El gobernador metropolitano, Claudio Orrego, volvió a analizar este miércoles lo ocurrido anoche en el Estadio Nacional con el primer concierto de Daddy Yankee.
Según Carabineros, 4 mil personas ingresaron sin entradas al recinto de Ñuñoa, en medio de diversos incidentes que incluyeron agresiones a trabajadores. Junto con ello, dentro del estadio hubo personas que no respetaron las normas de seguridad y accedieron a zonas no permitidas.
Ante ello, el Gobierno criticó la gestión de la productora a cargo, Bizarro, y el subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, puso en duda la realización de los dos conciertos que quedan.
Desde la empresa organizadora, en tanto, replicaron que cumplieron con todas las medidas de seguridad y culparon a la “ola de violencia y delincuencia que han vivido últimamente los eventos masivos, incluso con la aparición de bandas organizadas que se dedican a la falsificación de entradas y coordinación de avalanchas en puertas”.
Orrego indicó este miércoles que “lo que vimos ayer es gravísimo e inaceptable”, ya que “un evento así requiere un dispositivo de seguridad dentro del estadio, por parte de la productora; y por fuera por parte de Carabineros, que ayer se vio absolutamente sobrepasado”.
La autoridad señaló que lo que se vio ayer en el Nacional “se parece más a un superclásico que un recital de John Denver”, por lo que propuso medidas equivalentes a un evento de ese tipo.
Por ejemplo, dijo que se deberían instalar diversos anillos de seguridad en los alrededores del estadio, para controlar antes a los asistentes con entrada y que el primer control no sea justo en el ingreso al recinto.
Si bien Orrego señaló que la responsabilidad principal es de la productora Bizarro, igualmente indicó que también hay una responsabilidad del Gobierno en lo ocurrido.
Luego, agregó que “junto con fiscalizar a la empresa, que eventualmente pudo haber cumplido todas las normas de seguridad, (el Gobierno) tiene que hacerse cargo de una situación que se desbordó. Cuando las cosas se desbordan, uno mira al Estado, sin perjuicio de las responsabilidades que en primera instancia le caben a la productora”.
“Ayer pudo haber muerto alguien. Si no se hace un nuevo plan de seguridad, el concierto debería suspenderse”, cerró.
“Hay que reconocer que el país ha cambiado, y que al final la seguridad de las personas es responsabilidad también del Gobierno”, dijo.