Ya hemos conocido las primeras encuestas post primarias legales de cara a la primera vuelta presidencial y la derecha a través de dos candidaturas (Sebastián Sichel y José Antonio Kast) muestra una importante influencia de cara a las definiciones presidenciales.
Sichel -que dio la sorpresa en la primaria legal al ganar a Lavín- muestra una intención de voto de alrededor del 20%, con fuerte apoyo en los votantes ABC1 donde alcanza casi un 40% de intención de voto, sorprende con importante adhesión en los votantes de ingresos medios –C2 y C3- y desde el punto de vista etario presenta importante apoyo entre los votantes de 30 a 50 años.
Estos datos han dado un respiro al segundo piso de la Moneda ya que su operación política de apoyar a Sichel funcionó –aliado con los poderes fácticos empresariales- y en noviembre habrá una candidatura como la de Sichel que es la continuidad de Piñera.
En la élite existe claridad –no así en el electorado- que Sichel es ”el candidato de los empresarios que no quieren perder privilegios” como lo sostuvo Matthei en enero pasado. Junto a Sichel están operadores del gran empresariado, algunos ligados a SQM y la Confederación de empresarios quienes están poniendo grandes recursos económicos en la campaña y el amplio abanico de medios de comunicación escritos, televisivos y radiales al servicio de la campaña de Sichel y por esa vía nos enteramos de sus escuderos políticos (Chadwick, Allamand).
Claramente detrás de la candidatura de Sichel está el piñerismo y la derecha economicista que defenderá el mercado, el status quo, el emprendimiento individual, los grandes proyectos de inversión que no deben tener cortapisas y una permanente crítica al Estado para deje hacer la pega a los privados que nos devolverán el progreso perdido.
Incluso ya Sichel señaló en materia de tributos que él “no cree conveniente subir los impuestos a las personas ni a la renta” o sea con Sichel no habrá mayor carga tributaria para los super millonarios (que lo apoyan a él) ni tampoco las mineras pagarán más royalty minero para impulsar por ejemplo la minería verde. Con Sichel solo se subirán los impuestos a los alimentos azucarados y capaz que en algunas semanas más plantee que subirá el IVA.
O sea la posibilidad de construir un Chile más inclusivo con pensiones dignas, con educación y salud pública de calidad, con más recursos para las regiones no se obtiene por la vía de Sichel que no subirá la carga tributaria al 1% de mayores ingresos del país.
O sea, con Sichel tendremos más Piñera y más derecha conservadora y economicista, pero con un candidato que se pone al servicio de los grandes empresarios y hablándonos de una historia de vida de esfuerzo que a estas alturas no sabemos si es real o es una ficción para ganar votos.
Sichel es la última chance para la derecha económica de tener apoyo social y probablemente se tendrá un fuerte bombardeo comunicacional desde los medios de comunicación controlados por empresariado sobre su supuesta vida meritocrática, sobre sus tatuajes etc, etc, pero la oposición, en especial la de centroizquierda –cuando tenga candidata el 21 de agosto- deberá abocarse a instalar un dique en el electorado menor de 45 años, en los de ingresos medios y sectores vulnerables de que Sebastián Sichel es lo mismo que Sebastián Piñera, es decir un gobierno que privilegiará al empresariado, que mantendrá los privilegios sociales y que no habrán transformaciones sociales que apunten a reconstruir un Chile más digno, más inclusivo y que progresa para todos/as.
No se pierdan Sebastián Sichel es lo mismo que Sebastián Piñera. Es la derecha conservadora gobernando a favor de sus privilegios y sus negocios. Pero parece que la ciudadanía aún no lo tiene claro, es hora de hacer pedagogía política democrática en la sociedad y no seguir con las peleas políticas que solo le interesa a una minoría militante partidaria.