Oh I'm just counting

Recuperar la centroizquierda para transformar la Realidad de Chile. Por Camila Musante, Jefa de Bancada Diputadas y Diputados PPD-Independientes

La política chilena atraviesa un momento de estancamiento. En lugar de avanzar hacia soluciones concretas para las necesidades de la gente, la polarización ha transformado el debate público en una arena de conflictos estériles. Este fenómeno, exacerbado por las redes sociales y los incentivos de sus algoritmos, ha despojado a la política de su capacidad transformadora, priorizando el ruido sobre el contenido.

Para la centroizquierda, históricamente motor de justicia social y equidad, esta dinámica supone un desafío urgente. ¿Cómo reconstruir su rol como un espacio de propuestas coherentes, pragmáticas y efectivas? ¿Cómo responder a las demandas ciudadanas sin ceder al populismo o la confrontación superficial? El camino comienza con un replanteamiento de sus fundamentos y su práctica política.

Diagnóstico: La Trinchera Digital y la Crisis de la Política

Las redes sociales, concebidas como un espacio para democratizar la comunicación, se han convertido en un terreno que premia la agresividad. La viralidad se mide en likes y compartidos, no en profundidad o rigor. Esta lógica ha empujado a los políticos a adoptar posturas cada vez más extremas para no perder relevancia en el debate público.

En este contexto, la centroizquierda ha quedado atrapada entre dos frentes: resistir la polarización o caer en ella para competir. Sin embargo, este dilema ha generado una desconexión peligrosa con las prioridades reales de la ciudadanía: acceso a salud, educación, pensiones dignas y seguridad. En lugar de construir respuestas efectivas, el foco se ha desviado hacia discursos diseñados para impactar en las redes, no para resolver problemas estructurales.

El costo de esta dinámica es alto. La confianza en las instituciones está en mínimos históricos, la desafección política crece, y los discursos populistas ganan terreno. Chile enfrenta una crisis de representación que amenaza con perpetuar un sistema incapaz de responder a las demandas ciudadanas.

La Oportunidad de la Centroizquierda: Una Política Transformadora.

La centroizquierda debe asumir un rol protagónico en la reconstrucción del sistema político chileno. Esto requiere un giro estratégico que priorice la transformación real sobre el espectáculo. A continuación, se desarrollan cuatro ejes clave para liderar este cambio:

1.  Reconstrucción del Debate Político: Más Propuestas, Menos Polarización.

La centroizquierda debe convertirse en un espacio de propuestas claras y aplicables. Esto implica diagnosticar con rigor los problemas del país y diseñar políticas públicas que aborden cuestiones como la desigualdad estructural, la precariedad laboral y la crisis de salud.

Por ejemplo, en lugar de discursos vacíos sobre “justicia social”, es esencial proponer reformas específicas al sistema de pensiones, fortalecer el sistema de salud público y mejorar la calidad educativa. Estas propuestas deben basarse en datos y evidencias, no en consignas.

2.  Política para la Gente, No para las Redes Sociales:

El éxito de la centroizquierda no debe medirse en likes o retuits, sino en mejoras tangibles en la vida de las personas. Esto exige un cambio cultural dentro de la política: priorizar el trabajo legislativo, el diseño de políticas públicas y el diálogo con la ciudadanía sobre el impacto mediático.

La desconexión entre la política y la ciudadanía no se resolverá con estrategias digitales, sino con una presencia constante en los territorios, escuchando y resolviendo problemas concretos.

3.  Acuerdos Constructivos y Desacuerdos Responsables:

En un sistema democrático, los acuerdos no son sinónimo de rendición, sino de madurez política. La centroizquierda debe liderar la construcción de consensos en áreas clave, como el cambio climático, la descentralización y el fortalecimiento de la seguridad social.

A su vez, cuando existan desacuerdos, es crucial que sean responsables: basados en propuestas alternativas claras y alejados de la mera crítica destructiva. La ciudadanía necesita ver que las diferencias no paralizan el avance, sino que enriquecen el debate.

4.  Recuperar la Confianza en las Instituciones:

La confianza en las instituciones no se recupera con discursos, sino con resultados. La centroizquierda debe demostrar que es capaz de gobernar con eficacia, transparencia y probidad. Esto implica implementar sistemas de rendición de cuentas y garantizar que las políticas públicas tengan un impacto visible en la calidad de vida de la gente.

Conclusión: Un Proyecto de Futuro para Chile.

Recuperar la centroizquierda no es solo una estrategia electoral, es una necesidad para garantizar la estabilidad democrática y el bienestar del país. Chile necesita una política que no esté al servicio de los algoritmos, sino de las personas.

La centroizquierda tiene una oportunidad histórica de liderar este cambio, volviendo a ser la fuerza que construye, dialoga y transforma. Solo con un compromiso real con la justicia social, la igualdad y la democracia, podremos enfrentar los desafíos del siglo XXI y construir un Chile más justo y equitativo.