Uno de los rubros más perjudicados en Chile y el mundo a raíz de la pandemia por el coronavirus han sido los restaurantes.
Un local típico de Santiago y que ha tenido muchos inconvenientes en el último tiempo es el Liguria. Venían muy golpeados por el estallido social, incluso en noviembre cerraron su local en Lastarria, y se mantuvieron en Providencia, donde las ventas bajaron un 50%.
Desde el 18 de marzo, el Liguria tiene todos sus locales cerrados por la pandemia y se tuvieron que acoger a la Ley de Protección del Empleo para proteger a sus trabajadores.
Su dueño, Marcelo Cicali, explica que el principal problema que están teniendo actualmente es que los bancos les han negado los créditos Fogape para poder subsistir económicamente.
Otro sector muy complicado es el Barrio Bellavista, un punto neurálgico de la bohemia santiaguina que genera ventas de 100 mil millones de pesos al año. También venían a media máquina desde el estallido social, con 50% menos de ventas y la mitad de los empleos perdidos.
Actualmente, unos pocos restaurantes se encuentran abiertos en la modalidad de delivery, ya que no todos resisten ese funcionamiento, y el resto está absolutamente cerrado.
Gabriel Gurovich, miembro de la asociación gremial de locatarios en el Barrio Bellavista, planteó su inquietud por el momento crítico que vive el barrio, ya que los bancos también les han negado los créditos Fogape.
Los locatarios de Bellavista temen que, incluso si pueden volver a abrir en septiembre u octubre, las condiciones sanitarias para hacerlo -como, por ejemplo, funcionar a un 40% de la capacidad del local- serían tan limitantes que de igual forma seguirán yéndose a pérdida.