Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: Los resultados revelan que Chile cambió y hay un gran agotamiento de la política tradicional

Con una participación electoral menor a la del plebiscito de octubre 2020 de 6,4 millones de chilenas/os, la ciudadanía en la elección de convencionales  constituyentes dio una señal contundente del agotamiento de los bloques políticos tradicionales y emergieron actores políticos independientes e inéditos que amenazan la tradicional hegemonía de la militancia política.
 
El principal damnificado fue el mundo conservador, que a pesar de unirse en una sola lista como Chile Vamos perdieron 1,3 millones de votos en comparación con la elección parlamentaria de noviembre 2017, obteniendo sólo un 20,8% de la votación en la constituyente –muy lejos del 38,7% de la votación parlamentaria del 2017-.
 
La derecha recolectó millonarios recursos para esas candidaturas y obtuvo un magro resultado del 20,8% de la votación que le permite tener 37 convencionales, lejos del tercio que aspiraba.
 
Esta derrota de la derecha es un reflejo de que la sociedad chilena hoy no quiere posiciones conservadores, ni más gatopardismo en que nada cambia y que no quiere más políticas pro mercado o de hiperfocalización como ha impulsado estos años el gobierno de Piñera.
 
El electorado quiere cambios y transformaciones sociales que permitan enfrentar dignamente la crisis originada por la pandemia y avanzar hacia un modelo de desarrollo distinto donde el progreso coexista con la protección social, con el respeto al medio ambiente y con acceso a empleos de mayor calidad.
 
Este desastre electoral de la derecha es agudizado por la derrota en emblemáticas comunas como Maipú, Santiago, Ñuñoa, Viña del Mar; su bajo desempeño en las elecciones de gobernadores regionales donde incluso en la Región Metropolitana, Atacama, Maule fue tercera y no pasó a segunda vuelta y una baja votación en concejales en que apenas alcanza 33,1%.
 
La derecha ha perdido votación y su proyecto político queda extremadamente debilitado ya que retrocede su votación en comunas importantes de ingresos medios, aunque mantiene su fortaleza en la zona oriente de la región metropolitana.
 
La derecha no puede mirar con optimismo la elección presidencial porque perdió la principal elección que fue la elección que eligió a los convencionales que escribirán la nueva Constitución.
 
Por su parte otros actores tradicionales de la política reunidos en la Unidad Constituyente como la DC, PR y el PPD sufrieron fuertes reveses en la elección de convencionales, la lista del Apruebo que reunió a estos partidos solo obtuvo un 14,4% de la votación con una DC que solo obtuvo 3,6% de los votos, PPD solo consiguió 2,6% de la votación, PR obtuvo 1,1% y PS sólo obtuvo 4,8% que le permitió elegir sólo a 25 convencionales en total.
 
EL bloque Apruebo Dignidad que reunió al PC con el FA obtuvo un 18,74% de la votación eligiendo 28 convencionales, donde los mejores resultados fueron para RD que obtuvo 6% de la votación y 5% para el PC.
 
La sorpresa política fue la irrupción de los representantes del mundo de independientes que lograron elegir a 48 convencionales entre las listas de Independientes por la Nueva Constitución, la Lista del Pueblo y representantes de movimientos de independientes por regiones. Este sector reunió casi 2,0 millones de votos dando un duro golpe a los bloques políticos tradicionales y se instala como un actor central de la Convención constituyente.
 
A eso debemos agregar los 17 convencionales elegidos en representación de los pueblos originarios que marca el inicio de la transición hacia un Estado Plurinacional.
 
Los 155 representantes de la ciudadanía para redactar la nueva Constitución deberán abocarse a un debate transparente, donde ningún actor tiene hegemonía, ni tampoco parecieran haber actores políticos que hagan de bisagra en el sistema de toma de decisiones, por lo cual deberá primar un diálogo político transparente sobre las nuevas reglas que guiarán la futura convivencia democrática; pero hay un hecho claro la elección reveló que la ciudadanía optó por una representación plural y diversa del nuevo Chile que obliga a construir puentes de diálogo sobre los ejes que marcarán la convivencia democrática futura.
 
La irrupción de nuevos actores políticos provenientes del mundo independiente son una señal de alerta a la militancia política que hoy deberá competir con ese nuevo sector, en pos de la mejor representación ciudadana.