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Las excentricidades de Carlos III de Inglaterra: le planchan los cordones y le ponen la pasta de dientes al cepillo

El mundo saluda a un nuevo rey. Carlos III de Inglaterra toma las riendas de una monarquía a la que su madre, la reina Isabel II, se ha dedicado en cuerpo y alma durante 70 años.  El nuevo monarca, de 73 años, ya ha sido bautizado por muchos en redes sociales como 'Carlos, tintero' tras algún que otro incidente relacionados con tinteros en sus primeras apariciones como soberano. La presión a la que está sometido, la muerte de su madre y el fin de una larga espera, parecen haber pasado factura en algunos actos públicos, en los que se ha mostrado irritado por pequeños detalles del protocolo.

Hace solo unos días, el monarca perdía la paciencia cuando está firmando el libro de visitas del castillo de Hillsborough, sede oficial del Gobierno de Irlanda del Norte. "Por Dios, odio esta pluma", espeta Carlos III, tras mancharse la mano de tinta. Visiblemente airado, continúa expresando su frustración: "¡No puedo soportar esta maldita cosa! (...) ¡Lo hacen cada puñetera vez!", se queja mientras se limpia con un pañuelo.

El enfado de Carlos III había empezado unos segundos antes, cuando se da cuenta de que ha firmado con una fecha equivocada. Exasperado, el monarca abandona la sala sin esperar a Camila, reina consorte, que todavía debe estampar su rúbrica en el documento.

Las actitudes del marido de Camila están dejando entrever un carácter irascible y autoritario, plagado de excentricidades y manías que ya en 2015 relató el que fuera mayordomo de la Princesa Diana, Paul Burrell, en el documental de Amazon 'Serving the Royals: Inside the Firm'.

Nacido en el seno de una de las monarquías más potentes del planeta, Carlos ha estado rodeado de un ejército de cuidadores cuyo uno cometido era ocuparse y preocuparse del bienestar del que pronto sería apodado como el 'príncipe mimado', ya que según cuentan los que 'sufrieron' sus manías, no sabía hacer nada sin ayuda de su personal.

"Su pijama se plancha todas las mañanas, al igual que los cordones de sus zapatos. El tapón de la bañera tiene que estar en una posición determinada y la temperatura del agua tiene que ser simplemente tibia", una bañera que solo podía llenarse "hasta la mitad" relató Burrell sobre Carlos III. Asegura, además, que nunca manipula él mismo la pasta de dientes: sus ayudantes tienen que poner en su cepillo un total de 2,5 centímetros de pasta dentífrica en su cepillo.

Según explicó Burrell, el ahora rey está acostumbrado a que el personal que trabaja para él realicen las tareas más estúpidas. En una ocasión Carlos le pidió que recogiera un papel de la papelera: "Me llamó desde su biblioteca y me dijo: 'Oh, Paul, una carta de la Reina parece haber caído en mi papelera, ¿la recogerías? Tuve que agacharme en la papelera y sacar la carta y volver a ponerla en su escritorio", contó.

No han sido pocas las voces que han señalado que el nuevo monarca podría padecer TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y que muchas de las manías que han llenado líneas en medios de todo el mundo podrían venir de su estancia en un estricto internado escocés en el que estudió, en el que fue educado con una férrea disciplina.

Al monarca no le gusta pasar largos ratos en sitios cerrados y acostumbra a ventilar y mantener las ventanas abiertas independientemente del tiempo que haga fuera. Julian Payne, el que fuera su secretario de comunicación así lo asegura en una crónica publicada por The Times, en la que hace un retrato algo más amable de Carlos III. "Puedo recordar más de una ocasión en la que pensé que podría haberme congelado mientras intentaba escribir con una mano que ya no podía sentir", explica. Payne relata además que el hijo de Isabel II no almuerza, detesta el derroche y manda guardar los restos de la merienda para tomarlos al día siguiente.

Con el dormitorio a cuestas
Al parecer, el monarca no viaja a ningún sitio sin su cuarto y es que según cuentan las personas que han trabajado para él, las mayores excentricidades se dan cuando llega la hora de viajar. Según explica Tina Brown en 'The Palace Papers: Inside the House of Windsor', libro que verá la luz el próximo mes de octubre, Carlos III ordena enviar su cama ortopédica, sus muebles e incluso fotos y  adornos un día antes de partir. Pero no es todo, en ocasiones el que fuera Príncipe de Gales ha viajado con su propio inodoro y su papel higiénico de la marca Kleenex Velvet.

El chef Darren McGrady, trabajador de la Casa Real, también ha compartido detalles de la rutina del monarca. McGrady asegura que Carlos III pide siempre dos ciruelas en su desayuno, aunque solo toma una. "La instrucción era colocar dos ciruelas y un poco de zumo. Le mandaba dos ciruelas y él dejaba una para que volviera a mis manos y yo la devolviera al frasco. Una mañana pensé en ponerle solo una. La envié al comedor, me mandó a llamar y me preguntó: ‘¿Tienes dos, por favor?’. Así que tuve que seguir enviándole dos cada mañana y me devolvía una”, explicó el chef. Otra fuente real relató a MyLondon que al final de las comidas siempre pide queso y galletas, calentadas a una cierta temperatura.

Los fiascos en protocolo dejan ver la cara más desagradable (y de sobra conocida) del nuevo monarca que afronta ahora la etapa más importante de su vida bajo su ya tradicional 'God save the king'.