Oh I'm just counting

Se conocieron los últimos deseos de la fallecida reina Isabel II y que no se cumplieron

El pasado 8 de septiembre el mundo quedó sorpendido por la inesperada muerte de la reina Isabel II. A sus 96 años, la monarca no había caido en cama y apenas dos días antes de su muerte atendió reuniones, por eso su longevidad era envidiada.

Justamente por esa larga vida es que la reina pudo planificar muchos eventos importantes incluido su propio fallecimiento, no sin antes dejar peticiones específicas que fueron casi todas cumplidas.

Isabel II había dejado muchos detalles arreglados, entre ellos que le colocaran lirios blancos sobre su ataúd. Pero, aparte de la gran cantidad de deseos, hubo uno que no se obedeció.

Por el conflicto entre Rusia y Ucrania se omitió la instrucción de Isabel II de que el coro de la ceremonia luctuosa cantara “Russian Konkation of the Departed”.

Este pequeño detalle buscó no entrar en polémicas innecesarias ya que es posible que la reina hubiese dejado ese pedido muchos años antes de que comenzara el conflicto armado.

Otro deseo no cumplido es que fuera enterrada junto a sus padres. Por el contrario, se dejó al lado de su esposo el Duque de Edimburgo recién fallecido.

Quería la unión familiar

No cabe duda de que la familia de Isabel II ha sido bastante polémica y muy propensa a los escándalos, es por ello que la monarca ya en el ocaso de su vida quería generar ocasiones para el reencuentro y la unión familiar.

Precisa El Heraldo de EEUU que ella quería enmendar algunas fracturas que se hicieron públicas como la separación del príncipe Harry y de su esposa afroestadounidense Meghan Markle de las obligaciones reales.

Sin embargo los duques de Sussex montaron tienda aparte y se han mantenido distantes incluso rechazaron una invitación reciente a pasar vacaciones con la reina en Balmoral.

Tal parece que la reina quería pasar la página en la que ellos acusaron a la familia de racista por estar preocupados por el color de piel de su primogénito Archie.

Lamentablemente, fue el funeral de la monarca la ocasión en la que volvió a reunirse la familia, pero ya sin ella. Por lo visto, las tensiones entre los hermanos y sus esposas parecen seguir en el ojo público, ya que no hubo gestos cálidos ni complicidad entre ellos, tampoco en el propio heredero a la corona el rey Carlos III que hasta dejó ver arranques de rabia y de mal humor.

A pesar de ello la reina Isabel estaba decidida a querer la sucesión natural y dejarle el trono a Carlos, ya de 73 años y a su esposa Camila.

“Es mi sincero deseo que, cuando llegue ese momento, Camila sea conocida como reina consorte mientras continúa con su leal servicio”, dijo Isabel II a principios de este año. Este deseo sí se cumplió.