EL AGITADO INICIO DEL AÑO 2024
Un inicio de 2024 muy agitado marcó esta primera semana que partió con la nueva estrepitosa derrota política de la ultraderecha en la pésima acusación constitucional presentada contra ministro Carlos Montes, que no fue capaz de pasar la admisibilidad jurídica previa ya que era un escrito plagado de errores jurídicos como destacó el abogado Pablo Ruiz Tagle.
En el plebiscito del 17/D la ultraderecha también sufrió una fuerte derrota política que unida a esta fallida acusación, revela que hay una mayoría social y política que no está dispuesta a respaldar políticas polarizantes, divisionistas y débiles que promueven los Republicanos ultraderechistas. La pregunta es si estos errores de José Antonio Kast y su equipo serán aprovechados por la otra derecha para plantear un liderazgo más dialogante y constructor de acuerdos transversales, pareciera que esa inquietud sigue sin respuesta política ya que RN/UDI siguen negándose a dialogar y concordar una reforma al sistema de pensiones que apunte a incrementar las miserables pensiones que dan las AFP’s ($300.000 mensuales para las mujeres y $450.000 mensuales para los hombres).
Estos traspiés derechistas han sido seguidos por los nuevos errores del gobierno. Se inició el año con nuevos signos de la crisis educativa, donde los resultados de la prueba PAES muestran signos de una preocupante decadencia de la educación pública, con caídas significativas de los Liceos Emblemáticos como Instituto Nacional, Liceo 1 de Niñas etc; si se revisa el decil de los mejores puntajes 2015-2023 se observa que se incrementa el número de alumnos de colegios privados, se mantiene el de colegios particulares subvencionados y disminuye en 14% los alumnos provenientes de colegios públicos o sea la élite política y social se vuelve “más cuica” y menos plural que en los años 90 y 2000.
La masificación de la educación superior tiene solo a un 17% de alumnos provenientes de colegios públicos en el quintil de los mejores puntajes y trayectorias, esa crisis de la educación pública debe ser remediada, pero ello requiere que la autoridad ministerial este consciente de esta crisis, cuestión que no ocurre con ministro Cataldo, quién señala que estamos viviendo los efectos de la democratización del acceso y no percibe los sesgos en favor de los colegios privados, un Chile más cuico; lo que afecta la meta de tener “ un Chile diverso e inclusivo” como reclama muchos sectores el ex alcalde Lavín.
Autoridades que viven en realidades paralelas -como ocurre en MINEDUC-, también se ve con el tema de la transparencia y el registro de las reuniones de ministros de Estado con empresarios en departamentos de lobistas como denunció CIPER.
Es muy grave que ministro Grau señale que a su juicio “no está obligado a registrar esas reuniones por ley de lobby”, más grave es que Presidente de la República respalde esa opacidad y que además, sepamos por presidente de Consejo de Transparencia que gobierno presentó indicaciones para “eliminar” los registros de las audiencias de las autoridades.
Cuando la sociedad chilena exige más transparencia, conocer de las reuniones de los Ministros con los lobistas y agrupaciones empresariales y otros actores sociales, empezamos a conocer que se quiere legislar para retroceder en transparencia.
También es grave que Gobierno no envíe a tramitación legislativa los nombres de los 2 reemplazantes de los consejeros del Consejo de Transparencia que culminaron su período con lo cual en la práctica se paralizará al órgano dedicado a promover la transparencia.
Otro retroceso fue “la funa a la prensa” que ocurrió este viernes en la Moneda en la conferencia de prensa que dio el presidente Boric donde se funó al periodista de Mega que requería un pronunciamiento presidencial.
Funar a la prensa en la Moneda, respaldar la opacidad de los ministros al no informar sus reuniones con lobistas, no tramitar reemplazos en Consejo de Transparencia, impedir que se conozca la información desagregada de los resultados PAES son malas señales políticas de un Gobierno que debe permanentemente cuidar el buen funcionamiento de la democracia.