Oh I'm just counting

El neoliberalismo: un recetario desgastado. Por Luciano Valle Acevedo, Cientista Político

El neoliberalismo es una teoría general para un conjunto de políticas y las teorías asociadas a ella. Comenzó a implementarse en las décadas del 70-80 del siglo pasado argumentando que la crisis económica en que se encontraban los países occidentales se debía a un exceso de regulaciones estatales, a la fiscalidad sobre el capital y al poder de negociación de los sindicatos, principalmente luego de la II guerra mundial. 
 
Ante tal situación, el gasto social y los estados tenían que reducirse, debían privatizarse las empresas públicas, desregularse los mercados y reducir impuestos al capital y las ganancias. Todo esto en función de restaurar la plenitud de la competencia y los mercados libres para recuperar el dinamismo del capitalismo, atrofiados, según ellos, por las políticas keynesianas y el estado de bienestar.
 
Esta teoría se formula en base a supuestos errados, y con mucha deshonestidad intelectual, porque se propone en una fase del capitalismo que ya no es de mercados libres. Dichos supuestos han sido cuestionados por las más variadas corrientes de la economía política. En las condiciones del capitalismo monopólico las políticas neoliberales otorgan más libertades a las oligarquías nacionales y a las grandes corporaciones transnacionales como las del complejo militar industrial, tecnológicas, las farmacéuticas y medios de comunicación relacionados. 
 
Los resultados históricos en EEUU y Europa no avalan dichas políticas como socialmente exitosas, más bien evidencian retrocesos en relación a los avances alcanzados hasta los años 80 del siglo XX.
 
Thomas Piketty, en su libro, Breve Historia de la Desigualdad, analizando la evolución de la distribución en Europa y Estados Unidos, señala: 
 
“La parte del 10% más rico […de Europa] pasó del 52% de la renta total en 1910 al 25 por ciento en 1980, para situarse en el 36 por ciento en 2020. La del 50 por ciento más pobre pasó del 13 por ciento en 1910 al 24 por ciento en 1980, antes de volver a caer al 21 por ciento en 2020”.
 
“En Estados Unidos, la situación es aún más extrema: el 50 más pobre de la población apenas posee el 2 por ciento del total en 2020, frente al 72 por ciento del 10 por ciento más rico y el 26 por ciento de la clase media patrimonial.”
 
La desigualdad del ingreso ha aumentado desde los 80 como resultado de la desregulación económica y financiera, las políticas antisindicales, las fobias antiestatales y a la función pública. Las políticas neoliberales, antes que factores de crecimiento, solo han favorecido a las mayores carteras financieras y operado en contra de las y los trabajadores y los sectores más desposeídos. Un ejemplo claro es que el salario mínimo estadounidense ha caído de 11 dólares por hora en 1970 a 7,2 en 2020. 
 
En Chile, las candidaturas de las derechas, aun con matices, reiteran, las mismas ideas fuerza del neoliberalismo de los Reagan y Thatcher del siglo pasado.
 
Plantean la reducción de impuestos y salarios para aumentar la recaudación y la contratación, bajar el gasto público, sin precisiones confiables. Así, por ejemplo, proponen la eliminación de las contribuciones a los bienes raíces que favorece al 20% de mayores ingresos que son los afectos a dicho impuesto. Del mismo modo, anuncian la reducción de 6000 millones de dólares del gasto público en 18 meses, cuya factibilidad se demuestra, desde distintos enfoques económicos, como simplemente irrealizable.
 
Los debates nacionales sobre las mejoras en la productividad, la calificación laboral, la negociación ramal, las inversiones y estrategias en investigación, ciencia tecnología, mirando a largo plazo, así como aquellas relativas a la inversión, a la demanda, al aumento neto de las exportaciones, requieren de ecumenismo, seriedad y respeto por las audiencias. Por el contrario, las afirmaciones sentenciosas y autoritarias son propias de tiranuelos que piensan que sus afirmaciones no necesitan demostración.
 
Es relevante el análisis de las experiencias y resultados del neoliberalismo. De igual modo, es pertinente aclarar que las medidas en la economía se refieren al conjunto de la sociedad y no para ordenar las cuentas y ganancias de las oligarquías. Esa distorsión ya la conocimos durante la dictadura.