Los cansadores discursos del presidente, son insultantes, como los de algunos de sus ministros y ministras, quienes nos entregan recetas para comportarnos frente a una situación agobiante, indicaciones que surgen de la contemplación de la realidad en la cual viven ellos, palabrería que se radicaliza y se transforma en amenazas de guerra en la medida que la realidad que estamos viviendo y que paralizo la economía contradice sus intereses. Ciegos en sus comodidades y egoísmos, solo ven lo que tienen a su alrededor y cuando salen mas allá de su burbuja ,aparecen declaraciones mas insultantes aun, como las del Ministro de salud, quien recién ahora descubrió la pobreza y el hacinamiento en la que viven millones de compatriotas, después que de manera arrogante impuso medidas que solo han aumentado el riesgo de contagio y en particular para los mas pobres y vulnerables.
Se puede decir algo distinto de un Presidente y de un Ministro de Salud que de manera irresponsable llaman a la población a volver a sus trabajos en medio de la pandemia ( mes de abril) cuando no hay certeza de una estabilización mínima de los contagios en el país. O cuando llaman a respetar las medidas de cuarentena, necesarias por cierto pero, sin proveer de las ayudas sociales para los millones de chilenos que están obligados a salir a la calle en busca del sustento diario para sus familias.
Estos gobernantes saben, pero lo ocultan, que la situación de cesantía, de desamparo sanitario que están viviendo los chilenos y chilenas, las muertes que van en aumento, todo eso, no es por el Corona Virus, es el producto de la barbarie neoliberal que empobreció y transformó a Chile, en las ultimas décadas, en uno de los países mas desiguales del planeta. El Corona virus lo que ha hecho es poner en contexto las inequidades acumuladas en 40 años, provocadas por las elites económicas y políticas que durante todo ese periodo recurrieron a la dominación del capital en sus formas más brutales de explotación económica, de coerción político-estatal, la manipulación de conciencias, controlando los medios de comunicación social para llevar a cabo sus fines.
Piratearon y desmantelaron el Estado, es decir que por años utilizaron los recursos públicos con el cuento de “incentivar la economía” y estimular la inversión privada”, hasta transformarlo, al Estado, en una entelequia sin atribuciones y separado de los reales intereses del pueblo, de los chilenos y chilenas, transformándolo en un instrumento para el enriquecimiento de ese 1 % que hoy tiene el dominio de 30 % del PIB de Chile. Ese Estado, construido durante la dictadura, luego perfeccionado en treinta años de gobiernos “democráticos”, de la Concertación, resume hoy en sus acciones y ausencias los intereses de clase de quienes son los dueños del poder y aparecen las consecuencias de sus decisiones, las que arruinaron la salud pública en beneficio del enriquecimiento absolutamente irracional de los empresarios de la salud.
Pero este gobierno arrogante y totalmente alejado de la realidad en la que vive la mayoría de nuestros compatriotas, se aprovecha de la pandemia, para diseñar acciones en acuerdo con el interés permanente de la clase dominante que representa, protegiendo con recursos del Estado a la gran empresa, a los bancos, a las AFP. En estos últimos meses han entregado millones de dólares a los bancos, para mantener activo el circuito financiero, instalando al Estado como respaldo o aval para que estos, los bancos, quienes son el símbolo del abuso y la usura, entreguen prestamos y continúen endeudando a las personas que, hoy mas que nunca, necesitan recursos frescos, no endeudarse, para vivir o sostener sus emprendimientos.
Con el aura de buenas personas y sensibles al dolor ajeno, los grandes empresarios de la industria y el comercio son los otros beneficiados con el cuantioso aporte del gobierno para “proteger la economía”, quienes están aumentando, a costa de esta pandemia, sus ya cuantiosas fortunas, aprovechándose de la venta de alimentos, enseres, bienes y servicios al Estado. Así el gobierno continua adelante con su estrategia distractora, eludiendo el problema principal, entregando migajas paliativas que sin bien resuelven el hambre de unos pocos y por momentos, mantiene en el desamparo a la población, en condiciones de vulnerabilidad, a los mas pobres y a la clase media, a los miles de cesantes producto de la paralización del país.
