Hay una enorme inquietud ciudadana por la arremetida de las bandas delictuales y el crimen organizado que tiene a la mayoría de los chilenos/as viviendo con miedo cotidiano. El problema de la seguridad ciudadana se ha convertido en prioridad ciudadana como lo revelan diversas encuestas.
Por este alto interés ciudadano, la televisión, en especial los matinales han amplificado esa sensación de inseguridad -repitiendo constantemente los hechos delictuales en su parrilla diaria- -en que viven las familias chilenas producto de los portonazos, los robos en lugares habitados y en las calles de la ciudad, además, aparecen formas nuevas delictuales como robo a chorro, sicariatos asociados a la migración ilegal que se han convertido en los delitos que mayor preocupación ciudadana generan.
El país debe discutir como combatir este alto nivel delictual y la élite política debiera reconocer que los gobiernos de derecha como centroizquierda han fracasado en combatir este flagelo. Debiera ser hora de que exista unidad nacional en concordar una agenda de perfeccionamientos legislativos y de un plan que mejore la gestión policial a la brevedad para enfrentar a delincuentes con mucha mayor capacidad de fuego y más audaces que hace una década.
Pero lamentablemente se ha optado por hacer del combate a la delincuencia un espacio para el populismo político y de propuestas basadas en encuestas que capturan una percepción ciudadana movida por pasiones y urgencias y no por la racionalidad, ni por los datos duros que entrega la realidad.
La opinión experta coloca el foco en la gestión policial, en la urgencia de mejorar la capacitación para enfrentar a las bandas, en tener una policía preparada, bien equipada tanto materialmente como tecnológicamente, en mejorar la selección y la formación inicial, en tener liderazgos institucionales comprometidos con la probidad, en mejorar la gobernanza de Carabineros, perfeccionando los controles políticos y sociales. Tal como lo resume el profesor Duce de la UDP existe consenso de que "la función policial es cada vez más compleja y eso requiere policías mucho más profesionales, más preparadas, no se logra eso con proyectos que suben penas".
Ahí está el meollo de este debate ya que lamentablemente la derecha -la antigua y la nueva- coincide en promover la elevación de penas punitivas y sin proponer medidas que mejoren la efectividad del trabajo policial; pareciera que este sector político -que se guía por las encuestas- solo busca “endurecer y aumentar penas” a quienes ataquen a policías y dotarla de las autorizaciones para poder defenderse utilizando su arma de servicio. La derecha solo busca legitimar el uso de las armas ahora de las policías y en unos meses más cuando esta premura legislativa fracase, van a estar promoviendo que sean los civiles los que puedan usar sus armas, tal como lo hace Trump en la sociedad estadounidense.
La derecha, además vía senador Felipe Kast, presidente de la Comisión de Seguridad, negó la posibilidad de escuchar expertos para tener un debate serio y democrático sobre los efectos del proyecto Naín/Retamal.
De este modo, la derecha solo busca pasar “máquinas” -alentado por la encuesta Cadem- sin considerar los efectos que alertan especialistas como el profesor Cox que señala que “Tenemos un déficit investigativo enorme. Tenemos un problema con el Estado benefactor que está ausente, y eso lo empieza a ocupar el narco. Ellos le dan lo que el Estado no entrega. Y con eso generan lealtad que, al final, es una forma de protección. Entonces, esto no se resuelve sólo con la persecución penal. El Estado tiene que estar presente y salir a ganar territorio”.
Insistimos que la ciudadanía quiere seguridad, quiere efectividad en el trabajo policial y allí debiera estar el foco del debate político y técnico, lo cual debiera permitir salir del debate maniqueo en que está actualmente la sociedad chilena.