La música chilena ha sufrido un duro golpe. La mañana de este viernes ha muerto Carlos Fonseca, histórico mánager del rock nacional y responsable de impulsar la carrera de Los Prisioneros durante los 80 y principios de los 90. Quizás desde las sombras y lejos de las cámaras, su contribución al cancionero local es fundamental. Tenía 62 años.
La noticia la confirma a Culto el entorno más cercano del representante. Hace un tiempo le habían diagnosticado un agresivo cáncer al riñón. Por ello, en agosto pasado había dejado en pausa su trabajo habitual en la gestión de parte del catálogo de Los Prisioneros y otros artistas. La muerte lo sorprendió mientras preparaba un último proyecto, la reedición del disco En las Raras tocatas nuevas de la R&P, el que se espera sea publicado en las próximas semanas.
Carlos Alberto Fonseca Velasco nació en Lima en 1961, pero vivió buena parte de la niñez y la adolescencia en el Buenos Aires setentero que pasaba de a la dictadura militar. Una época convulsa en que surgió una brillante escena rockera que pudo conocer de primera mano. En varias entrevistas recordó que asistió al debut de Serú Girán en Obras Sanitarias y al regreso de Almendra en 1979, ocasión en que pudo saludar en camarines a Luis Alberto Spinetta y Emilio del Guercio.
En la casa de los Fonseca Velasco los discos eran un objeto valorado. Los hermanos mayores de Carlos eran consumados melómenos y su hermana, una seguidora de los Beatles. Un verano, su hermano mayor no paró de poner en el tocadiscos los simples Satisfaction de los Rolling Stones y Like a Rolling Stone, de Bob Dylan. Fue el momento definitivo que lo impulsó a comprar discos. El primero que adquirió fue Rubber Soul del afamado grupo de Liverpool.
El gusto por la música lo llevó a masticar una idea. “Desde los 14 años tenía ganas de poner una disquería. Entonces ya tenía el nombre, Fusión y la idea de poner una pantalla gigante con videos en la vitrina. Una manera bacán de difundir música siempre atrae gente”, detalló en una entrevista con La Cuarta. Comenzó a trabajar con una disquería en Buenos Aires, donde conoció el tejemaneje del negocio. Pero al regresar a Chile logró concretar su idea.
Según el sitio Música Popular, entre 1984 y 1991, Fonseca ayudó a la carrera de los sanmiguelinos, puesto que a través de su olfato ayudó a que la agrupación se decidiera a dar el salto profesional, convencido que “La voz de los 80” y “Paramar” serían un verdadero éxito.
En 1992, Fonseca estuvo en la primera aventura solista de Jorge González, cuando firmó un millonario contrato con EMI. No obstante, la alianza se mantuvo hasta 1993.
Justo después que se cumpliera diez años, de la separación de Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, el productor estuvo a cargo de los shows masivos (31 de noviembre y 1 de diciembre del 2001) en el Estadio Nacional de Santiago.