El interés principal del gobierno, no es la protección de los millones de desempleados y desempleadas, los que están padeciendo la crueldad de un virus que ataca sin miramientos, su interés es repartir migajas al pueblo, para continuar administrando la marginalidad, la frustración y hoy, el hambre de miles de personas. Ni hablar del ridículo que hacen los funcionarios de gobierno cada vez que salen a repartir estas canastas con alimentos, en las poblaciones, desplegando grotescos shows publicitarios, cuyo objetivo es lavar la imagen de un gobierno desprestigiado.
Si este gobierno y las elites políticas, que le prestan ropa para esconder el rechazo de la mayoría de los chilenos y chilenas, tuvieran la real disposición de ayudar a sus compatriotas, hace rato que debieron hacer uso de los recursos fiscales para este fin y no para alimentar a los poderosos de siempre, a los que se enriquecen con los recursos de todos nosotros, los ministros, el presidente, los partidos que lo escoltan saben que Chile tiene recursos mas que suficientes para ir en ayuda hoy, ahora, de los que están sufriendo con esta Pandemia.
No necesitamos una “Chileton” ni otro show, ni nada parecido, lo que necesitamos son acciones efectivas, como por ejemplo, que los mas ricos, incluído el presidente de la República, paguen el 2,5 de impuestos a sus patrimonios para aportar a la recaudación de fondos del estado.
Por otra parte, ya es hora que los recursos que tiene el país en los Fondos Soberanos1 se usen para el bienestar de quienes contribuimos mayormente a su existencia y no como hasta ahora se ha hecho, para alimentar al sistema económico financiero y como una base de dinero fresco para la inversión de la gran empresa y los bancos. Chile hoy, tiene la capacidad económica para enfrentar esta situación de emergencia, tiene la capacidad económica de respaldo para endeudarse, el país dispone de fondos soberanos que fueron creados para contribuir a la estabilidad macroeconómica y para financiar situaciones de contingencia como la que estamos viviendo: Sin considerar los recursos acumulados en los Fondos de Reserva de Pensiones, solo el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) asciende a 13 mil millones de dólares.
Pero el objetivo del gobierno es otro, no es la urgencia del pobre ni del vulnerable, levanta la bandera de la pandemia para seguir en sus andanzas, ahora están detrás de alcanzar acuerdos políticos cupulares sin ninguna representación ni apoyo social, cuyo único fin es mantener y fortalecer el modelo económico generador de las desigualdades y los privilegios de las elites económicas y políticas que le apoyan. A esto apunta el “gran acuerdo nacional” que pretenden construir, con las mismas cúpulas que ya una vez se coludieron para desmovilizar, desprestigiar y reprimir la movilización social, están temerosos de un nuevo estallido social.
Para hacer frente a esta eventualidad, porque saben de la insatisfacción y de la rabia popular acumulada, están construyendo un escudo de protección legal y militar, saben que con el modelo económico y social actual, una economía concentrada en pocas manos y que maneja la política a su antojo, los síntomas de una crisis profunda y de las luchas sociales que hacen peligrar sus groseros privilegios son inevitables. Por ello este gobierno como los regímenes de Bolsonaro o de Trump, apelan a los militares, como lo han hecho siempre las clases dominantes, porque son el instrumento de salvaguardia de los intereses que representan.
Lo que si hay que reconocer es que estas estrategias se han modernizado, tienen una nueva forma, hoy no se trata de imponer un nuevo orden, sino que defenderlo y mantenerlo, militarizando la sociedad de manera oscura. Preparando una situación en la cual las fuerzas armadas no ocupan el primer plano de la escena política, no "gobiernan" directamente, sino que ejercen entre bastidores un control más o menos estrecho con o sobre los detentadores formales del poder.
En todo caso y contrario a lo que piensan estos estrategas del mal, hoy, no solo en Chile, sino que en todo el mundo, se ven protestas en contra de las consecuencias de la bestialidad neoliberal que hoy tiene en el desamparo parcial o total a millones de personas soportando y sobreviviendo a una crisis sanitaria violenta. Seres humanos de distintas nacionalidades que ven en la pandemia el riesgo cercano de perder la vida, abandonados a su suerte y, consientes de que la crisis económica que se avecina, nuevamente la pagaran ellos y ellas, los mas pobres y vulnerables, salen valientemente a la calle, a denunciar el abuso, la desigualdad y lo principal, a exigir sus derechos.
Hace unos años un profesor amigo, Manfred Max Neef escribía que: "La economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, y no hay ningún acusado, no hay ningún preso". Que vigente……