campos tan diversos como la ciberseguridad, la navegación, la lucha contra el cambio climático o la monitorización de fenómenos como la sequía o los incendios”. La Agencia Espacial española se constituye así en una herramienta fundamental para garantizar la acción estratégica de España en torno al ámbito espacial, tanto desde el punto de vista de su desarrollo tecnológico como del uso del espacio en ámbitos como la seguridad, la observación de la tierra, la geolocalización o las telecomunicaciones.

Cuando Chile desarrolla a través de la FACH un programa espacial 2.0, que nos permitirá pasar de un único satélite de observación de la tierra (Fasat-Charlie) a una constelación de diez (10) satélites de última generación y, por primera vez en nuestra historia espacial, con capacidad de observación de la tierra y de telecomunicaciones, replantear la necesidad de una Agencia Chilena del Espacio es, a nuestro juicio, fundamental para potenciar el esfuerzo de la FACh, su Comando Espacial, y del programa espacial en su conjunto.

Y si a lo anterior agregamos que nuestro nuevo Programa Espacial considera la incorporación de las regiones, ya definidas incluso sendas bases terrestres remotas en Antofagasta y Punta Arenas, que se sumarán al Comando Central de la FACH en la Región Metropolitana, lo que permite proyectar Centros Espaciales Regionales (CER) en esos lugares del norte y del sur, y en otros que puedan plantearse, unido ello a la incorporación y pleno desarrollo ya de un programa escolar, lo que marca el acento y apertura de nuestro Programa Espacial al mundo civil y la sociedad toda, podemos concluir que una futura Agencia Espacial se torna imprescindible y que, antes que termine siendo una respuesta a la presión de los los líderes regionales cada vez más empoderados, debe constituir un esfuerzo del propio Programa Espacial en cuanto reforzamiento institucional.   

Sevilla es el lugar de asentamiento de la Agencia Espacial española, decisión nada nueva para un país que apuesta, de verdad y hace mucho, por la descentralización. Les aseguro que antes que lo anticipemos ese será el debate central de nuestra futura Agencia Espacial, pues de que tendremos una que duda cabe, el punto es cuándo y en qué contexto normativo y con qué facultades y envergadura de desafíos y sueños, que espero sean de los más elevados y visionarios si queremos ser parte de la sociedad del conocimiento y liderar en ella como país y nación.