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“Ya hay mucha mariconería”: Medios italianos reportan polémica frase del papa Francisco para referirse a homosexuales

En esta jornada, el papa Francisco expresó que “ya había mucha mariconería” para defender la posición de no admitir a homosexuales en los seminarios en la reunión a puerta cerrada en la asamblea de la Conferencia Episcopal Italiana, según informan algunos medios italianos.

Medios italianos como Corriere della Sera y Repubblica confirmaron con algunos obispos presentes que el papa habría usado la palabra despectiva ‘frocciagine’ (mariconería) durante una reunión.

En el encuentro se discutió si se debía admitir en los seminarios a candidatos homosexuales y en ese caso cuáles serían las medidas. El papa, aunque reiteró como siempre la necesidad de acoger a todos, se mostró muy rígido al respecto, reiterando y rechazando la admisión de estas personas, como ya lo ha reiterado en varias ocasiones la Iglesia.

El diario La Repubblica cita varias fuentes anónimas que concuerdan en la versión de que el papa bromeando dijo que “ya había mucha mariconada” en los seminarios.

Corriere della Sera explica que, según los presentes consultados, “más que vergüenza, la frase fue recibida con algunas risas incrédulas” y que “era evidente que el papa no era consciente de lo ofensiva que resulta esa palabra en italiano”.

Bajo ese contexto, el papa habló nuevamente sobre la posición de la Iglesia con una instrucción del dicasterio del Clero que en 2005, con Benedicto XVI, y confirmada en 2016 con Francisco establecía que “la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario y en las Sagradas Órdenes a quienes practican la homosexualidad, tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay”.

En noviembre, en la asamblea de Asís, los obispos italianos aprobaron un texto para regular la admisión a los seminarios, la “Ratioformationis sacerdotalis” -que aún no ha sido publicado porque se espera la luz verde de la Santa Sede- en la que se incluye una enmienda que mantenía la distinción entre orientación homosexual simple y las llamadas “tendencias profundamente arraigadas”, es decir, que un homosexual puede ser admitido siempre que dé garantías, como un heterosexual, de saber cómo mantener la disciplina del celibato.

Sin embargo, según estas reconstrucciones, el papa habría rechazado esta posibilidad de que los homosexuales no deberían ser admitidos en los seminarios sin matices.